Leyenda Urbana
El atentado contra Miguel Uribe nos recuerda que el magnicidio de Fernando Villavicencio sigue impune

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Colombia y la región contienen la respiración porque son instantes decisivos para la vida del senador Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial de Centro Democrático, que permanece en cuidados intensivos, en una clínica de Bogotá, tras el horrendo atentado del sábado 7 de junio, durante un acto de campaña, en un barrio de la capital.
El repudiable hecho ha conmovido a todos y ha puesto de vuelta episodios desgarradores que vivió ese país a finales de los años 80 y comienzos de los 90, cuando cuatro candidatos a la primera magistratura fueron asesinados.
En Ecuador, el atentado contra el senador Uribe Turbay ha causado estupor por cierto paralelismo con el magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio, hecho que provocó un giro en la historia política nacional, y porque casi dos años después su autoría intelectual sigue impune.
Los dos atentados fueron perpetrados a la luz del día, en presencia de simpatizantes que rodeaban a los candidatos y ejecutados por sicarios.
En los dos casos, los gatilleros fueron aprehendidos de inmediato; pero en Quito murió a los pocos minutos por disparos de los agentes de la Policía, durante la persecución; y en Bogotá, aunque fue herido con un disparo en su pierna, está a salvo tras recibir atención médica.
Su testimonio será crucial.
“Como hijas de Fernando Villavicencio no podemos evitar revivir el miedo, el dolor, los recuerdos. Sabemos y entendemos lo que significa que intenten callar a quien quiere cambiar un país; a quienes se han atrevido a llamar a los delincuentes por su nombre y que terminan pagando con su vida”, dijo en un vídeo, Amanda Villavicencio, luego del atentado en Bogotá.
Lo ocurrido el sábado ha aumentado la angustia entre los colombianos, que temen se repita lo ocurrido décadas atrás, cuando el país se sumió en la violencia y el dolor.
En todas partes se ha recapitulado el asesinato del candidato liberal Luis Carlos Galán, ocurrido en 1989, durante un mitin de campaña; el de Carlos Pizarro, candidato presidencial del M-19, asesinado en 1990; el de Bernardo Jaramillo, candidato de la izquierdista Unión Patriótica, en el aeropuerto de Bogotá, y el de Jaime Pardo Leal.
Pero también ha hecho reflexionar sobre la determinación y fortaleza del pueblo colombiano y en especial el de los hijos y familiares de las víctimas que, dejando el dolor y el temor a un lado, se aferraron a la democracia como el único sistema conocido para la convivencia de las naciones, y participaron en política, siguiendo la huella de sus antecesores.
Carlos Fernando Galán es hoy alcalde de Bogotá, y María José Pizarro, senadora, al igual que Miguel Uribe, quien fue concejal de Bogotá entre 2012 y 2015, y secretario de Gobierno en la Alcaldía de Enrique Peñalosa, entre 2016 y 2019.
Nieto del expresidente César Turbay Ayala (1978-1982), Miguel Uribe fue tocado por la violencia desde pequeño cuando a los cinco años perdió a su madre, la periodista Diana Turbay, a quien sus secuestradores le dispararon por la espalda mientras intentaba alcanzar el helicóptero de la Policía que trataba de rescatarla.
Diana Turbay permaneció secuestrada durante cinco meses por el grupo de “Los Extraditables”, comandado por Pablo Escobar, que se oponían a ser
enviados a Estados Unidos y presionaban al Gobierno de César Gaviria para que no firmara el tratado de extradición.
Este episodio, ocurrido en 1991, es parte de la obra “Noticias de un secuestro” de Gabriel García Márquez.
Colombia vive en los últimos años una creciente crispación política que se ha exacerbado últimamente por el anuncio del presidente Petro de convocar, mediante decreto y con la firma de sus ministros, una consulta popular, para su reforma laboral, después de que le fuera negado por el Senado.
La oposición ha cerrado filas para detener este intento que ha tenido una repercusión enorme, que ha rebasado las fronteras de Colombia.
Los 28 expresidentes de Iberoamérica que integran la Iniciativa Democrática de España y las Américas (Grupo IDEA) condenaron la iniciativa de Petro de realizar la consulta, porque dijeron que vulnera su juramento constitucional al desafiar a la autoridad del Senado, encargada de ejercer control político al Ejecutivo.
Hoy, los 28 expresidentes repudian el atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe y piden a la comunidad democrática internacional e interamericana estar atenta porque lo ocurrido el sábado compromete las garantías que requiere todo proceso electoral en libertad.
Como una ironía del destino, apenas días atrás, Miguel Uribe Turbay decía en un foro que su propósito de vida es un país sin violencia, y aseguraba que él se haría cargo de ello, porque la paz no es impunidad, y la seguridad tampoco representa más violencia.
Esas férreas convicciones por la paz y contra la violencia, y su determinación por ejercerlas son idénticas a las que profesaba Fernando Villavicencio, y eso es conmovedor.
También son coincidentes sus críticas al socialismo del Siglo XXI, porque lo consideran complaciente con la violencia y porque “no es casualidad que no enfrenten la criminalidad ni el narcotráfico”.
Colombia y la región oran por la vida del senador Miguel Uribe Turbay, mientras esperan se identifique a los autores intelectuales del terrible atentado, ya que, en el caso del magnicidio de Fernando Villavicencio, en Ecuador, casi dos años después, siguen en la impunidad.