Viernes, 26 de abril de 2024

Parejas del mismo sexo aún soportan trabas legales para inscribir a sus hijos

Autor:

Jonathan Machado

Actualizada:

15 Ene 2022 - 0:05

Dos parejas cuentan sus vivencias en este proceso de inscripción de sus hijos, que en muchos casos encuentra trabas en el Registro Civil y depende de la voluntad de los funcionarios.

Autor: Jonathan Machado

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15 Ene 2022 - 0:05

Stefanía Jaramillo (izquierda) y Katherine Esteves, junto a su hija Katniss, el 14 de diciembre de 2021 en Guayaquil. - Foto: cortesía Katherine Esteves

Dos parejas cuentan sus vivencias en este proceso de inscripción de sus hijos, que en muchos casos encuentra trabas en el Registro Civil y depende de la voluntad de los funcionarios.

Katniss Paula Jaramillo Esteves es una bebé de apenas tres meses de edad. Nació el 14 de octubre de 2021 en una clínica privada de Guayaquil.

Lograr que la pequeña niña tenga sus dos apellidos, como sucede con cualquier otro niño, no fue una tarea fácil. Todo ocurre porque ella es hija de Stefanía Jaramillo y Katherine Esteves, una pareja de mujeres que se casó en 2020.

Cuando Katniss solo tenía cuatro días de nacida, sus madres decidieron que era hora de inscribirla y que tenga su primera cédula de ciudadanía. No querían que su guerrera (Katnnis significa guerrera) pase más tiempo sin una identidad.

Se acercaron a una dependencia del Registro Civil, ubicada en el sur de Guayaquil, para realizar el trámite de inscripción. Allí, las recibió una funcionaria que desconocía que una pareja del mismo sexo puede inscribir a sus hijos gracias a una sentencia de la Corte Constitucional emitida en 2018.

Esa sentencia señala que "en protección a los derechos del interés superior del niño, igualdad y no discriminación, y reconocimiento a los diversos tipos de familia, considera necesario disponer al Registro Civil, la inscripción de niños y niñas cuyos padres y/o madres han realizado un proceso de procreación a través de métodos de reproducción humana asistida, sea con material genético homólogo o heterólogo, para lo cual, únicamente se requerirá el certificado del centro médico que haya realizado dicho procedimiento"

La disposición añade que "en caso de conflictos se resolverá en función del principio del interés superior del niño contenido en la Constitución y demás instrumentos internacionales aplicables al caso concreto, en forma prevalente".

Stefanía Jaramillo (izquierda) y Katherine Esteves con su hija Katniss en Villamil Playas, el 2 de enero de 2022.

Stefanía Jaramillo (izquierda) y Katherine Esteves con su hija Katniss en Villamil Playas, el 2 de enero de 2022. cortesía Katherine Esteves

Stefanía y Katherine esperaron unos 40 minutos hasta que la misma funcionaria se negó a hacer la inscripción: les dijo que requería el certificado de la inseminación.

Katherine recuerda que en ese momento lloró de la rabia y de la impotencia porque "mi hija fue discriminada únicamente por tener dos mamás".

Esa fue la primera de las cinco veces que a Katniss le negarían la posibilidad de tener sus dos apellidos.

"Tampoco nos dejaron inscribirla en otras tres dependencias del Registro Civil y en una del Municipio", dice Katherine.

Agrega que recibieron toda clase de excusas. Por ejemplo, "nos dijeron que solo podíamos inscribirla si la inseminación se hizo en una clínica grande. Pero Stefenía decidió hacer este procedimiento en un consultorio con una técnica llamada inseminación artesanal en la que los espermatozoides se introducen en el útero".

Mientras pasaban los días sin que la bebé pueda tener sus nombres completos, las discusiones entre Katherine y Stefanía empezaron a aparecer. Stefanía estaba cansada de pelear contra el Registro Civil y pensaba que lo mejor era inscribirla con su apellido, pues ella fue quien dio a luz.

Pero Katherine le dijo: "dame la oportunidad de luchar por la niña. Ella también es mi hija".

Esa lucha terminó el 15 de noviembre de 2021, un día después de que Katnnis cumpliera un mes de nacida. Tras cuatro horas de presentar documentos y recordar la sentencia de la Corte Constitucional, el Registro Civil al fin aceptó inscribirla con los apellidos de sus mamás.

"Ese fue uno de los días más felices que he tenido porque la lucha fue dura", recuerda Katherine.

