Logo de Primicias

Suscríbete a nuestras notificaciones para recibir las últimas noticias y actualizaciones.

Lo Último
Temas:
  • Resultados consulta popular y referéndum
  • Daniel Noboa
  • Migrantes por el mundo
  • Fiestas de Quito 2025
Domingo, 30 de noviembre de 2025
  • Home
  • Lo Último
    • Qué pasa hoy
  • Política
    • Consulta popular 2025
  • Economía
    • Empresas
    • Reputación en Acción
  • Seguridad
    • Sucesos
    • Caso Metástasis
  • Quito
  • Guayaquil
  • Jugada
    • #Eldeportequequeremos
    • Mundial 2026
    • Tabla de posiciones LigaPro 2025
    • Tabla de posiciones Mundial de Clubes
    • Tabla de posiciones Eliminatorias Mundial 2026
    • Tabla de posiciones Copa Libertadores 2025
    • Tabla de posiciones Copa Sudamericana 2025
  • Sociedad
    • Censo Ecuador
  • Trending
    • TV y Streaming
    • Música
    • Gastronomía
    • Cine
    • Cultura
    • Agenda
  • Firmas
  • Internacional
  • Gestión Digital
  • Radar Andino
  • Newsletter
  • Juegos
  • Telegram
  • X Twitter
×
  • Telegram
  • X Twitter
  • Lo Último
    • Qué pasa hoy
  • Política
    • Consulta popular 2025
  • Economia
    • Empresas
    • Reputación en Acción
  • Seguridad
    • Sucesos
    • Caso Metástasis
  • Quito
  • Guayaquil
  • Jugada
    • LigaPro
    • Fútbol
    • La Tri
    • Tabla de posiciones LigaPro 2025
    • Tabla de posiciones Copa Libertadores 2025
    • Tabla de posiciones Eliminatorias Mundial 2026
    • Tabla de posiciones Copa Sudamericana 2025
    • Más deportes
    • Ciclismo
    • Mundial 2026
    • #Eldeportequequeremos
    • Dónde ver
  • Sociedad
    • Censo Ecuador
  • Trending
    • TV y Streaming
    • Música
    • Gastronomía
    • Cine
    • Cultura
    • Agenda
  • Ciencia y Tecnología
  • Firmas
  • Internacional
  • Gestión Digital
  • Juegos
  • Radar Andino
Videos
NEWSLETTERS

De la Vida Real

Soy yo y son mis actos

Valentina Febres Cordero

Es periodista y comunicadora. Durante más de 10 años se ha dedicado a ser esposa y mamá a tiempo completo, experiencia de donde toma el material para sus historias. Dirige Ediciones El Nido. 

Actualizada:

13 oct 2025 - 05:50

Compartir:

  • X Twitter
  • Telegram
ÚNETE A NUESTRO CANAL

Tener una columna de opinión es una responsabilidad enorme. Cada semana hay que buscar un tema, encontrar el tono, escribir el texto, leerlo, corregirlo, volverlo a leer, volverlo a corregir y dudar —siempre dudar— si está bien escrito, si la idea se entiende, si no hay redundancias.

Escribir es un acto de responsabilidad (y un poquito de masoquismo también). Uno entrega el texto y, días después, se publica. En ese momento ya no hay vuelta atrás: no se puede corregir ni arrepentir. El artículo deja de ser mío y pasa a manos del lector, que lo interpreta, lo comenta o lo destroza, según su ánimo.

Y no, no hay que cometer el error de mirar los “likes” ni los comentarios. Pero a veces caigo en la tentación: abro el celular y leo. Entonces veo cómo me linchan por el lead, me insultan por el apellido, y hasta insultan a mi abuelo (que murió antes de que yo naciera), de quien me han contado que era un guayaquileño maravilloso, honrado, trabajador, dueño de un humor increíble, rápido y ágil. Pero lo mandan a la M… y un poquito más, por causas que nunca fueron suyas.

Me llaman “oligarca”, “Florinda”, “hija del poder”. Y lo más curioso es que muchos ni siquiera leen lo que escribo. Me juzgan por un apellido, no por mis ideas.

