Martes, 23 de abril de 2024
Cambio de Rueda

Más hombres al borde de un ataque de egos

Santiago Roldós

Santiago Roldós

Actor, escritor, director y profesor, cofundador del grupo Muégano Teatro y de su Laboratorio y Espacio de Teatro Independiente, actualmente ubicado en el corazón de la Zona Rosa de Guayaquil. A los cinco años pensaba que su ciudad era la mejor del mundo, pero entonces también creía en Dios y en Barcelona Sporting Club. 

Actualizada:

14 Ago 2019 - 19:00

Barbijaputa es un extraordinario podcast. Aunque dice propagar al feminismo radical como el único legítimo, acoge y debate diversas tendencias. Meses atrás su audiencia votó por declararlo libre de opiniones masculinas, y decidí dejar de escucharlo, en una suerte de venganza (justicia primitiva).

Identifico dos extrañamientos: primero, nunca tuve la intención de enviarles un mensaje, así que difícilmente podía sentirme 'censurado', más allá, en segundo lugar, de mi intempestiva adhesión a un 'nosotros' del que normalmente estoy ética y políticamente ajeno por completo.

También veo que a los hombres más disidentes los feminismos nos colocan frente a un espejo y un dilema, como si nuestra primera alternativa fuera echarnos -por culpa de las feministas extremas- a los ya no tan abominables brazos de lxs defensorxs del patriarcado. Un procedimiento bastante inmaduro, a medio camino del berrinche y el resentimiento. 

Acabo de regresar a Barbijaputa, y me he quedado asombrado de lo acogedor que me resultó volver a sus testimonios, informaciones y debates. Pienso en esto mientras me llega muy de lejos el cuestionamiento de ciertos escritores en Ecuador al actual protagonismo de ciertas escritoras como una peyorativización de la moda, la corrección y las cuotas.

Lo poco que puedo aportar al respecto es que a la mayoría de esos hombres les interesa menos la literatura que el poder, lo sé no sólo porque conozco a algunos, sino sobre todo porque yo mismo he practicado esa forma patriarcal, capitalista y extractivista (triada indivisible) de relacionarnos con nuestros propios anhelos, fagocitándolos y aberrándolos, alejándonos de las razones profundas de nuestro desembarco en el arte.

Creo que todxs llegamos al arte sabiéndonos en el fondo profundamente fracturadxs, y que lo realmente legítimo de él estriba en la posibilidad de re enunciar la propia historia singular de cada unx problematizando la Historia entera, comprendiendo nuestro periplo privado como parte de un naufragio mucho más profundo y amplio. La historia del arte y de la literatura ha sido la historia de sucesivos y conflictivos silenciamientos, disidencias y expansiones.

Es muy difícil desprendernos del lugar de autoridad/autoritarismo al que, por otra parte, contribuye cierta Academia que, lejos de desplegar incertidumbre e interpelación (nada que ver con la patraña de 'Vinculación con la Comunidad', instaurada para burocratizarlo todo), se erige como contraparte perfecta del mercado, purgatorios de la falta de intensidad y de talento de sus propios aparatos y curules.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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