¡Renuncia, Godoy!

Hola Mario. ¿Cómo estás? Soy Felipe, un constante usuario del sistema de administración de justicia que tú comandas y, desde la legitimidad que me da esa calidad, me dirijo a ti.

No nos conocemos y, por el tipo de mundos en el que nos desenvolvemos, tampoco creo que nuestros caminos lleguen a cruzarse; sin embargo, consideré urgente que la sociedad lea esta misiva y entienda las razones por las cuales debes renunciar (y ojalá tú también las entiendas).

Espero que te gusten los silogismos lógicos, porque así construí este argumento, para hacerlo indestructible:

1. Todo procesado tiene el derecho a contar con un abogado. Incluyendo los integrantes del crimen organizado. Ellos también tienen ese derecho, nos guste o no.

2. Todo abogado tiene el derecho intocable de elegir los casos que defiende. Ese derecho les incluye a tu esposa y a ti, nos guste o no. 

3. Ello quiere decir que tú pudiste, cuando eras abogado en libre ejercicio, defender a narcos y, eso, al ser un derecho de ellos y tuyo, no es, por sí solo, reprochable.

4. Tú tienes el derecho de casarte con quien tú quieras, incluso con una abogada que estuvo en toda su libertad de ser la defensora de Fito y de otros angelitos de iguales características. Es más, espero de corazón que sean muy felices juntos. 

5. Todo lo anterior no es bueno ni malo. Son simples decisiones de vida que todos los ciudadanos estamos llamados a respetar.

6. Pero… si ya eligieron, como pareja, ese lado de la cancha, lo siento, pero ya no son bienvenidos en este lado de la cancha. 

7. Te lo explico con más claridad: si tu familia (tu esposa y tú) decidió defender a integrantes del crimen organizado, automáticamente tú no puedes presidir el órgano que administra el sistema judicial a cargo del combate al crimen organizado. Ambas calidades no son compatibles.

8. Lo anterior se llama: conflicto de interés.

9. ¿Qué es el conflicto de interés? Es un concepto preventivo que busca evitar, por asuntos de probidad, que una persona ejerza un rol que ponga en tela de duda su imparcialidad.

10. Y mira tú, que no me atrevo a decir que desde tu cargo estés beneficiando al crimen organizado. Tampoco digo que tu esposa esté influyendo en ti para generar tal efecto. Es que en realidad nada de eso importa. Lo que importa es el innegable conflicto de interés que existe.

11. Y cuando resulta ser que tu mano derecha, Henry Gaibor, aparece en audios presionando a jueces, ya no importa si lo hizo por orden tuya o no, pues como consecuencia del conflicto de interés que decidiste ignorar, todo lo que apesta apunta a ti. ¿Entiendes?

12. Si te resulta muy difícil el concepto (como en efecto parece que te resulta), te lo digo en criollo: no hay que dar papaya.

¿Ves, Mario? ¿Entiendes ahora por qué tantos sectores de la sociedad piden tu cabeza? Porque no puedes estar con el diablo y con dios al mismo tiempo.

• Los valientes están solos 

En el momento en que decidiste casarte con quien fue defensora de Fito, debiste inmediatamente desistir de ser presidente del Consejo de la Judicatura. Esto se llama ética pública for dummies.

Mira, Mario, en esta vida siempre hay un precio que pagar. No existen las decisiones correctas o incorrectas. Simplemente cada decisión tiene un precio.  Al punto que el escándalo de los audios, con relación a ti, ya no son relevantes. Lo relevante es el peso insoportable de tu pasado y tu presente.

Decidir casarte con el amor de tu vida y su pasado no es una decisión incorrecta. Es la decisión correcta. Pero tiene su precio: que moralmente ya no puedes ser el Presidente del Consejo de la Judicatura.

Haber defendido a quienes defendieron en el pasado no es una decisión buena o mala. Es sólo una decisión. Pero tiene su precio: que éticamente ya no puedes ser parte de la Función Judicial.

¿Entiendes ahora? ¿Entiendes lo que a los funcionarios públicos de este país tanto les cuesta comprender?

Yo no soy tu enemigo. Yo no soy tu amigo. Soy sólo un usuario del sistema que sueña con que la administración de justicia sea como la mujer del César. 

Yo no soy tu detractor. Soy sólo un abogado que quiere que los funcionarios públicos no puedan ser tachados por sus decisiones, que accedan al cargo los de probidad notoria, los que sean capaces de conservar la pulcritud de la imagen institucional.

Renuncia, Mario. Asume la vida que hace mucho elegiste tener.

Renuncia, Mario, que al haber elegido el tipo de vida que elegiste, ya no eres bienvenido en el de la decencia y probidad.

Renuncia, Mario, que tu presencia constituye la estocada final a la reputación de la institución más manoseada y prostituida del Ecuador.

Renuncia, Mario, que tienes derecho a ser feliz.

Renuncia, Mario, que de la dignidad también se vive.

Renuncia, Mario, que ya eres historia (¡y vaya historia!).

Renuncia, Godoy.