Viernes, 19 de abril de 2024

'Nuestra parte de la noche': el horror no es un género menor

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

13 Jun 2020 - 22:15

"Nuestra parte de la noche", casi 700 páginas que no se pueden soltar.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

13 Jun 2020 - 22:15

"Nuestra parte de la noche", casi 700 páginas que no se pueden soltar. - Foto: Diego Corrales / PRIMICIAS

Con este libro, Premio Herralde de novela de 2019, Mariana Enríquez crea una obra donde el terror sobrenatural no le debe nada a la realidad.

Lo que ha hecho Mariana Enríquez (Argentina, 1973) es lanzar un ladrillazo perfecto a la cara del lector. En sentido figurado, desde luego.

Y eso no supone una reseña negativa ante lo que ella consigue con Nuestra parte de la noche. Es todo lo contrario, porque con una extensión de casi 700 páginas y una estructura que parece cosida sin dejar nada afuera, el impacto que provoca es único y duradero.

Quién no quisiera que toda la literatura fuera así, siempre.

La metáfora continúa. Porque en términos prácticos un ladrillazo a la cara no se ve venir, solo llega.

Y para quienes no están acostumbrados a tener en el horror su espacio de lectura o de sosiego, la capacidad que tiene Enríquez para hacer que avance la acción y que quede la certeza de que se está ante buena literatura, el ladrillazo es mayor.

Para quienes conocen la obra de Enríquez y los universos que cuenta, con esta novela la experiencia es de una totalidad que se agradece.

Mariana Enríquez sabe cómo mezclar con precisión -como pocas y pocos autores- un terror de carácter sobrenatural con el horror que produce la realidad, los hechos históricos y los dolores generados por el ser humano.

El horror es cercano, el horror está aquí.

Mariana Enríquez, entrevistada por Cristina Mucci, habla sobre "Nuestra parte de noche"

La paternidad y el mundo exterior

Muchos de los tópicos que Enríquez usa en Nuestra parte de la noche son constantes en el género del horror. Y en ese sentido, la naturaleza humana se vuelve el objeto de estudio para esta historia.

Juan debe escapar con su hijo Gaspar, recorrer Argentina, salvarlo. Porque una sociedad secreta, la Orden, necesita del chico, por sus poderes como medium. Y Juan quiero salvarlo de eso. Igual quería su esposa, pero ella ha muerto, en circunstancias poco claras.

Ir hasta la frontera, salvar al hijo, protegerlo. La paternidad es el tema de absoluta potencia en el libro, que en ese nivel parece tener muchas deudas con la obra de Stephen King.

Está también el elemento sobrenatural para alcanzar un tipo de ventaja. Otro componente del horror.

La Orden quiere a Gaspar, para acercarse a la Oscuridad -por medio de rituales terribles-. Y en este punto, Enríquez se acerca a Clive Barker y a lo que Pascal Laugier consigue en su fulminante filme Martyrs.

Mientras la historia avanza, va de personaje en personaje, de situación tras situación, queda claro que el tema central de esta novela -así como de todo relato en esta clave- es la lucha del bien contra el mal.

En la versión de Enríquez, esta lucha, cualquier sea su resultado, va a ser una pérdida. Porque hasta para hacer algo bueno hay que hacer daño. Porque la maldad que se encuentra se nutre de más maldad -la dictadura argentina es también parte de este horror, la política, en sí-.

Y en el fondo, cualquier cierre será un tema de decisión. Para el lector, esto llega pronto, cuando en las primeras páginas sabe que no podrá dejar el libro.

Que deberá seguir hasta terminarlo.

Eso es saber contar historias y Mariana Enríquez siempre lo ha sabido hacer.

Presentación de "Nuestra parte de la noche", en Librería Gigamesh, en Barcelona

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