Jueves, 25 de abril de 2024

Queremos tanto a Meryl: sus 10 mejores interpretaciones

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

25 Jun 2019 - 0:03

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

25 Jun 2019 - 0:03

Meryl Streep en una de las convenciones del partido Demócrata, en 2016. - Foto: Reuters

La galardonada actriz cumplió este fin de semana 70 años. Más allá de la celebración, esta es la oportunidad para hacer un recuento de sus cinco mejores y más impactantes roles, deentro de una carrera que empezó en 1978 y que le ha valido 21 nominaciones al premio Óscar.

No se puede decir que es la gran estrella del mundo del cine. Esto, porque Meryl Streep ya supera el estrellato. Está por encima de todos. Y lo ha conseguido con talento y en función de una carrera en la que se ha arriesgado a hacer de todo: drama, comedia, fantasía, musicales, personajes basados en personas reales… siempre con un compromiso con lo que se debe contar, sin extralimitarse en sus roles, dando lo que se debe dar, con la precisión de una cirujana.

Para la actriz Alejandra Coral (fanática empedernida del trabajo de Streep) hay una explicación muy clara —y una escena favorita— que refleja por qué ella es única en el terreno de la actuación.

Más allá de este criterio, aquí va una lista de sus 10 mejores interpretaciones y una cordial invitación a acercarse a cualquiera de ellas, para una lección sobre actuación.


 

  • Florence Foster Jenkins

    Del 2016, el filme dirigido por Stephen Frears es un deleite para todo fanático de Streep, sobre todo porque consigue arrancar carcajadas en el espectador, así como mostrar tal nivel de vulnerabilidad que sentimos cariño por esa mujer de alta sociedad en los años 40 que, sin tener ningún tipo de talento, decide ser cantante lírica. Es un relato en función del nuevo traje del emperador; sin embargo, aquí no hay moraleja. Solo una mujer dolida y destrozada que encuentra en el canto esa posibilidad de sosiego.

  • Esta comedia de 1992, dirigida por Robert Zemeckis, regaló por primera vez a otro tipo de Meryl Streep: un rol distinto a lo que venía haciendo y un deleite de ver, sobre todo por el manejo de ese humor físico que nadie sabía que estaba en ella. La gran escena es cuando la vemos caminar de espaldas, ya que su cabeza está dada la vuelta (sí, tanto su personaje como el de Goldie Hawn, no pueden morir). Gran punto para ella y su Madeleine Ashton que va a permanecer para siempre en el imaginario de la cultura pop del mundo.

  • En su octava película, en 1982, Meryl Streep se roba todo, las lágrimas, el dolor, la empatía del mundo. Aquí ella es Sophie Zawistowski, una inmigrante polaca que vive en Brooklyn, en medio de una tormentosa relación con Nathan. Es el pasado de Sophie el que destroza, por lo que le tocó vivir durante la Segunda Guerra Mundial: en algún momento llega la escena flashback en la que ella es obligada a escoger entre uno de sus hijos, en la fila de ingreso al campo de concentración de Auschwitz. Ese momento es brutal y no en vano ella ganó su segundo Oscar por ese rol.

  • En esta locura de película de 2002, escrita por Charlie Kauffman y dirigida por Spike Jonze, Meryl Streep hace de la escritora Susan Orlean, una persona real. Pero en esta ocasión no hay nada de realidad en el personaje. Toda la historia juega con el asunto del “basado en hechos reales” y toma el libro El ladrón de orquídeas, de Orlean, para crear un relato absolutamente extremo y que termina en tragedia. La escena en la que ella empieza a sentir los efectos de una droga que consumió es poderosa.

  • En 1994, Meryl Streep fue heroína de acción. En esta película, dirigida por Curtis Hanson, su Gail Hartmann debe defender a su familia de un grupo de villanos -encabezados por Kevin Bacon-, mientras hacen rafting en un río de Idaho. Aquí hay trabajo físico fuerte y una sensación de pavor que obliga a Gail a intervenir. Si bien no se trata de considerar a esta una de sus mejores películas, era necesario ponerla en la lista porque una Meryl Streep que dispare y reparta lecciones es algo que siempre hay que considerar relevante.

  • Este no es un drama, es un "dramón", con dos actores que hacen que ver el filme sea un placer -dentro de lo que una expresión así lo permite-. Dustin Hoffman es Ted Kramer y Meryl Streep es su esposa, Joanna. Ella deja la escena pronto, abandonando a Ted y a su hijo Billy. La película es el desarrollo de la relación entre padre e hijo. Sin embargo, Joanna regresa a escena meses después y pide la custodia del niño. En retrospectiva, Streep muestra a una mujer víctima de la opresión de su matrimonio y del hombre, que intenta recomponerse y eso es complicado. La escena de la conversación en un restaurante con Hoffman es la evidencia brutal de esto, sobre todo porque esa violencia contenida que explota cuando Hoffman rompe la copa de vino -una acción que no estaba en el guion, ni había sido ensayada y que realmente afectó a Streep-. Por Joanna Kramer ganó su primer Oscar.

  • Era 1978 y era su primera vez en una película, en un rol que no sea de relleno. Este clásico del cine tiene en su cartel a Robert De Niro, Christopher Walken, John Savage y al gran John Cazale, en su último filme. Cazale y Streep eran pareja y ella lo acompañó en sus últimos meses de vida, mientras moría de cáncer y hacían este filme. Streep no es la figura central aquí, pero cuando aparece, como el eje de un triángulo amoroso entre los personajes de De Niro y Walken, eleva el nivel de la historia. La escena cuando Mike Vronsky (De Niro) regresa y se encuentra con Linda revela todo lo que ella, como actriz, es capaz de transmitir.

  • En 2006, Streep se puso en los zapatos -se supone- de Anna Wintour y se muestra como una fría y calculadora Miranda Priestly, la editora de la revista Runway, la publicación más llamativa en el mundo de la moda. Es villana, dura, distante. Poco a poco aparecen nuevas facetas que hacen que el personaje sea más agradable y se entienda esa necesidad de control que manifiesta. En el fondo hay cierta dulzura y buena onda en su Miranda, y Streep solo tiene que sonreír discretamente o girar un poco su cabeza para dejarlo de manifiesto.

  • The bridges of Madison County

    Clint Eastwood la dirigió en 1995 en esta película que adaptaba al cine la novela de Robert James Waller. Ella es Francesa Johnson, una italiana casada con un norteamericano y que tiene un amorío de cuatro días con un fotógrafo Robert Kincaid, por quien está a punto de dejar a su esposo e hijos, pero al final se decide por no hacerlo. Streep es coqueta, dolorosa y firme en una película que se sostiene por ella, sin duda. Una mujer que encuentra el amor que buscaba y la oportunidad de vivir lo que quería, pero se decide por mantener el rol que se esperaba de ella. Si alguien puede hacer llorar a la galaxia entera, es Meryl Streep.

  • Su tercer Oscar, esta vez por interpretar a Margaret Thatcher, utilizando su tono de voz, su acento y la manera de hablar. Más allá de su significancia política o no, la figura de Thatcher aparece con fuerza en una película que cuenta la vida pública y privada de una mujer a la que se llamó La dama de hierro, y a la que se retrata como una muralla infranqueable. Si solo se trata de enfocarse en este rol, Streep es magnífica en esta película de 2011.