El indiscreto encanto de la política
Los cuatro frentes decisivos para Daniel Noboa tras la consulta
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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La derrota del 16 de noviembre marcó un punto de inflexión para Daniel Noboa. El rechazo a la Constituyente cerró una vía política clave para el Gobierno y abrió un escenario más exigente, donde la gobernabilidad dependerá menos de la narrativa y más de la gestión.
Cuatro frentes simultáneos definirán su margen de acción.
Frente político
El capital político del presidente se redujo de forma visible y quedó instalado un mensaje incómodo: Noboa ya no es invencible. Su control sobre la narrativa pública y la agenda política también se debilitó.
Aliados que antes lo respaldaban ahora toman distancia mientras miden el impacto de la derrota. La oposición, aunque dispersa, percibe vulnerabilidad en Carondelet; y en política, la percepción es poder: un líder debilitado enfrenta más presión que cooperación.
Noboa necesita recomponer su coalición, abrir conversaciones con actores incómodos y asumir que la popularidad, por útil que sea, no reemplaza el trabajo político sostenido.
Frente social
El triunfo del “No” fortaleció a organizaciones indígenas, gremios, colectivos ciudadanos y sectores medios cansados de la falta de resultados y del discurso confrontativo.
El equilibrio de fuerzas cambió: los actores sociales demostraron que pueden incidir tanto en las urnas como en las calles, lo que eleva el riesgo de conflictividad si el Ejecutivo intenta reformas impopulares sin acuerdos previos.
La respuesta debe centrarse en desactivar la lógica de la estigmatización, abrir espacios de diálogo y construir una agenda social creíble en salud, empleo y educación.
Frente institucional
El Ejecutivo enfrenta tensiones con la Corte Constitucional, relaciones deterioradas con los gobiernos locales y el riesgo de una fractura en su propio bloque legislativo.
Sin mínimos institucionales, ninguna reforma prospera. Noboa necesita restablecer un diálogo serio con la Corte, tratar a la Asamblea como una función del Estado y no como una extensión del Ejecutivo, y recomponer puentes con municipios y prefecturas que hoy se sienten ignorados o castigados.
La gobernabilidad empieza por ahí.
Frente interno
La capacidad de gestión del Gobierno está comprometida. La ejecución presupuestaria supera apenas el 60% y los cambios recientes en el gabinete lucen más como rotación que como verdadera renovación.
Noboa debe ordenar la casa: profesionalizar su equipo, reducir la influencia de operadores que concentran poder y conformar un gabinete capaz de ejecutar sin generar desgaste interno.
Conclusión
Noboa aún tiene tiempo, pero ya no margen. La consulta no lo derrotó: lo despertó. Su desafío ya no es dominar la conversación pública, sino producir resultados que sostengan su proyecto político.