  • Entre el derecho a protestar y el derecho a vivir en paz

Sí, soy Febres Cordero. Y me siento orgullosa de serlo, porque mi familia es maravillosa, llena de amor, humor y libros. Porque mi papá —un gran escritor y periodista— me enseñó el valor de las palabras y la dignidad de sostener una opinión con respeto. Un día alguien me dijo: “Qué pena que su papá no dejó un heredero, porque nadie escribe como él”. Y pensé: tiene razón, pero también tiene razón en algo más: cada quien deja su huella a su manera, no con un apellido, sino con lo que hace, y mi papá lo hizo maravillosamente.

¿Y qué culpa tengo de que un Febres Cordero haya sido prócer, otro santo (el Hermano Miguel) y otro presidente del Ecuador? Los apellidos se repiten a lo largo de la historia. No son marcas de fábrica ni etiquetas morales. No determinan quién eres. Yo podría llamarme Chuquimarca, Angamarca, Díaz o Pérez, y seguiría siendo la misma persona.

Así que, por favor, dejémonos de pendejadas con esto de los apellidos. Un apellido no piensa, no escribe, no roba ni salva. Lo que define a una persona son sus actos.

Vivimos tiempos oscuros: violencia, narcotráfico, secuestros, paros y líderes mediocres. Y en medio de todo eso nos insultamos como si ser “correísta” o “noboísta” fuera una religión. Gritamos odio y respondemos con más odio, mientras el país se desangra en la incoherencia.

Los comentarios en redes son una muestra de ese fanatismo: gente escribiendo con faltas de ortografía, opinando sin leer, reaccionando desde las vísceras. Parecería que hemos olvidado lo más básico: el respeto al otro.

Cuando escribo mi columna, no busco tener razón. Escribo con cuidado, tratando de respetar la palabra, la ortografía, el ritmo, la forma en que una idea se transforma en historia. Tal vez quien me lea se identifique, tal vez piense que escribo tonterías. No importa. Lo que sí importa es que escribo con respeto, porque para mí escribir no es imponer, sino compartir.

  • Los violentos no duran. Ojo con eso, Iza, Vargas y Noboa

Dejemos los complejos sociales, las etiquetas, los insultos reciclados. Ya basta de llamarnos “oligarcas”, “cholos”, “indios”, “florindos”, como si eso dijera algo de nuestra esencia. Somos más que eso. Necesitamos escucharnos, dialogar, reconstruir un país donde no importe el apellido, sino el sentido común, ese don que parece estar en peligro de extinción.

Los apellidos son herencias gramaticales, no condenas. Son anécdotas familiares, no destinos. Pero seguimos creyendo que el nombre pesa más que la acción, que el linaje define la conciencia. Y así seguimos: atrapados entre resentimientos y prejuicios, mientras el país se parte en mil pedazos.

Si algo he aprendido al escribir esta columna es que la palabra tiene poder. Y ese poder puede ser usado para agredir o para abrir espacios de diálogo. Yo elijo lo segundo. Porque, aunque muchos no lo crean, se puede discutir con argumentos y defender una postura sin aplastar al otro.

Dejemos los rencores heredados y los insultos sin sustento en redes. El país no necesita más enemigos: necesita gente que escuche, piense y no se deje arrastrar por el ruido de discursos políticos que solo polarizan más al país.

La próxima semana, si todo se calma un poco, espero poder contarles sobre la música que escuchan mis vecinos y la belleza de una vida normal. Porque eso —vivir tranquilos, con humor, amor y respeto— debería ser, al final, lo verdaderamente importante.

  • #escritura
  • #Paro nacional 2025
  • #Ecuador
  • #violencia digital
  • #opinión
  • #violencia política
  • #redes sociales

Noticias Relacionadas

Firmas

Presidentes presos y economía al alza: ¿cómo lo logra el Perú?

Leer más »

Firmas

Dos tiburones contra Zelenski

Leer más »

Firmas

El dolor, ese amo

Leer más »

Firmas

Lealtad sin excelencia: el talón de Aquiles del gobierno de Daniel Noboa

Leer más »

Firmas

Levantemos la mirada

Leer más »

Firmas

La valentía de dos hijas frente al ruido de la impunidad

Leer más »

article.theLast

  • Telegram
  • X Twitter
  • Quiénes somos
  • Regístrese a nuestra newsletter
  • Sigue a Primicias en Google News
  • #ElDeporteQueQueremos
  • Tabla de Posiciones Liga Pro
  • Referéndum y consulta popular 2025
  • Etiquetas
  • Politica de Privacidad
  • Portafolio Comercial
  • Contacto Editorial
  • Contacto Ventas
  • RSS

©Todos los derechos reservados 2025