Tendremos que dejar de lado el milenario saludo de manos, que nació de los llamados pactos de hospitalidad, cuando empecemos a salir del aislamiento.
Con nuestros rostros cubiertos por mascarillas, perderemos un poco de nuestra identidad individual, aquella que hemos venido construyendo desde la Grecia Clásica y el Siglo de las Luces. Nos lo dice el periodista Jorge Ortiz.
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