Las comunidades rurales en Manabí, como Pepa de Huso y La Sequita, retomaron sus actividades luego de meses de encierro por la pandemia de Covid-19. Sus habitantes sufrieron la pérdida de más de 100 personas.
Los contagios en las zonas rurales del país se salieron de control debido al abandono de estas localidades, alejadas de las ciudades e incluso de las vías principales.
Por ejemplo en las comunidades de Montecristi (Manabí), Pepa de Huso y La Sequita, fallecían cinco personas al año antes de la pandemia.
Pero entre marzo y abril, los meses más duros de la emergencia sanitaria, llegaron a morir hasta ocho habitantes en un día.
En total, 108 personas fallecieron en las dos comunidades. Sus familiares y vecinos han regresado a sus actividades, aunque los pequeños poblados siguen abandonados, sin todos los servicios básicos y ahora con el reto de que los niños continúen estudiando.
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