Calificaciones de Ecuador luego de su gris empate con Venezuela

Intervenciones puntuales en el primer tiempo. En el segundo, apareció menos todavía. Fue de vacaciones.

Impreciso. Pese a su trayectoria, aún muestra problemas cuando hay que salir desde el fondo, algo que no le suele pasar en su club. Dos malos rechazos generaron acciones de peligro para los llaneros.

Es un jugador que está lejos de épocas anteriores, cuando era un jet. En esta ocasión le tocó jugar como volante interior, pero no pudo dar salida con pelota dominada. En lo defensivo estuvo más aplomado, presionando a los volantes rivales y a sus receptores. Pero, en general, de jet pasó a avionetita bimotor.

Controló las pelotas que llegaron a su zona. Pero lo patético es que todos esperaban que, en lugar de lucirse en sus aportes defensivos, se animara a buscar el gol. Es mal síntoma cuando el goleador de tu equipo es un central.

Se lo improvisó como lateral izquierdo y lució incómodo. En 10 minutos ya tenía cartulina amarilla. En una jugada, Soteldo lo bailó y lo dejó en el piso. ¡Qué vergüenza! Se tranquilizó para el segundo tiempo, ya sin mostrarse tan agresivo.

Sí, fue toda una novedad que se desempeñara como enganche, por detrás de Kevin. En realidad, había tres enganches en el campo, pero Kendry y Sornoza fracasaron. Por eso, 'Cifu' asumió las funciones de 10. Lo hizo de regular a pésimo, pero no rehuyó del reto. Incluso, pudo anotar en el segundo tiempo, cuando estrelló la pelota en las manos del arquero.

Para lo que mostró en este partido, hubiera sido más conveniente que hubiera jugado en el Mundial Sub 17. De gana lo reservaron para las eliminatorias.

Se proyectó en algunas ocasiones y rompió filas enemigas para lanzar centros. Lo malo es que sus balones parecían globos que vuelan sin dirección mientras se desinflan. Pero jamás se hizo para atrás cuando se enfrentó a Soteldo.

En el primer tiempo, fue un fantasma. En el segundo, logró conectarse mejor con Cifuentes y eso ayudó a que la Tricolor controlara mejor el medio campo. De todos modos, abusó del paso atrás, que es casi un tic nervioso suyo.

Lo disfrazaron de Enner y lo mandaron a luchar en solitario. Hizo lo que pudo, arrastrando marca y pivoteando lo poco que le llegó. Tenía combustible para seguir, pero salió al minuto 70.

El Míster sigue sorprendiendo con sus esquemas. Esta vez se mandó un 4-2-3-1 para lograr el empate. ¡Bravo, misión cumplida! Debe estar orgulloso.  Pero ¿tanto temor le tuvo a Venezuela, que el gran Moisés solo jugó de 5? ¿Tanto miedo tuvo a perder que jamás puso dos delanteros de oficio en cancha? Bueno, cuidar el resultado es válido, pero queda la sensación de que, si Gustavo Alfaro era defensivo, el Míster es la reencarnación de un italiano de 1934.