Simon, un refinado estafador, provoca indignación e impacto en las redes sociales. Aquí una historia de ciberdelincuencia en Tinder aderezada con romance.
Cuidado si ya hizo ‘match’ en Tinder, más que un pasaporte a una cita romántica podría tratarse de un boleto a una estafa millonaria.
Netflix, siempre a tino con las tendencias, muestra el documental ‘El estafador de Tinder’, un drama de nuestros tiempos, basado en hechos reales, que pone en la palestra el ‘modus operandi’ de las estafas virtuales.
Cecilie Fjellhøy (de Noruega), Pernilla Sjoholmy (de Suecia) y Ayleen Charlotte (de Holanda) son el triángulo amoroso de esta historia. Tres mujeres que viven una primera cita de perlas con un guapo magnate israelí llamado Simon Leviev, pero luego descubren que han caído en una trampa en la que no solo sufrirá su corazón.
En Ecuador, el tuitero Danilo Sebastián, analiza el caso y sostiene que la mujer latina tiene un olfato muy agudo para detectar a estos trúhanes.
Acabo de ver “el estafador de Tinder” y me doy cuenta que solo en Europa podría pasar eso.
— Danilo Sebastian (@dansebalb) February 9, 2022
Una mujer Latinoamericana un segundo después de hacer match ya te investiga el juicio de alimentos, récord policial, cuántas ex existen. Por hoy agradezco esa toxicidad.
Controversial en cada plano y testimonio, el documental muestra a tres víctimas que pusieron en juego algo más que amor: confianza a ojos cerrados.
David Revelo, precisamente, rescata el valor de la confianza, como eje de la interacción humana. Pero lastimosamente, entre los espectadores, ya surgen quienes culpan a las víctimas y no al victimario.
La gente que ha visto el Estafador de Tinder critica más a las víctimas que al estafador. Las apps de citas son parte de la cultura. Sí, esas mujeres confiaron. Eso no es un crimen. Ojalá nunca les roben por ese medio para que no sientan el horrible escrutinio al que te someten.
— David Revelo (@skhunt92) February 8, 2022
Ideal para los días precedentes a San Valentín, ‘El estafador de Tinder’ saca a flote en redes sociales cómo los sentimientos se confunden con las ilusiones y nos dejan con la guardia abajo y hasta sin tarjeta de crédito.
Entre el humor y el drama, la tuitera Guaguaza se dirige a todas las chicas y cuenta que a ella ‘le han puesto los cachos’ mil veces, pero jamás los villanos han tenido el privilegio de ver su dinero.
¿”Estafador de Tinder”? Mijas, existe, es uno de mis ex 😂😂😂. Si les contara a detalle el tipo de manipulador y estafador que es con ese man sacan 20 temporadas, suavito 😂😂😂😂.
— Guaguaza. Y no de pan 😏. (@Negrahermosa81) February 8, 2022
Eso sí, pudo ponerme los cachos mil veces pero jamás le di el privilegio de ver mi plata.
Simon, el tinderista israelí, con astucia criminal y cinismo, se ganaba la confianza de las mujeres gracias a su carisma oscuro y a inventarse dramas con el fin de ser rescatado por las románticas.
De vestuario elegante, gafas costosas, puro en la mano, bigote y perilla, el timador mostraba sus lujos con desparpajo, su anzuelo era impresionar con cenas costosas, atenciones y vuelos internacionales en su avión privado. Siempre hallaba desprevenidas que caían en su cuento.
La pinta de economista libertario de la escuela austriaca del real estafador de Tinder es de campeonato. pic.twitter.com/Effxq1L1UB
— Cristian (@socialholico) February 7, 2022
Su paso por la cárcel fue irrelevante y si usted quiere saber su paradero y qué pasó con Cecilie, Pernilla y Ayleen, para evitar cometer un ‘spoiler’, preferimos invitarle a ver este documental que está de moda.
Anoche vi El estafador de Tinder, por Netflix. Simon Leviev / Shimon Hayut estafó a mujeres por, se estima, US$ 10 millones. Usó una suerte de esquema Ponzi. Fue sentenciado a 15 meses de prisión, pero solo estuvo 5 meses preso. Ahora está libre. Qué bronca y qué impotencia. pic.twitter.com/He3UPxo3yH
— Laura Mafud (@LauMafud) February 6, 2022
Dato de El Chat: si en el siglo XX, ‘La herencia de Eszter’ (del escritor húngaro Sándor Márai) nos relataba como un hombre estafaba a una inocente mujer en una villa campestre; en el siglo XXI, el escenario cambia a Tinder, la cámara virtual donde surge un villano de sonrisa gentil que se aprovecha de la candidez de tres mujeres.
Sabio, inteligente, divertido, dueño de las artes de la seducción, este demonio moderno hizo de Tinder su telaraña para robarse el corazón y el patrimonio de las mujeres que aún creen en San Valentín y Cupido.
“No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos”, decía el escritor alemán O. K. Bernhardt.
