Leyenda Urbana
Bolivia se libera del Socialismo del Siglo XXI; Venezuela, que tiene a Maduro y al cartel de los Soles, debe esperar

Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
Actualizada:
La decisión de los bolivianos de poner fin a 20 años de Socialismo del Siglo XXI, al escoger a dos candidatos de la derecha para que disputen la Presidencia de la República, en una segunda vuelta electoral, hizo estallar de alegría a ese país empobrecido, que celebró entrar en una nueva etapa de su vida democrática.
El desplome del Movimiento al Socialismo (MAS) refleja el rechazo masivo a quienes estuvieron en el poder desde 2006, primero con Evo Morales, que cambió la Constitución para reelegirse dos veces; y con Luis Arce que no se atrevió a participar, nuevamente, por el enorme descontento social de un pueblo que sufre la escasez de todo, incluso de dólares; la caída de las reservas internacionales, la lucha política fratricida en las alturas, y la corrupción de los ministros y familiares del propio presidente.
El severo castigo de los bolivianos en las urnas ha hecho recordar que, un año atrás, en julio de 2024, los venezolanos hicieron lo mismo con Nicolás Maduro, a quien derrotaron en las urnas, de forma contundente, para deshacerse del socialismo, y eligieron a Edmundo González Urrutia, con más del 80%, pero el dictador se atornilló al poder, se burló de su propio pueblo y no entregó la Presidencia al legitimo ganador.
El mundo conoce, hoy, que Maduro no solo sojuzga a su pueblo, sino que estaría envuelto en el crimen organizado, tal como aseguró, días atrás, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, al anunciar que su Gobierno se ha incautado bienes de Nicolás Maduro por USD 700 millones, en mansiones en República Dominicana y La Florida; una granja de caballos, aviones, nueve vehículos de alta gama; millones en efectivo y joyas.
Bondi dijo que lo de Maduro “no es diferente a la mafia”; y el secretario de Estado, Marco Rubio, afirmó que “el de Maduro no es un gobierno, sino una organización criminal”.
El Departamento estadounidense antidroga se ha incautado, hasta el momento, de treinta toneladas de cocaína vinculadas a Maduro y sus asociados, de las que seis toneladas se relacionan al propio Maduro”, dijo la fiscal.
Y hay más.
Estados Unidos acusa a Maduro de colaborar con organizaciones delictivas como el Tren de Aragua venezolano -al que en febrero catalogaron como organización terrorista-, y al cartel mexicano de Sinaloa que introduce drogas a su país.
El Departamento de Estado aseguró que, “durante más de una década, Maduro ha sido un líder del Cartel de los Soles (organización declarada terrorista) que es responsable del tráfico de drogas a Estados Unidos”.
Está claro que la Casa Blanca ha puesto Maduro en la mira, por lo que la fiscal Bondi aseguró que “no escapará a la justicia”. Y porque Estados Unidos subió a USD 50 millones la recompensa por su detención.
Lo que no se sabe ni se sospecha es cómo lo lograrán. Pero hay señales.
Días atrás, el presidente Trump ordenó al Pentágono utilizar las fuerzas armadas para combatir a los carteles de la droga en el extranjero. La orden, según The New York Times, proporciona una base oficial para emprender operaciones militares directas en territorio extranjero y sus aguas territoriales.
Casi de inmediato, un barco de guerra equipado con misiles, un submarino nuclear y aviones de reconocimiento P8 Poseidón; buques y apoyo aéreo y más de cuatro mil infantes de marina fueron desplegados en aguas del Caribe, hecho que preocupó a Venezuela y México.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reaccionó y habló de colaboración para detener el tráfico de drogas, pero subrayó que hay que respetar la autodeterminación de los pueblos y rechazar el intervencionismo.
La pregunta es ¿hasta dónde llegará Estados Unidos para frenar a Maduro? ¿Qué harán los demás países? ¿Alguien sabe qué viene ahora?
La semana pasada -y no debe ser solo coincidencia- el presidente Noboa declaró como “grupo terrorista” al Cartel de los Soles, “por constituir una amenaza para la población nacional, el orden constituido, la soberanía e integridad del Estado”. Y ordenó al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) analizar la incidencia de este grupo terrorista en las organizaciones criminales identificados a la fecha en Ecuador.
Casi al mismo tiempo, en Cartagena de Indias, el senador republicano Bernie Moreno, que visitaba Colombia, dijo que no tolerarán que inflija daño a Estados Unidos, sino que lo tratarán como Estados Unidos siempre ha tratado a los terroristas.
Y sobre Maduro pronosticó: “No lo veo en el cargo más allá de finales de año”.
El objetivo parece claro. Estados Unidos quiere fuera del poder a Nicolás Maduro; por eso, nadie entiende por qué la misma administración de Donald Trump reactivó la polémica licencia que permite a Chevron operar en Venezuela, que da oxigeno económico al régimen chavista.
Claro que hubo una operación en la que diez ciudadanos estadounidenses fueron liberados por Caracas, a cambio de la deportación de 252 venezolanos desde un centro de detención en El Salvador. Pero igual despierta dudas.
La victoria de la oposición en Bolivia que, por decisión del propio pueblo, ha liberado al país del Socialismo del Siglo XXI, ha despertado entusiasmo en el hemisferio, y al pueblo venezolano le habrá llenado de ilusión, pero también de coraje porque ellos derrotaron a Maduro en las urnas, el año anterior y, aun así, no han podido liberarse de su dictadura ni del cartel de los Soles.
¿Cuánto más deberán esperar?