Jueves, 25 de abril de 2024

Parque Los Bichos, el refugio de los adictos abandonados

Autor:

Carolina Mella

Actualizada:

21 Oct 2021 - 0:03

El parque Los Bichos, en el suroeste de Guayaquil, es el lugar de encuentro de más de 50 personas adictas a las drogas, un problema de salud pública que no ha sido atendido.

Autor: Carolina Mella

Actualizada:

21 Oct 2021 - 0:03

Personas consumen drogas en las calles del sector Santiaguito Roldós, Guayaquil, 17 de octubre de 2021. - Foto: Carolina Mella

El parque Los Bichos, en el suroeste de Guayaquil, es el lugar de encuentro de más de 50 personas adictas a las drogas, un problema de salud pública que no ha sido atendido.

En el parque Los Bichos hay "zombis", jóvenes y adultos que deambulan por el sitio bajo el efecto de las drogas y que asustan a los moradores de la cooperativa Santiaguito Roldós, en el suroeste de Guayaquil.

Aquí no hay niños jugando, ni se escuchan sus risas o el rechinar de los columpios de metal cuando se mecen con fuerza. 

Los moradores prefieren bordear el parque para esquivar a jóvenes que caminan con la mirada perdida, ropa sucia, fundas en las manos y balbucean palabras inentendibles a quienes se cruzan en su camino. 

Literalmente parecen "zombis" por el efecto de la H y otras sustancias psicotrópicas.

Son cerca de las 15:00 y al menos hay 15 personas adictas a las drogas en el parque Los Bichos.

Por la noche, el escenario es todavía más preocupante, ya que el grupo aumenta a 50 personas que llegan a consumir, según cuentan los policías de la zona. Y así comienza una rutina que nunca termina.

Los uniformados encienden las sirenas de los patrulleros y los ahuyentan, pero ellos vuelven unas horas más tarde o al día siguiente.

Frente al parque, dos niños juegan dentro de la casa cercada con rejas. “Mire, teniendo el parque cerca y los niños no pueden salir a jugar”, dice un hombre que prefiere reservar su identidad.

“No podemos ni abrir las ventanas, porque se instalan a fumar esas drogas y todo ese olor sube a la casa, donde están los niños”.

Moradora del sector Santiaguito Roldós.

Ellos revisan la basura y recogen botellas para acumularlas y venderlas a los recicladores.

La Policía ha identificado a este sector como "la zona roja" del Distrito Esteros. Pero poco o nada pueden hacer por ellos, ya que, o no portan la suficiente cantidad de droga para detenerlos, o no quieren rehabilitarse. 

Un problema de salud pública

El Municipio de Guayaquil tiene un programa de rehabilitación contra las drogas ambulatorio, y para los casos críticos han habilitado un espacio en el Hospital Bicentenario si requieren de internamiento temporal. 

El proyecto está a cargo de Julieta Sagnay, quien cree que hay tres motivos para que las personas con adicciones no acepten un tratamiento.

“Le tienen miedo al tratamiento porque creen que los van a encerrar y a maltratar, no confían porque cuando lo han intentado les han dado paracetamol y complejo B, entonces piensan que no va funcionar”, sostuvo Sagnay.

Son casos crónicos. Para la especialista, parte del serio problema de inseguridad que vive el país tiene que ver con las adicciones a las drogas.

“No todo delincuente consume, pero sí todo adicto se vuelve delincuente. Eso es una regla”.

Julieta Sagnay, experta en adicciones.

“Antes, las madres que lo habían intentado todo preferían que sus hijos cayeran presos porque decían que por lo menos sabían que estaban vivos, pero ahora la historia es diferente con lo que ocurre en las cárceles”, explica Sagnay.

Pero sin rehabilitación -ni dentro, ni fuera de las cárceles-, el sistema “nos está devolviendo sociópatas”.

Sagnay explica que una persona que consume drogas de mala calidad, como ocurre en Guayaquil, tendrá severos daños cerebrales, lo que la hace vulnerable a caer en la delincuencia.

Los sicarios los llaman ‘gatitos’. "Les dan USD 50 para pasar armas y drogas a las cárceles y ellos son felices con ese dinero, porque les alcanza para consumir”, explica. 

Con el programa del Municipio, ella intentó intervenir en el parque Los Bichos.

“Fuimos con otros jóvenes en rehabilitación para que den su testimonio y aquel día uno de ellos cumplía años. El poder de convencimiento de los chicos logró que fuera a tomar el tratamiento. Solo él accedió”, dice Sagnay.

No hay sitios para rehabilitarse

Ecuador no tiene estadísticas sobre cuántas personas consumen drogas, ni la cantidad por el tipo de sustancias que circulan. 

Los pocos datos que existen son los que tiene el Municipio de Guayaquil desde 2019, cuando inició el programa de rehabilitación. 

En este periodo se ha atendido a 10.000 personas con adicciones, pero solo el 15% ha logrado reinsertarse en estudios o trabajo; el 50% recae y un 25% pide la ayuda nuevamente.

El incremento del consumo, especialmente en adolescentes embarazadas, hizo que la Alcaldía inaugurara el 28 de julio el primer Centro de Tratamiento Primario de Desintoxicación para mujeres, en Bastión Popular.

Esta clínica tiene capacidad para 400 hospitalizaciones al año y 5.000 atenciones por consulta externa. La obra tuvo un costo de USD 1,2 millones y cuenta con cinco psicólogos, un psiquiatra, un nutricionista, un terapista ocupacional y cinco consejeros.

El consumo de drogas ha sido un tema tratado durante más de una década, pero sin resultados concretos. 

Han existido varios programas que han cambiado de nombre y de direcciones. Incluso el expresidente Rafael Correa creó una secretaría adscrita a la Presidencia.

Se crearon 12 Centros Especializados en Tratamiento a Personas con Consumo Problemático de Alcohol y otras Drogas (CETAD), que serían públicos y por lo tanto gratuitos. 

Según la Agencia de Calidad de los Servicios de Salud y Medicina Prepagada (Acess), solo hay siete CETAD en todo el país que son públicos, pero ninguno está en Guayas.

De ahí existen 55 CETAD que tienen certificado vigente de funcionamiento, pero son privados. PRIMICIAS solicitó información al Ministerio de Salud, para saber qué sucedió con los CETAD de Guayas, pero no respondieron al requerimiento.

Según Sagnay, el tratamiento que ofrece el Municipio de Guayaquil bordea una inversión de alrededor de USD 1.500 mensuales por cada paciente.