Segundo error burocrático

Stefanía Jaramillo (izquierda) y Katherine Esteves, el 15 de noviembre de 2021 en una sucursal del Registro Civil en Guayaquil, cuando inscribieron a su hija Katniss.

Stefanía Jaramillo (izquierda) y Katherine Esteves, el 15 de noviembre de 2021 en una sucursal del Registro Civil en Guayaquil, cuando inscribieron a su hija Katniss. Katherine Esteves

Pero la alegría duró poco, pues días después de haber inscrito a su hija, Stefanía notó que el número de cédula de Katniss no correspondía al que recibió cuando le entregaron el certificado de niño vivo. Se trata de un documento emitido por el Ministerio de Salud en el que consta que efectivamente un niño nació.

"Estoy segura que un niño que nace en una familia heterosexual no vive estos problemas que hemos enfrentado".

Katherine Esteves

Ahora, esta familia está en la búsqueda de una solución jurídica ante la misma institución que las discriminó por cinco ocasiones.

"Lo único que queremos es ser felices y que la bebe no tenga problemas legales en el futuro", dice Katherine mientras Katniss se queda dormida sobre su pecho.

"Quiero que mis hijos tengan los dos apellidos"

El caso de Katniss no es el único entre las familias homoparentales del país. Gabriela y su esposa Blanca han esperado por más de dos años que sus dos hijos puedan llevar sus apellidos.

Ellas se conocieron en 2003 y en 2011 firmaron la unión de hecho. Dos años después empezaron la búsqueda de un donante para tener su primer hijo, quien llegó en 2016 cuando Blanca dio a luz.

Luego buscaron otro bebé y en esta ocasión fue Gabriela quien se embarazó y dio a luz a su segunda hija.

"Cada uno tiene un apellido. El niño tiene el de mi esposa y la niña, el mío".

Gabriela

Para Gabriela ha sido difícil ver crecer a sus hijos sin un vínculo legal que los una. "Es como si no fueran hermanos porque no hay un papel que certifique que lo son", se lamenta.

A diferencia de Katherine y Stefanía, Gabriela y Blanca se rindieron ante las trabas que les impuso el Registro Civil. El niño fue inscrito tras la primera negativa en esta institución pública, mientras que con la niña intentaron cinco veces, pero sin éxito.

"Decidimos que cada uno lleve un apellido porque no podían quedarse sin una identidad. Además, quisimos evitar problemas y caer en un desgaste emocional", agrega Gabriela.

Pero en los últimos meses Gabriela y Blanca han acudido nuevamente al Registro Civil para ver si esta vez logran que sus hijos sean inscritos con los dos apellidos.

La decisión surgió luego de una conversación que tuvieron en una reunión familiar. Allí se preguntaron: ¿Qué pasaría con los niños en el caso de que una de las dos muera?

Lamentablemente, no han tenido buenas noticias. Funcionarios del Registro Civil siguen negando el trámite aduciendo que su relación está basada en una unión de hecho y no en un matrimonio. "Hemos sido discriminadas tantas veces, pero la tristeza es siempre es la misma", dice Gabriela.

Ella no entiende cómo una pareja que paga impuestos, cumple las leyes y no comete ningún delito no tiene los mismos derechos que una familia heterosexual.

Para solucionar este problema, la pareja tiene en mente demandar al Registro Civil por desacato a la sentencia de la Corte Constitucional y ver si de esta forma sus hijos son reconocidos como hermanos.

Gabriela dice que su único anhelo es que "mis hijos tengan los dos apellidos antes de que me muera".

Por su parte, la abogada Silvia Buendía, quien lleva varios de estos casos, dice que la única solución que maneja el Registro Civil es que los niños sean inscritos con un solo apellido.

Buendía sostiene que esa institución no tiene la voluntad política de solucionar este problema que atraviesan decenas de familias homoparentales, a pesar de que existe la sentencia del máximo órgano interpretación constitucional.

Por su parte, el Registro Civil asegura que no existe discrecionalidad al momento de recibir una petición de inscripción de un hijo de una pareja de mujeres casadas.

Explica que "se procede a dar estricto cumplimiento de las sentencias emitidas por cualquier órgano jurisdiccional y constitucional y que tengan que ver con servicios que presta esta institución".

Además, dice que continuamente puede reformar procedimientos internos si existe algún caso que lo amerite.

Y aclara que la inscripción de niños cuyos padres son del mismo sexo está dirigida únicamente a parejas de mujeres. "La Asamblea Nacional debe normar el tema para las parejas de sexo masculino, pues así lo estableció la sentencia de la Corte Constitucional".