Martes, 07 de mayo de 2024

Javier Burrai: “En 2014 estuve a punto de dejar el fútbol”

Autor:

Julio Montero

Actualizada:

18 Sep 2023 - 5:59

El arquero de Barcelona SC es y se siente ecuatoriano. Está adaptado a las costumbres y a la comida. Su plato favorito es el corviche. Sin embargo, el camino que ha recorrido no ha sido sencillo.

Javier Burrai durante una charla con PRIMICIAS en el camerino del estadio Banco Pichincha, el 6 de septiembre de 2023.

Autor: Julio Montero

Actualizada:

18 Sep 2023 - 5:59

Javier Burrai durante una charla con PRIMICIAS en el camerino del estadio Banco Pichincha, el 6 de septiembre de 2023. - Foto: Israel Mora

El arquero de Barcelona SC es y se siente ecuatoriano. Está adaptado a las costumbres y a la comida. Su plato favorito es el corviche. Sin embargo, el camino que ha recorrido no ha sido sencillo.

No refleja nerviosismo. Todo lo contrario. La tranquilidad de Javier Burrai deja en evidencia su preparación y confianza. Es una mañana de miércoles y Barcelona SC se entrena en las canchas alternas del estadio Banco Pichincha. El equipo 'torero' trabaja a doble turno y el arquero resigna su siesta para charlar con PRIMICIAS.

Poco antes de recibir su carta de naturalización como ecuatoriano, Javier Burrai se sienta en el camerino, junto a las fotografías de su padre, para hablar por primera vez de su proceso de recuperación de la lumbalgia que lo apartó de las canchas.

El arquero se toma el tiempo para recordar su ciudad de nacimiento, revelar aquella vez que casi se retira del fútbol y hablar sobre su creencia en la fuerza divina que le ayudó a convertirse en figura aquella noche en el estadio Rodrigo Paz Delgado.

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Si le nombro a San Nicolás de los Arroyos, en Buenos Aires, ¿qué es lo primero que se le viene a la mente?

Uy que linda pregunta (ríe). Mi infancia, mi familia, mis primeros amigos. El fútbol en el barrio, en el campito, como le decimos nosotros. Allá, cuando el pueblo no estaba colmado, en cada esquina tenías un terreno baldío, entonces se le llamaba campito. Hacíamos arcos con piedras y jugábamos ahí.

Me recuerda a la pesca con mi viejo, los sábados de tenis con él, los domingos de fútbol, la pasta de mi abuela, los domingos en familia. Un montón de cosas, los recuerdos más lindos de mi infancia.

Luego de su paso por Gimnasia y Esgrima, ¿fichar por Macará y llegar a Ecuador en 2018 fue la única opción o había otros destinos?

Había otros, lo dije en su momento. Mi primera intención era continuar en Argentina, seguir jugando en el Nacional B. En Primera había tenido posibilidades, pero no para ser prioridad. Pero bueno, apareció esto, empezó a resonar un poco en mi cabeza y terminé tomando la decisión de venir para Ecuador.

¿Hay algún momento de su carrera en el que siente que todo cambió para mejor?

Varios. Puedo decir el de la final (ante Liga de Quito, en Ponciano). Pero antes hubo momentos bisagras también, que me cambiaron como jugador, desde lo mental y desde lo deportivo. El paso más importante, obviamente por resonancia, el de Barcelona SC, pero en 2014 estuve a punto de dejar el fútbol.

¿Por qué?

Porque se me hacía muy difícil insertarme en el medio. Fui a Arsenal, luego jugué en Suiza, regresé a Argentina y estaba colgado en Arsenal. Me fui a jugar a la cuarta división y ahí fue el receso del Mundial de Brasil y no tenía club.

Ese fue un momento duro, estaba cerca de cumplir 24 años y todavía no me había definido en este deporte. Y ese paso que doy en Guillermo Brown de Puerto Madryn a Tercera y después a los cuatro meses ascendemos a la B y después me quedé a jugar todo el Nacional B, todo el año me va muy bien y de ahí vuelvo a Primera.

Entonces, ese paso fue el que a mí me reinsertó en el ambiente porque si bien me había formado en Arsenal y había formado parte del plantel campeón del fútbol argentino y había ido al banco muchas veces, no tenía un nombre.

Y haber venido a Macará fue muy muy importante porque fue lo que después me catapultó a Barcelona SC.

Javier Burrai muestra las fotos de su padre que tiene en el camerino de Barcelona.

Javier Burrai muestra las fotos de su padre que tiene en el camerino de Barcelona. Santiago Guerrero

Desde hace tres años se ganó el corazón de la hinchada de Barcelona, ¿creyó que eso era posible?

No me lo propuse. Lo único que quería era demostrarme a mí mismo y obviamente a los que habían confiado en mí, que podía estar a la altura de un equipo de esta magnitud. Era reemplazar a alguien de muchos años en el puesto. No es algo que me detuve a pensar el tema de ganarme rápido al hincha.

“Este no fui yo, fue mi viejo”, mencionó aquella noche en Ponciano. ¿Cree en la fuerza divina?

