Jueves, 25 de abril de 2024

Autor:

Felipe Larrea

Actualizada:

30 Ene 2023 - 5:29

Jaime Jarrín, el único ecuatoriano con una estrella en Hollywood

El periodista ecuatoriano Jaime Jarrín es considerado uno de los personajes más influyentes en la historia del béisbol. Fue el narrador oficial en español de los Dodgers de Los Ángeles entre 1959 y 2022; cuenta con una estrella en el paseo de la fama de Hollywood y en 1998 ingresó al Salón de la Fama del deporte.

Jaime Jarrín Dodgers

Autor: Felipe Larrea

Actualizada:

30 Ene 2023 - 5:29

Jaime Jarrín saluda a los aficionados de los Dodgers, en Los Ángeles, el 14 de abril de 2022. - Foto: EFE

El periodista ecuatoriano Jaime Jarrín es considerado uno de los personajes más influyentes en la historia del béisbol. Fue el narrador oficial en español de los Dodgers de Los Ángeles entre 1959 y 2022; cuenta con una estrella en el paseo de la fama de Hollywood y en 1998 ingresó al Salón de la Fama del deporte.

Hablar de Jaime Jarrín es hablar de valentía, persistencia, estabilidad, profesionalismo y de una "garganta de hierro".

Jarrín nació en Cayambe en 1935. Desde muy pequeño sintió un apego hacia la comunicación. Estudió periodismo en la Universidad Central de Ecuador y en su primer año de carrera siguió un curso de locución por seis meses.

Recuerda que su primo, Alfredo Jarrín, fue quien lo motivó a ser locutor. "Me obligaba a leer algunos fragmentos del diario El Comercio todos los días por 30 minutos. Él decía que un buen locutor primero debía ser un buen lector. Y eso hice por un buen tiempo".

Empezó su carrera periodística en la radio HCJB de Quito, en 1951, con apenas 16 años. En su primera temporada al aire, se consolidó como una de las voces más reconocidas.

Fue conductor de varios programas. Uno salía los domingos por la mañana. Invitaba a artistas y a personalidades de la política. A ese espacio llegó en ese entonces el embajador de Estados Unidos en Quito, con quien Jaime entabló una amistad.

"Un día, mitad en serio y mitad en broma, le dije que quería ir a vivir en Estados Unidos. Él pensó que quería ir como turista, porque me preguntó por cuánto tiempo necesitaba la visa. Le aclaré que mi idea era viajar como migrante".

El embajador lo citó dos días después en su oficina y en menos de 24 horas Jarrín ya tenía visa de residente legal en Estados Unidos. Con 19 años, jamás se imaginó dejar para siempre su país.

Un viaje de dos semanas

Paralelamente a su trabajo en la radio, Jarrín también se desempeñó como locutor oficial en el Congreso Nacional de Ecuador. Allí conoció a varios políticos cercanos a su familia.

Al comentarles su intención de viajar a Estados Unidos para continuar con su carrera de locutor, uno de los diputados presentó una moción para regalarle un viaje en barco. Se aprobó por decisión unánime. Y así empezó una aventura.

En 1955, en un barco alemán que salió desde Esmeraldas con 45 pasajeros y 100.000 cabezas de banano, Jarrín emprendió el viaje. No fue solo. Invitó a dos amigos, después de conseguir la autorización del capitán del barco.

"Fue una travesía inolvidable por el Canal de Panamá y el Caribe. Llegamos a Florida y después tomamos un bus hasta Los Ángeles. En total, el viaje duró 15 días", recuerda Jarrín en una entrevista con PRIMICIAS.

El ecuatoriano también pensaba radicarse en Nueva York. Quería seguir un curso de aviación al cual ya se había inscrito. Finalmente no asistió. Sabía que la experiencia adquirida en el periodismo le podía ayudar a conseguir trabajo.

Además, cayó en cuenta que ir a Los Ángeles podía ser más conveniente para su adaptación, por la cantidad de latinos que residían en el sur de California en esa época. "Así lo decidí y no me arrepiento".

USD 40 en el bolsillo

Recién llegado a Los Ángeles, Jarrín tenía a un conocido, Manuel Romero, quien trabajó en los controles de HCJB y también decidió salir de Ecuador.

Jaime le escribió para que le ayude a establecerse. La primera noche durmió en su departamento. Y a partir del día siguiente, ambos salieron a buscar un cuarto.

Sabían que en el centro de la ciudad las opciones eran mayores. Se contactaron con una familia americana que alquilaba una habitación. Después de varias negociaciones, Jarrín se instaló allí.

