El 2022 se extingue y aquí está el testamento del Año Viejo, con la herencia para algunos integrantes de la Selección de Ecuador que acudió al Mundial de Qatar.
A Gustavo Alfaro le dejo papel y tinta
para que escriba en otro libro de 'utopías'
cómo armó el partido ante Senegal
y que nos explique por qué rayos jugamos tan mal.
A Ángel Mena le dejo otro Mundial
para que esta vez sí pueda pisar la hierba
y alcance a mostrar algo de su calidad
en lugar de ver desde la banca toda la fiesta.
A Byron Castillo le dejo una cita
en el Registro Civil de Tumaco
para que aclare por qué su salsa choke
tiene un sospechoso sabor colombiano.
A Enner Valencia le dejo su record de goles
para que lo pueda mostrar sin rubores
y no haga caso a los que repiten el absurdo
que solo le anota a equipos turros.
A Pervis Estupiñán le dejo, solo para que se ría,
todos los artículos de los periodistas que pedían
que Pineida vaya al Mundial de Qatar,
¡en realidad estaban locos de atar!
A Gonzalo Plata no le dejo premios del Mundial
sino que se los confisco, faltaba más,
recuerden que el año anterior se portó mal
y ese Mercedes aún se debe pagar.
A Hernán Galíndez le dejo un puesto en la ópera
para que cante 'Las Bodas de Fígaro'
con el mismo patriotismo con el que entona
el Himno Nacional nota por nota.
A Pierito Hincapié le dejo una cita con un agente
pero un agente de Hollywood o Beverly Hills
porque si para el fútbol ya es todo un valiente
en el cine quizás podría competir con Brad Pitt.
A Moisés Caicedo, pues no sé qué dejarle
para calmar su llanto por la eliminación,
solo me queda intentar animarle
al decirle que él es el futuro de la Selección.
A los hinchas de Ecuador que viajaron a Qatar
les felicito por tener el dinero para gastar,
y al hincha que dijo que Doha le pareció barato,
¡por favor, hermano, dame tu trabajo!
Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.
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