Las calificaciones de Ecuador tras caer con Australia

Dudó demasiado en ese centro de tiro libre que acabó en el primer gol de Australia. Claro, la zaga perdió las marcas y eso causó que no supiera si cortar el centro o cuidar uno de los palos. También fue coautor en ese desentendimiento que acabó en el 2-1, por preferir el lujo en lugar de despejar el peligro.

Cumplió con lo que se esperaba: desbordar por su costado. En el segundo tiempo logró entenderse con Alvarado para generar ataque en dosis generosas, aunque de todos modos se sufría cuando le ganaban las espaldas.

Alguien debió darle un café para que se despabile antes del partido. Extraviado en el primer gol del equipo local, fue el culpable principal en el segundo, cuando falló al querer enganchar ante un australiano que lo madrugó. En general, se lo vio incómodo jugando tan lejos de su arco, por el sistema del DT.

Estupenda definición de cabeza en el primer tanto de Ecuador, sobre todo porque se impuso en el salto a una doble marca. Pero fue cómplice del segundo gol de los australianos por estar ausente en su puesto. En general, padeció mucho en el retroceso.

Desbordó entusiasmo. Le costó un poco esta faceta de jugar tan adelantado, pues regresaba como si fuera perseguido por Freddy Krugger. No pudo asociarse correctamente con Ángel Mena.

No fue el huracán que suele ser en el Brighton, pero se esmeró en darle salida al equipo. Cómplice en el segundo gol de los australianos. Mucha obsesión con tocar de primera para lanzarse al ataque. Probó al meta de Australia y estuvo cerca de anotar.

Colaboró desde el fondo para la salida del equipo y casi siempre llegó a tiempo a los balones. Al igual que el 'Nino Moi', la tendencia de tocar de primera a veces no era lo más acertado. Cometió una falta penalti que no se pitó y casi desata una pelea por tocarle la cabeza a un rival.

No apareció para esa pausa que tanto necesitaba el equipo, porque estaba más cerca del 9 de Ecuador que de Moisés Caicedo. No se sabía si era enganche o era un cono de tránsito que todos debían esquivar.

Estaba haciendo un partido estupendo. Su centro para el gol de Félix fue preciso. Lástima que su lesión lo sacó del partido tan temprano.

Intentó, no siempre con felicidad, dar algo de lucidez a un equipo que aceleraba de forma desbocada. Realizó algunos pases ofensivos de buena factura, sobre todo en el segundo tiempo, cuando se mostró más participativo en la zona interior.

La historia de siempre con los 9 de Ecuador: lo abastecen poco y debe pasarse luchando en solitario contra defensas que lo marcan con celo tóxico.

Asociarse con Pervis funcionó bien, pero se extrañó a ese Alvarado que gambetea y sorprende. Tuvo un par de opciones pero no se atrevió. También fue raro que sus compañeros a veces le lanzaban centros, pese a la clara desventaja física.

Ocuparon los puestos de Preciado, Mena y Estrada: no desentonaron en lo táctico pero tampoco lograron destacarse.

Quizás pidió demasiado a un equipo que siempre ha tenido problemas con los retrocesos, lo que se agravó con una defensa que debió cubrir mucho espacio. También se abusó de la posesión de pelota y de los toques en salida. Este equipo ya tiene una base y se nota su química, pero da la impresión de que con estas líneas adelantadas que propone el entrenador habrá que trabajar mucho en el retroceso.