(Ríe) Te juro que fue mi viejo fue la frase. Sí, creo muchísimo, creo en la cuestión de planos, energía, creo muchísimo.

¿Cómo ha evolucionado la lumbalgia?

Bien. Fue mucho más de lo que se pensó. La lumbalgia desencadenó en otra cosa y terminó siendo mucho más grave de lo que pareció. Yo lo supe desde el primer momento. Por suerte pude volver antes de lo que muchos creían o de lo que nosotros sabíamos que era realmente la lesión. Pero bueno, superado y poniéndome fuerte de vuelta.

Durante el período de su lesión, Víctor Mendoza tuvo que asumir la responsabilidad en partidos durísimos. ¿Hablaba con él?

Fue muy difícil verlo desde afuera para mí. Muy difícil el día a día. No solo en el club cuando me tocaba venir y no poder entrenar, sino en casa. La estaba pasando muy mal, también porque se hablaban cosas afuera que no eran.

Respecto a lo que preguntaste, sí, estuve cerca. De hecho, viajé a un partido a Loja que fui al banco y que no estaba para ir. Si me tocaba jugar, no estaba listo. Pero quería estar con los chicos, acompañar. Era mi manera de apoyar.

¿Esa fue la única razón? Los hinchas lo veían en la banca y se preguntaban qué pasa con Javier Burrai.

No, realmente hasta fue un poco irresponsable de mi parte, porque si me tocaba entrar, no estaba listo. De hecho, los partidos que fui al banco con Emelec y Palmeiras, todavía no estaba. Contra Guayaquil City todavía no estaba para jugar y jugué igual.

De hecho, si prestaron atención, los primeros dos o tres partidos que jugué no pude sacar de abajo largo, no pude golpear la pelota fuerte. Sentía que corría y me caía. La lumbociatalgia te genera eso, te genera debilidad en una pierna, a mí se me atrofió por completo la pierna derecha.

Y bueno, fueron un poco las ganas de volver a estar porque apuntábamos al partido con Cerro Porteño. Entonces jugué contra Guayaquil City y Universidad Católica, fueron esos partidos previos para ganar un poquito de fútbol otra vez y llegar bien al partido de Cerro que terminó saliendo bien porque ese día tuve un buen partido.

Para muchos, usted es el mejor arquero del fútbol ecuatoriano. ¿Es consciente del momento?

Bajo el concepto de quién (ríe). No, no y si lo considero es una opinión personal. Tampoco es a lo que apunto. Apunto a mejorar lo que fui en el último partido, a mejorar lo que fui en el año anterior, a mejorar lo que fui en 2021 y así.

En estos años me he puesto como objetivo ser mejor que el año que pasó en muchos sentidos. No solamente en lo deportivo, sino también desde lo mental, desde lo que le puedo dar al equipo.

Me ha hecho mejor eso, preocuparme por mejorar mis aptitudes, por crecer día a día. Considero que es un deporte y es un puesto en el que puedes aprender hasta el día que dejas de practicarlo profesionalmente.

Hoy tengo un entrenador de arqueros que para mí es top en el ambiente y me ha hecho crecer muchísimo este año. Creo que de todos estos años que llevo acá, con respeto hacia todos, de los que he tenido, me convirtió en un arquero distinto a lo que era yo en los años pasados.

En 2019 fue parte de un hecho particular. Macará tuvo que ganar un partido de ecuavoley para poder cruzar una vía bloqueada. ¿Qué recuerda de ese día?

Recuerdo que estaba en vísperas de mi cumpleaños porque fue en el paro de octubre. Nos habían dejado concentrados y todas las calles estaban cortadas. Íbamos del complejo de Macará a un pueblo que se llama Cevallos, era media hora de viaje. Y en la mitad del camino el bus se detuvo, yo iba sentado de la mitad para atrás y no entendía qué pasó. Empiezo a escuchar que se bajaron unos compañeros y cuando bajé ya estaban jugando. Un tres contra tres.

En realidad no grabé, pero en la filmación salgo yo ahí atrás festejando. Fue una anécdota porque mucha gente estaba pasando un mal momento y eso por ahí hasta los alegró un poco. Nosotros lo tomamos como diversión, pero los que jugaron lo tomaron con seriedad porque tenían que ganar. Una anécdota linda para contar.

Si pudiera definir a Barcelona SC en una palabra, ¿cuál sería?

Multitud. Pasión, si me dejas otra. Pero sí, entre esas dos. Popular. Algo que no me había tocado vivir. Hice una carrera desde muy abajo, en clubes que me tocó jugar ascenso en Argentina, subí a Primera, volví a bajar y vivir este presente en un club tan popular en donde se magnifica todo, lo bueno y lo malo, todo se acrecienta es una experiencia linda.

Distinta a todo lo que me tocó vivir antes, pero bueno, ya llevo cuatro años y es algo en lo que por ahí me he acostumbrado, pero siempre hay cosas que te siguen sorprendiendo o te llaman la atención porque es un club muy muy grande.