Jueves, 25 de abril de 2024

La clase media, el nuevo blanco de secuestradores, según Unase

Autor:

Teresa Menéndez

Actualizada:

2 Mar 2023 - 5:26

La Unidad Antisecuestro y Extorsión de la Policía (Unase) sostiene que el delito de secuestro mutó y se trasladó de las provincias fronterizas a la Costa ecuatoriana. En los dos últimos años, ocurrieron 63 raptos en el país.

secuestros Guayaquil Unase

Autor: Teresa Menéndez

Actualizada:

2 Mar 2023 - 5:26

Imágenes de las víctimas, rescatadas por la Unase, de los últimos cuatro secuestros ocurridos en Guayaquil, a finales de febrero de 2023. - Foto: Policía Nacional y redes / Collage: PRIMICIAS

La Unidad Antisecuestro y Extorsión de la Policía (Unase) sostiene que el delito de secuestro mutó y se trasladó de las provincias fronterizas a la Costa ecuatoriana. En los dos últimos años, ocurrieron 63 raptos en el país.

La Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) de la Zona 8 rescató en dos días a cuatro víctimas de secuestro, en el norte de Guayaquil. Los casos trascendieron en redes sociales, por reportes de sus familiares.

Dos de ellos tienen varias cosas en común: ocurrieron el 26 de febrero de 2023, en la noche e involucraron a dos mujeres jóvenes: Estefanía Ávila y Angie Asang.

Otro factor común es que ambas víctimas residen en la ciudadela Sauces, al norte de Guayaquil.

Estefanía fue vista por última vez en Sauces 9, cerca de su domicilio, y la Unase la encontró la noche del lunes 27 de febrero, deambulando por el recinto Tierra Blanca, del cantón Daule.

Según su papá, Daniel Ávila, no le pidieron rescate por devolver a su hija. "Pedí a muchas personas que compartieran la foto de Estefanía y se hizo viral", dijo a PRIMICIAS.

Mientras, los secuestradores raptaron a Angie cuando iba junto a su novio en un vehículo a su casa, en Sauces 5.

Según Fabary Montalvo, subcomandante de Policía de la Zona 8, cinco sujetos a bordo de otro automotor interceptaron el auto y se llevaron a Angie en el vehículo de la pareja.

El auto fue encontrado en la ciudadela Guayacanes. La Unase rescató a Angie a las 09:00 del martes 28 de febrero, en el sector del Divino Niño, en Durán.

Los secuestradores exigían USD 50.000 para liberarla, pero el pago no se concretó.

Queman auto de lujo

Ese mismo lunes en que la Unase desplegaba a sus equipos para búsqueda y localización de las dos jóvenes, otro secuestro se reportaba desde Las Orquídeas, al norte de Guayaquil.

Aarón y Fausto, dos migrantes ecuatorianos con nacionalidad estadounidense y que retornaron recientemente al país, fueron secuestrados. Gabriel Saguay, familiar de Aarón, denunció el hecho a la Fiscalía.

Los jóvenes iban en un vehículo de alta gama cuando varios sujetos los interceptaron y se los llevaron en el mismo automotor. Más tarde, el auto apareció incinerado en el sector de la 26 y Maldonado, en el suburbio de la ciudad.

A diferencia de los dos primeros casos, la Policía rescató a ambos jóvenes el mismo día de su secuestro.

Aarón fue localizado en una urbanización de la autopista Terminal Terrestre, mientras que Fausto estaba en un inmueble de Monte Sinaí. En este caso, la Unase retuvo a un menor de edad.

Unase explica 'modus operandi'

Según Héctor Franco, jefe nacional de la Unase, el secuestro ha mutado y ahora las víctimas son personas de clase media.

"Todos somos vulnerables. Antes pensábamos que las personas adineradas eran los objetivos, pero ellos cuentan con más medios de seguridad y son más difíciles de raptar", asegura Franco.

Y agrega que "ahora, los secuestradores van tras una persona normal, que puede pagar valores pequeños en pocos plazos".

Insistió en que no son perfiles previamente analizados.

Los secuestradores salen como un taxista a buscar una carrera, pero ellos van por personas que puedan ser raptadas.

Héctor Franco, jefe de la Unase.

Franco descartó que las retenciones de Estefanía y de Angie estén relacionadas con una red de trata de blancas.

"Son secuestros que se vuelven extorsivos. Hacen que las víctimas llamen a personas para que les depositen dinero", las obligan a decir que sufrieron un accidente y que necesitan la plata, dice Franco.

En el caso de las dos jóvenes raptadas y rescatadas, Franco recalcó que se hallaban en circunstancias vulnerables.

"Estamos haciendo lo que no se tiene que hacer, estar a altas horas de la noche en la vía pública, siendo muy vulnerables. Estas personas salen de cacería, para que se entienda, a buscar víctimas, las acorralan, las secuestran, se suben en su vehículo y les roban", advierte Franco.

Antes era más común ver este delito en las provincias fronterizas de Ecuador, tanto en la zona norte (Lago Agrio) como en el sur. Ahora sucede en zonas urbanas.

Según las estadísticas de la Unase, en 2021 se reportaron 32 secuestros y en 2022, un total de 31. "No podemos hablar de un incremento o un desborde, es muy temprano para hacer una valoración así", señaló.

Secuestradores reincidentes

Moisés M., el menor que fue detenido por el secuestro de los jóvenes migrantes en Guayaquil había cometido el mismo delito en junio de 2022.

En esa ocasión, el adolescente de 16 años secuestró a un comerciante y a su hija en el centro de la ciudad.

Un juez le dictó medidas socioeducativas, pero no se presentó. Desde ese momento, se le emitió boleta de captura y ahora está inmerso en este nuevo caso de secuestro.

"Las organizaciones siguen usando como un arma a estas personas, a menores de edad, que son fácilmente liberados" por la justicia, explica Franco.

Otro caso similar se registró en el cantón Naranjito. Abraham Zhagui Santander, alias 'Zhagui' fue detenido por la Policía, como parte de una banda de secuestradores.

El 22 de febrero de 2023 la banda secuestró a dos familiares de un comerciante y exigía USD 5.000 para liberarlos.

Actualmente, 'Zhagui' cumple prisión preventiva en la Penitenciaría del Litoral.

Pero en agosto de 2022, alias 'Zhagui' también estuvo involucrado en el secuestro de un hombre. En ese entonces, la jueza lo sobreseyó porque la Fiscalía no logró comprobar el delito y emitió dictamen abstentivo.

Franco prefiere no atribuir estos hechos a ninguna banda delictiva, porque muchas veces los captores se toman sus nombres para operar, lo que dificulta las investigaciones.