Jueves, 25 de abril de 2024

Jesús Fichamba, el ídolo musical que empezó como boxeador

Autor:

Redacción Primicias

Actualizada:

27 Abr 2021 - 0:05

La muerte del cantante Jesús Fichamba fue sentida con mucha fuerza por quienes crecieron en los años 80 y fueron testigos de cómo un indígena ganaba un premio musical muy importante, en nombre del país.

Jesús Fichamba logró uno de esos momentos de unidad y felicidad en el país antes de que el fútbol lo consiguiera.

Autor: Redacción Primicias

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27 Abr 2021 - 0:05

Jesús Fichamba logró uno de esos momentos de unidad y felicidad en el país antes de que el fútbol lo consiguiera. - Foto: PRIMICIAS

La muerte del cantante Jesús Fichamba fue sentida con mucha fuerza por quienes crecieron en los años 80 y fueron testigos de cómo un indígena ganaba un premio musical muy importante, en nombre del país.

Jesús Humberto Fichamba Vásquez nació el 7 de febrero de 1947 en Peguche, una parroquia de Otavalo. Si bien la música estaba con él, lo primero que lo movió fue el boxeo.

Llegó a tener 38 peleas. Una de ellas en Ambato, en la que ganó por 'knock out'. Tuvo un accidente de tránsito al regreso, que le significó un problema en la columna, lo que, en teoría, marcaría su retiro del deporte.

Pero no fue así. Una vez recuperado aceptó una pelea más, porque esa era la forma en la que había contemplado llevar su vida. Y claro, la ganó.

Pero alguien que supo que a Fichamba le gustaba y podía cantar. Así que pusieron en el ring a dos guitarristas y a un arpista. Y él, con su atuendo de boxeador, se puso a cantar.

Era 1969 cuando su carrera musical inició profesionalmente.

El Festival OTI, un punto de inflexión

Está de lado. Canta la nota final de La Niña, la Pinta y la Santa María. Con la mano izquierda sostiene el micrófono. La derecha está levantada para darle un efecto dramático al gesto. La nota es larga, la mantiene. Es alta, la voz tiene más intensidad. Porque la canción termina arriba.

Jesús Fichamba cantaba como un trueno. En una época donde se cantaba sin trucos y con mínima tecnología.

El video está en YouTube. Es su participación en la edición 14 del Festival de la Canción OTI. Es el 21 de septiembre de 1985, es el Teatro Lope de Vega, en Sevilla, España.

Cuando termina todo, lo aplauden. Se escuchan vítores en la grabación. Él está sonriente, se acerca al pedestal y deja el micrófono.

Más allá de un video de archivo hay cosas que se quedan grabadas, sobre todo para quienes crecieron en los años 80. Para quienes todavía sienten la emoción de ese momento cada vez que lo recuerdan.

Jesús Fichamba detuvo el tiempo en España aquella vez. Y consiguió un orgullo en el país que pocas veces se había sentido antes de ese momento.

Porque si bien quedó en segundo lugar en el certamen, en todos lados se habló de que le habían robado el triunfo. Artículos de medios españoles y ecuatorianos decían lo mismo, casi en sincronía.

Se sostuvo que el jurado calificador prefirió darle el triunfo a la mexicana Eugenia León, que participó con la canción El fandando aquí, por un gesto de empatía. Porque dos días antes del certamen sucedió el terremoto de México, con una magnitud de 8,1 grados en la escala de Richter, que destruyó gran parte de la capital mexicana.

Ese día, cuando la leyenda española Paloma San Basilio anuncia a los ganadores, apenas León sale nuevamente al escenario, con una consternación evidente en su rostro, se acerca a Jesús Fichamba y lo abraza con fuerza.

Con ese abrazo se zanja la historia. Ella reconoce que gana, pero sabe quién es el verdadero ganador.

Un ganador que este 26 de abril de 2021 falleció por Covid-19.

El artista y empresario

Jesús Fichamba pasó 14 años de su vida buscando la oportunidad para grabar un disco de 45, como se conocía entonces a los discos sencillos. Le daban largas, que vuelva otro día, que la próxima semana.

El indígena que cantaba y que tenía una voz poderosa, profunda, histriónica. La persona que siempre debió vencer al racismo y que, de cierta forma lo consiguió en su caso. "Siempre lo hubo y siempre lo habrá", dijo en una entrevista hablando de este tema.

En 1983 lanzó su primera producción, Fichamba Internacional. En la que versionaba canciones de grandes de la música en ese momento, como Rafael, Camilo Sesto, José José, entre otros.

1985 no solo fue el año de La Pinta, la Niña y la Santa María y de la experiencia de la OTI. También fue el momento de su segunda producción, Soñando. Su imagen en la portada, poderoso y firme. Ese disco de un indígena que formó parte de la colección de vinilos de varias familias de clase media del Ecuador.

La música siguió estando ahí, así como las distintas producciones. Los shows siempre sucedieron, así como estadías en varias ciudades del país, y en el extranjero; especialmente en España, en Palma de Mallorca, donde residió varios años.

Tuvo varios negocios por fuera de la música. Fue vendedor de zapatos y hasta dueño de un cybercafé en España.

Fue padre cuatro veces. Sus hijas estuvieron pendientes de su salud este último mes, cuando se contagió de Covid-19. Así como muchas personas, que en redes sociales daban mensajes de apoyo al cantante.

Porque había algo muy familiar en él. Algo que es parte de la historia o de esa conciencia popular ecuatoriana que toca a todo el mundo. Jesús Fichamba fue el indígena que se enfrentó a una sociedad que en algún punto le pidió que se cortara la trenza para cantar.

También fue el hombre que cantó una canción en la que la voz del indio habla de cadenas en su alma, de que de tantos que fueron ahora quedan pocos. Y, al mismo tiempo, celebró la llegada española a América. Una especie de aceptación natural del mestizaje.

Y se puso un poncho, cuando todos usaban trajes. El indígena, de pronto, era sinónimo de Ecuador y eso nunca se olvida. La tecnología no va a permitir que eso se olvide.