En sus Marcas Listos Fuego
Inmobiliar, el gran monstruo de la corrupción

PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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No permitan que menores de edad lean esta columna. No permitan que personas con problemas cardíacos accedan a ella. Lo que leerán hoy es monstruoso, inaudito, escalofriante. Lo que leerán hoy les recordará que estamos malditos.
¿Quieren hablar de tercer mundo y corrupción? Hablemos de INMOBILIAR, el gran monstruo de la corrupción pública. Siéntense, tomen agua y prepárense.
INMOBILIAR fue creada en el 2008 como el organismo público encargado de la administración de los bienes inmuebles pertenecientes al sector público y para la custodia y administración de bienes incautados en procesos penales. Es decir, si en un proceso penal le incautan su casa o su auto, se los lleva INMOBILIAR para “administrarlos” mientras usted se defiende.
Para ello quiero que imaginen estas escenas consecutivas:
Usted es inocente y víctima de una persecución o política o corrupta.
Una noche, estalla la puerta de su casa, 20 policías encapuchados ingresan, aterrorizan a su familia, los colocan en el piso, los esposan y se los llevan a la cárcel por el delito que les inventaron.
En la audiencia se dispone que su casa y sus autos pasen a la administración de INMOBILIAR.
Como existe insuficiencia de evidencias en su contra, el juez no tiene otra alternativa que dejarlos libres. ¿Pero en dónde van a dormir? INMOBILIAR se apoderó, por ley, de su casa, autos, camas, colchones, cuadros, alfombras, muebles, de todo. Pues vaya a buscarse un lugar bajo un puente.
Seis años después, tras un proceso tortuoso, sanguinario, ya sin recursos, unos jueces honestos determinan que usted y su familia son inocentes.
Ahora quieren recuperar sus bienes. Chiquitos, criaturas, aquí recién empieza lo malo.
¿Seguros que están sentados? No se vayan a caer.
La ley permite que INMOBILIAR pueda vender en subasta pública los bienes de la persona procesada incluso antes de que se dicte sentencia definitiva. Pues sí, una vez declarado inocente, ¿qué cree? Ya vendieron todas sus cosas. ¿Y qué más? Las vendieron a precios microscópicos. ¿Quién cree que compró los bienes? Obvio, seguramente los familiares y amigos de los funcionarios de INMOBILIAR.
¿Y la presunción de inocencia? ¿Y la prohibición de penas anticipadas? ¿Y el derecho a la propiedad? ¿Y eso de que uno es inocente y que será tratado como tal hasta que se demuestre lo contrario? ¡Pamplinas! ¿Dónde creen que están? ¿En Dinamarca? Esto es Ecuador, tierra de nadie. Bueno, reculo, tierra de INMOBILIAR.
¿Y el dinero obtenido por la venta de sus bienes? Va a una cuenta del Estado y, si usted es hallado inocente, se le devuelve los pinches centavos en los que vendieron sus bienes seguramente a los amigos y compinches de los pipones de INMOBILIAR.
Sí, y también INMOBILIAR puede arrendar sus bienes en beneficio de ese malparido llamado 'Estado'.
¿Y si los bienes no se vendieron? Se los devuelven, pero usados. Por ejemplo, su auto que tenía 15.000 km fue utilizado (porque la ley lo permite) como vehículo para movilizar a un funcionario público. Así que usted recibe el autito con 140.000 km adicionales encima, lleno de rayones, con olor a cigarrillo sin filtro y siempre, porque no he visto una excepción: con un listado interminable de multas de tránsito por exceso de velocidad a su nombre (con las respectivas coactivas).
¿Y con las casas qué hacen? Muchas veces se convierten en oficinas públicas (por lo tanto, quedan destruidas) y, en otras, como sucedió con la casa de Alex Bravo en Esmeraldas (aunque ese sí fue delincuente hasta la médula), se la utilizó como burdel. Ahí estaban los panzones y alcoholizados funcionarios de INMOBILIAR negociando con cualquier chulo el valor de la compañía nocturna. ¿Se acuerdan?
¿Y quién paga la fiesta? Usted, el ciudadano gil, al que el Estado masacra. ¿No ve que el alcohol que tenía en el bar también se incauta y se bebe para que no caduque?
Y qué más sucede si al menos no vendieron su casa de USD 250.000 en USD 50.000. Pues que, además, INMOBILIAR le cobra al ciudadano por haber administrado su casa, así que debe pagarle al Estado por haberle perseguido y haberte hecho el favor de hacerle dormir en un parque por media década.
¿Y si lo que le incautaron son animales? Pues se venden en el mejor de los casos, porque en el peor: se mueren.
Lo lindo sería, si van a administrar los bienes, al menos que INMOBILIAR pague los impuestos prediales o reconozca la depreciación de los vehículos (pues pedirles que les den manteamiento ya es avaricia).
El negocio es redondo:
El Estado te persigue.
El Estado se enriquece.
Los funcionarios (los corruptos, claro) de INMOBILIAR se forran.
Tú eres cada vez más pobre.
Toda una vida de trabajo se va a la basura
Le quedas debiendo dinero a INMOBILIAR.
INMOBILIAR y las normas que la respaldan representan el máximo nivel de oscuridad de esta tierra. Sólo quien ha vivido esta tortura puede describir lo que significa la enajenación mental de un país entero.
¿Y qué creen? Muchos hemos demandado la inconstitucionalidad de todas estas normas. ¿Y qué más creen? La Corte Constitucional lleva 5 años guardándose en el cajón el caso, pese a que por lo grave y aberrante de estas normas le dieron “prioridad en la agenda”.
¿Sabrá el gobierno de Noboa sobre esta locura? ¿Sabe que hay casos en los cuales funcionarios de INMOBILIAR malvenden los bienes para comprarlos con testaferros? ¿Sabe el gobierno que muchas veces los vehículos incautados se los utiliza para cometer delitos? ¡Por dios! ¿Hay alguien en este país a quien le quede la decencia para derogar esta locura?
Sí, yo también quiero que a los delincuentes les quiten sus bienes mal habidos, pero una vez que han sido confirmados como delincuentes, caso contrario, el ordenamiento jurídico seguirá estando diseñado para perseguirlo a usted, querido lector.
¿Y los criminales? Bien gracias, tomándose un champagne incautado con sus amigos obesos de INMOBILIAR.
Mientras estas normas existan, el discurso deberá ser claro: Ecuador país maldito desde siempre y hasta siempre. ¡Qué viva la patria!