Jueves, 25 de abril de 2024
Una Habitación Propia

Mi hija es Bruja, Papa Francisco

Maria Fernanda Ampuero

Maria Fernanda Ampuero

María Fernanda Ampuero, es una escritora y cronista guayaquileña, ha publicado los libros ‘Lo que aprendí en la peluquería’, ‘Permiso de residencia’ y ‘Pelea de gallos’.

Actualizada:

13 Ene 2022 - 19:02

Hace poco se montó un revuelo enorme por las palabras del Pontífice sobre el egoísmo de quienes no tenemos hijos y, sin embargo, tenemos perros y gatos.

Cientos de personas subieron fotos de sus mascotas y taguearon al Papa (gran momento de la historia de Internet) y varios comentaron que, cómo así un hombre que renunció a tener hijos, tenía el tupé de llamar a los demás egoístas.

A mí me dio risa, vergüenza ajena y también rabia, un sentimiento que aún no tiene nombre, pero que seguro compartimos muchos y muchas al ver ciertos comentarios o ciertas prácticas (como que un periodista entreviste a una vidente sobre un caso de feminicidio, por dar un ejemplo, de eso hablamos otro día).

Que un Papa, un hombre que ha renunciado a tener una familia propia, llame egoísta a la gente que no tiene hijos e intente avergonzarlos por tener animalitos es, por decirlo suave, una pendejada.

Yo sé que Bruja, mi gata, no es mi hija, Francisco. No soy tan idiota.

Tampoco he sido una egoísta por no tener niños. Simplemente no pude. Hay mucho dolor en ciertas personas que no tienen hijos (mi caso, por ejemplo) como para tener que escuchar de alguien cuya voz tiene enorme importancia a nivel internacional que es egoísta.

Y, además, hay gente que no quiere tener hijos. Una decisión respetabilísima. No un acto de egocentrismo.

Al contrario, que alguien que no quiere tener hijos los tenga es el verdadero horror: cuánta gente vive con traumas insoportables porque sus padres, en silencio o a gritos, los han culpado de arruinar sus vidas.

Seguro que el papá o la mamá de alguien que está leyendo esto no debió tener hijos y les causó una herida irreparable.

No hay que tener hijos si no quieres tener hijos.

Y si los quisiste y no pudiste, nadie tiene por qué avergonzarte.

Y si quieres llenar tu casa de perros y gatos, tampoco.

El Papa dijo eso porque la misión de los católicos, entiendo, es hacer que la gente procree. ¿Por qué? No lo sé.

¿Porque es lo que se ha hecho siempre? ¿Porque es lo que cohesiona a la familia e impide que la gente que vive un matrimonio miserable se separe? ¿Porque si no tienes hijos significa que practicas el sexo nada más por el placer?

Tal vez es una mezcla de todo lo anterior y, quién sabe, algo más: las madres tienen menos libertad, menos posibilidad de desarrollar una carrera, menos tiempo para hacer la revolución.

Yo soy mal pensada.

Las palabras del Pontífice fueron desafortunadas por muchas razones, pero para mí una de las peores es la de meterse en las decisiones privadas e íntimas de los creyentes algo que, por otro lado, siempre ha hecho la Iglesia Católica.

¿Qué podíamos esperar?

Tener un niño o una niña es una responsabilidad inmensa, aunque, también, debe ser maravilloso. Tener una mascota da mucha felicidad, pero no creo que ninguno de nosotros, ninguna de nosotras, crea que una mascota es un hijo.

Las mimamos, las queremos, les damos un hogar y una comodidad, a veces incluso las vestimos, pero no son niños ni niñas. Lo sabemos. No somos tan bobos, Francisco.

Yo, para hablar de mi experiencia, sé que Bruja no es mi hija, pero me da una felicidad inmensa.

¿No es eso lo que debería querer dios y el representante de dios en la tierra para todos nosotros?

Para mí sí.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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