Sábado, 27 de abril de 2024
Efecto Mariposa

¿Merienda de Negros? ¿Expresión inofensiva?

Yasmín Salazar Méndez

Yasmín Salazar Méndez

Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.

Actualizada:

22 Mar 2024 - 5:55

La locutora de una emisora de radio, que se transmite desde la ciudad de Guayaquil, se refiere con frecuencia a una “merienda de negros”.

Otra comunicadora menciona en su programa radial: “trabajo como negra para vivir como blanca”.

Son frases usuales de estas profesionales de la comunicación que, a través de sus espacios radiales, llegan a millones de ecuatorianos.  

Según ellas, no hay razón para ofenderse. Les parece muy normal repetir expresiones arcaicas que tienen una fuerte carga de esclavitud y todo lo que eso conlleva.

De este modo, los afroecuatorianos tendríamos que aguantar en silencio cuando escuchamos estos modismos, porque si encima expresamos inconformidad con estos actos de racismo somos diagnosticados de padecer exceso de sensibilidad. 

Si a la mencionada comunicadora, y a cualquier persona, le parece natural utilizar el modismo “merienda de negros", puede ser porque desconoce el origen y la connotación racista y despectiva de esta expresión.

Según la RAE, la locución es de uso coloquial y su significado es: “confusión y desorden en que nadie se entiende”. Este modismo se usa para referirse a algo caótico o poco civilizado, y tiene su origen en la época colonial y esclavista, en la que se asociaba a los negros con la barbarie y falta de civilización.

Entonces, no es inofensivo usar locuciones como las señaladas, y menos en un medio de comunicación.

A partir de lo relatado, el mensaje que me queda es que en Ecuador hay quienes normalizan el racismo velado.

Sin embargo, la naturalización de los supuestamente inofensivos actos de racismo permite que estos vayan subiendo de tono hasta que se manifiestan en hechos peligrosos, como el que ocurrió hace pocos días: un joven afroecuatoriano recibió patadas en el rostro por parte de agentes metropolitanos.

El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, calificó este hecho como "bochornoso, reprochable y condenable", y adelantó que este acto podría reflejar un caso de "racismo institucional”.

A pesar de que lo que sucedió fue un hecho repudiable, la noticia no fue tendencia, no hubo pedidos de justicia, no se conoce nada sobre el estado de la víctima, no se sabe si recibió algún tipo de atención médica o si recibirá algún tipo de reparación.

Nadie ha manifestado que estará pendiente de que el informe no sea parcializado y que todo sea favorable para los supuestos responsables de mantener el orden en la ciudad. Al contrario, las pocas personas que se interesaron en el tema aseguraron que se debe tratar de un delincuente.

Y de nuevo llego a la misma conclusión: en Ecuador sí hay racismo y está normalizado. Esta afirmación no se basa en los hechos que he relatado en esta columna, puesto que los mismos ecuatorianos reconocemos que somos una sociedad que discrimina por el color de la piel.

Según los datos del Barómetro de las Américas del año 2023:

  • El 34 % de las personas mestizas reconocen que a las personas negras se las trata peor que a las personas blancas.
  • El 11 % manifiesta que la forma de tratar a las personas negras es mucho peor, en comparación con las personas blancas.
  • También, el 28 % de los afroecuatorianos menciona haber recibido un peor trato que una persona blanca, el 13 % expresó que fue tratado mucho peor.

Y eso es Ecuador, un país racista que no solo impregna esta característica abominable en la cotidianidad, con modismos racistas y con un trato diferenciado y despectivo a las personas afroecuatorianas, sino que también se refleja en las condiciones de vida deplorables de la mayoría de las personas de este grupo étnico.

No quiero ahondar en cifras sobre las condiciones de vida de este sector de la población, he escrito algunas columnas sobre la situación de las personas en Esmeraldas, provincia donde existe la mayor proporción de afroecuatorianos.

El 21 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. La fecha es para recordar que, un 21 de marzo de 1960, la policía asesinó a 69 personas en una manifestación pacífica contra la Ley de Pases del apartheid en Sudáfrica.

Con la declaración de esta conmemoración en 1966, la Asamblea General de las Naciones Unidas instó a los países a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial, reiterando que todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos y tenemos la capacidad de contribuir al desarrollo de la sociedad.

Asimismo, en una resolución de 2020, la Asamblea General aclaró que todas las doctrinas de superioridad racial carecen de sustento científico, son moralmente condenables, socialmente injustas y peligrosas, por lo que deben rechazarse.

Es evidente que el racismo persiste en nuestra sociedad y es fundamental reconocer la gravedad de la situación y tomar medidas para combatirla.

Un Ecuador libre de racismo, de discriminación racial y de cualquier forma de intolerancia no es solo una responsabilidad de quienes hemos sido víctimas de esta barbarie, sino de toda la sociedad.

Debemos trabajar juntos para construir una sociedad más inclusiva y equitativa, en la que cada persona sea valorada, independientemente de su origen étnico o color de piel.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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Shirley
26 marzo, 2024 13:05

Pienso que no es quien lo dice, sino quien lo escucha que debe tener la inteligencia emocional de no discriminar ni engendrar mal sentido. Nos falta mucho por crecer en receptividad. Excelente articulo que nos invita a reflexionar. Saludos.