"Llegué a la ciudad con USD 40 en mi bolsillo. Durante el viaje tuve algunos gastos imprevistos y no tenía más. Por eso, con los arrendatarios, definimos que pague USD 4 semanales, incluido desayuno", cuenta Jarrín entre risas.

Sin perder tiempo

Tres días después de su arribo, Jarrín salió junto a Romero a buscar trabajo. Llegaron hasta la emisora KWKW, que en ese entonces era la única de habla hispana de Los Ángeles.

Jaime llegó con cartas de recomendación de Radio Quito, HCJB y la embajada americana. Aunque lo recibieron en las oficinas, le comentaron que por el momento no había vacantes.

Más allá de la negativa, Jarrín consiguió trabajo en una fábrica y al mismo tiempo entró a una escuela para estudiar inglés.

Después de dos meses, en diciembre de 1955, Jarrín volvió a insistir en la emisora y consiguió el puesto en el departamento de noticias. Fue el inicio de una carrera intachable.

Su fuerte era la locución de noticias. Gracias a su dedicación y esfuerzo, cubrió eventos como El Grito de la Independencia en México, el funeral de John F. Kennedy, la llegada del Papa a Nueva York por primera vez y la posesión de varios presidentes.

"Se necesita mucha suerte. Hay que estar en el lugar preciso en el momento preciso. Si bien pensaban que era muy joven para estar en noticias y no inspiraba respeto, tenía un bagaje importante en Quito. Nunca sentí discriminación", dice Jarrín.

Su vínculo con el deporte

Tras dos años en KWKW, el ecuatoriano, que ahora tiene 87 años, pasó a ser director de deportes. No tenía experiencia como periodista deportivo. Recuerda que había acompañado a Alfonso Laso Bermeo como locutor comercial en una transmisión de básquet, en la desaparecida Plaza Arenas de Quito.

Aun así, empezó a relatar boxeo desde el auditorio olímpico de Los Ángeles. También viajó a París, Roma, Milan, Montecarlo y Tokio. En total, cubrió 35 peleas de campeonato mundial, entre las que recuerda el espectacular combate entre Cassius Clay y Muhammed Ali.

Jarrín llegó a las grandes ligas de béisbol sin haber visto ningún solo partido. Ni siquiera sabía que existía un bate. Mucho menos pelotas.

En 1955 se llevó a cabo la serie mundial en Nueva York, entre los Dodgers de Brooklyn y los Yankees. "En Los Ángeles me di cuenta de que todos estaban pendientes de lo que pasaba. Seguían los partidos todos los fines de semana. Eso me llamó la atención".

Empezó a ir a partidos en donde se jugaba béisbol 'triple A', ya que en esa época aún no había partidos de las grandes ligas. Desde el principio se interesó por el deporte. Disfrutaba del ambiente en los estadios.

En 1958, los Dodgers se mudaron a Los Ángeles, con lo cual las grandes ligas se instalaron en la ciudad más importante de California.

"La emisora consiguió los derechos para transmitir los partidos en español de los Dodgers. El gerente de la radio nos citó y nos dijo que necesitaba dos cronistas para los partidos. Me vio y me dijo: 'Quiero que tú seas uno de ellos'".

Jaime no se sentía preparado para transmitir béisbol. Recién había empezado a conocer y a entender el deporte. Sabía que la responsabilidad era muy grande. La radio era el único medio de comunicación en esa época.

Jaime Jarrín, en la cabina de transmisión de los Dodgers, en octubre de 2022.

Jaime Jarrín, en la cabina de transmisión de los Dodgers, en octubre de 2022. Reuters

Después de la respuesta de Jarrín, el dueño de la radio le dio un lapso de un año para que se prepare. Para que estudie y se capacite. Y así fue. Estuvo una temporada completa escuchando transmisiones y yendo a los estadios.

Hasta que en 1959 tuvo su primera transmisión junto a René Cárdenas. Fue uno de los momentos más gratificantes de su carrera. Estaba nervioso, pero su compañero le dio la confianza para sacar adelante el relato.

Desde ese año, hasta 2022, Jaime Jarrín se convirtió en la voz oficial en español de los Dodgers en las grandes ligas. Trabajó durante 64 temporadas consecutivas y tuvo una racha de 4.000 partidos narrados de forma ininterrumpida (entre 1962 y 1984).

Apenas se ausentó tres semanas de la cabina principal de los Dodgers Stadium, para dirigir la cobertura de los Juegos Olímpicos. "Lo he alcanzado todo. Profesionalmente estoy satisfecho".

