Viernes, 26 de abril de 2024
Comunidad Artística

Orgullo

Anamaría Garzón Mantilla

Anamaría Garzón Mantilla

Profesora de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Estudió Periodismo e Historia del Arte en la USFQ y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Tiene un máster en Arte Contemporáneo, de Sotheby’s Institute of Art, Nueva York. Es editora general de post(s), serie monográfica del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la USFQ. Es también curadora de la galería Khôra.

Actualizada:

29 Jun 2019 - 19:00

El 28 de junio se cumplieron 50 años de las protestas de Stonewall.

Durante cuatro noches, en el West Village, un grupo de mujeres trans, de trabajadoras sexuales, de personas no conformes con el binario de género, integrantes de las comunidades afro y latinas, confrontaron a la brutalidad policial y, poniendo sus cuerpos en la calle, dieron origen al movimiento más grande de derechos de minorías sexuales.

Cuando las marchas del Orgullo ocupan las calles se celebra la vida, se revive la memoria de quienes abrieron camino, se sostiene la mano de las parejas, hijas, padres, madres, amigas, se resiste a la violencia, se reclaman derechos, se cantan los himnos maricas con todo el cliché del caso, se suda, se baila.

Porque no hay mayor revolución que el goce del cuerpo, porque a ese goce se llega, casi siempre, después del horror o el sufrimiento.

Y en la calles y marchas de Ecuador hay unos nombres que no se pueden dejar de repetir: Vicky, Margaret, Pura, Lorena, Leidy, Josenka, Jennifer, Alex, Flavia, Erik, Chabela, Gabriel…

Las integrantes de la organización transgénero Coccinelle que, junto con otras organizaciones, consiguieron la despenalización de la homosexualidad en Ecuador.

Y ahora, a esos hitos se suma el reconocimiento del matrimonio igualitario: Pamela, Gabriela, Efraín, Javier, Rubén, Carlos…

La lucha no se termina, porque las comunidades GLBTIQ siguen siendo víctimas de violencias y discriminaciones, ya sean físicas, legales o simbólicas.

Pero la vida siempre vence y los cambios cada vez serán más visibles, más fuertes, porque las comunidades GLBTIQ no están solas, cada vez somos más y nos unen los afectos, los amores, las resistencias, los hilos delicados, pero sólidos del reconocimiento de la vida de lxs otrxs.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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