"El placer más grande que tengo es ver que creamos millones de aficionados latinos por el béisbol. Logramos impregnar esa pasión. En 1959, apenas el 8% de la afición era latina, hoy ese número ha llegado hasta el 46%".

El Salón de la Fama, un punto de quiebre

El legendario locutor ingresó al Salón de la Fama del Béisbol, ubicado en Cooperstown, en 1998, al recibir el premio Ford C. Frick. Así se convirtió en el primer latino en vida en obtener este reconocimiento.

"Es el máximo peldaño que uno tiene dentro de la industria. Guardando las distancias, es como ganar el premio nobel. En el deporte no hay nada más alto que el Salón de la Fama", reconoce el ecuatoriano.

Asegura que antes de este acontecimiento, lo conocían poco. Iba a los estadios y saludaba con colegas y algunos aficionados. Pero desde ese año, su vida cambió. Se volvió solicitado, reconocido y respetado.

"Dueños de equipos, gerentes generales, entrenadores y hasta los propios deportistas querían saludarme y sacarse fotos conmigo. Fue increíble. Ese fue el punto de partida para establecerme como cronista en Los Ángeles".

Una estrella en Hollywood

Jaime Jarrín es, hasta el momento, el único ecuatoriano con una estrella en el boulevard de Hollywood. Fue parte de un homenaje del gobierno de la ciudad también en 1986. "Al principio era muy difícil de asimilar".

Jarrín recuerda una anécdota que tuvo con Pancho Segura, quien también pertenece al Salón de la Fama, pero del tenis.

En 2004, ambos compartieron un evento en Nueva York para todos los miembros del Salón de la Fama de béisbol, tenis, básquet y hockey. En total estaban 150 personas.

Jarrín y Segura ya se conocían, ya que el extenista vivió muchos años en la costa de California y allí consolidaron una amistad.

"Cuando coincidimos en la cena, Segura me dijo: '¿Te imaginas cuántos habitantes tiene Ecuador?, ¿y te das cuenta de que somos los únicos en el Salón de la Fama? Pero tú me ganas, porque también tienes una estrella en Hollywood'", comentó Jarrín con emoción.

Una fundación por su esposa

Blanca, la esposa de Jarrín, falleció en 2018 por un ataque al corazón. Ella jugó un papel vital a lo largo de su carrera periodística.

A pesar de que no le gustaba el deporte, siempre lo apoyó en sus viajes y crió a sus tres hijos.

Cuando falleció Blanca, sus hijos hablaron con su padre y le propusieron la idea de crear una fundación para preservar el nombre de Blanca, quien fue una persona "sumamente bondadosa y generosa".

El ecuatoriano Jaime Jarrín, presente en un juego de los Dodgers, en Los Ángeles.

El ecuatoriano Jaime Jarrín, presente en un juego de los Dodgers, en Los Ángeles.  Tomado de Diario Libre

Y así fue como se creó Jaime y Blanca Jarrín Foundation, en 2019, que tiene como objetivo ayudar a estudiantes destacados que no tienen posibilidades económicas para llegar a la universidad.

Hasta el momento, la Fundación ha entregado cerca de USD 50.000 en becas en distintas instituciones de California. Y la meta de Jarrín es entregar unas 30 becas anuales de USD 15.000 cada una.

Para conseguir los recursos, el periodista ha conseguido el apoyo de empresas multinacionales y, por su puesto, de los Dodgers.

Carrera inmejorable

Jaime Jarrín anunció en octubre de 2022 su retiro de la actividad profesional después de 64 temporadas.

"Creí que era oportuno buscar nuevos horizontes", aseguró el periodista y agregó que ahora quiere enfocarse en disfrutar con sus hijos y trabajar en la fundación.

De todas maneras, el ecuatoriano no se desvinculará por completo de los Dodgers. Fue nombrado embajador del equipo y se convirtió en el primer empleado de la institución en tener un contrato de por vida. Eso no había pasado en más de 100 años de historia.

Así, Jarrín participará en reuniones de trabajo y también se comprometió a dictar entre seis y ocho conferencias para jugadores del equipo a partir de 2024.

Hablar de Jaime Jarrín es hablar de una eminencia. Una leyenda. Un ecuatoriano que se siente orgulloso de representar a su país en Estados Unidos. Un periodista apasionado. Meticuloso. Riguroso. Y un convencido de que los sueños se pueden hacer realidad. Solo hay que trabajar por ellos.

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