Efecto Mariposa
Cambiar de rumbo a cualquier edad
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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Regina Madalazzo es una economista brasileña que cursó estudios de doctorado en la Universidad de Illinois.
Madalozzo es reconocida por una trayectoria de más de 20 años en la docencia y en la investigación de temas relacionados con las diferencias salariales entre hombres y mujeres y la discriminación laboral.
Hasta hace pocos años trabajaba en uno de los centros de educación superior más prestigiosos del Brasil, y coordinaba un grupo de investigación en ese país.
Ahora es terapeuta sistémica. Dejó la economía, la docencia y la investigación y hace tratamientos de problemas emocionales y psicológicos. Me enteré de ese cambio en una charla en la que Regina habló de su libro: Iguales y diferentes: un viaje por la economía feminista (traducción del portugués).
El libro de 245 páginas fue lanzado en junio y aborda asuntos de la economía feminista como los estereotipos de los colores rosa y azul que usan las niñas y los niños, las diferencias salariales entre hombres y mujeres, el efecto de la licencia de maternidad sobre los ingresos de las mujeres, entre otros temas.
Pero, ¿por qué Regina Madalazzo cambió una carrera exitosa en la economía por la psicología?
La verdad es que su vida ha estado llena de cambios. Se casó muy joven con un hombre que, según sus palabras, ni siquiera le gustaba; lo hizo por presiones familiares y sociales.
Un buen día despertó y dijo qué hago con este hombre que no me gusta y sin estudiar. Se divorció y continuó estudiando. La decisión no fue fácil, su familia es muy conservadora.
Luego, estudió en Estados Unidos, se casó nuevamente y tuvo una hija.
A su regreso al Brasil, trabajó en una universidad y forjó una carrera exitosa durante dos décadas. En ese tiempo, ella sentía que algo no estaba completo.
Madalazzo siempre tuvo la capacidad de escuchar a las personas, cuenta que su oficina era la sala de desahogos y lágrimas de sus estudiantes. Tenía afinidad por la psicología, incluso su marido le decía eso en broma. Un día decidió seguir un curso de terapias sistémicas e hizo algunos estudios en el área.
Llegó la pandemia y hacía muchas cosas a la vez: atendía la casa; era madre, esposa, amiga; trabajaba en la universidad, y hacía terapias psicológicas.
Creía que podía con todas esas actividades, pero estaba cansada; despertaba todos los días con los brazos amortiguados. Le diagnosticaron con burnout, o síndrome de estar quemado, y tuvo que decidir entre el trabajo exitoso y estable de dos décadas en la economía o su nueva actividad de terapias psicológicas.
Se decidió por la segunda opción. En ese entonces, tenía un solo paciente y no podía pagar un arriendo. Sin embargo, alquiló un lugar para establecer su consultorio, le hicieron un descuento los dos primeros meses, el tercero ya pudo pagarlo completo.
Luego vino otra decisión, estudiar psicología en la universidad para ser tomada en serio y no presentarse como una economista que hace terapias. Entró a la universidad nuevamente y con 55 años se graduará de psicóloga en diciembre.
La historia de Regina Maladazzo parece la de una persona a la que todo le fue fácil y con una gran capacidad intelectual para hacer todo y tener éxito. Sin embargo, no es así. Ella se define como alguien con inteligencia normal, que siente miedo y a veces desconfía de su capacidad. A sus 40 años sentía que estaba tarde para todo, que estaba vieja y que solo le quedaba esperar el fin de sus días.
Ahora, con 55 años y una nueva profesión, no tiene más esa sensación. Perdió el miedo a actuar porque está tarde. A esa edad aprendió que siempre se puede empezar de nuevo y que es mejor sentirse insegura a sentirse infeliz, como lo diría el empresario y autor estadounidense Tim Ferriss.
Madalazzo aprendió que, si bien en la juventud tenemos adrenalina y energía, la experiencia de los años puede dar ventaja en proyectos tardíos, porque la sabiduría, la red de contactos y el conocimiento práctico pueden enriquecer los nuevos comienzos.
La protagonista de esta historia no es la única que ha emprendido proyectos en una edad no convencional.
Magdalena Suárez Frimkes, escultora venezolana, disfruta en estos días de su primera gran exposición individual a la edad de 95 años.
Nola Ochs, a los 95 años obtuvo un título universitario.
Harland Sanders (Coronel Sanders) fundó KFC a los 62 años, después de una carrera llena de fracasos y reinvenciones.
Y la lista de ejemplos podría seguir. No obstante, encontrar estos “logros tardíos” no es habitual, puesto que arriesgarse en un proyecto nuevo, que puede ser personal o profesional, no es fácil.
El primer obstáculo para hacer cosas nuevas es el miedo y superarlo puede ser tan difícil como superar el miedo al fracaso. Estamos acostumbrados a lo que ya existe, a lo que conocemos, por eso no nos gustan los cambios que siempre vienen acompañados de incertidumbre.
La neurociencia ha demostrado que la incertidumbre produce un efecto similar al fracaso en nuestro cerebro.
Pero, además de esto, tememos lo nuevo porque tenemos miedo de perder. Si no sabemos cuál será el resultado de una acción, es posible que prefiramos no intentarlo porque el resultado podría ser malo.
Así, el miedo al cambio no es simple obstáculo, este puede paralizarnos y dejarnos en zonas en las que estamos acostumbrados, aunque estemos infelices.
Por ejemplo, una persona puede optar por permanecer en una relación tóxica o violenta porque tiene miedo de estar sola. Otras personas prefieren permanecer en trabajos que les hacen sentirse miserables o insatisfechas porque tienen miedo de comenzar un nuevo trabajo.
Si bien es natural sentir miedo a los cambios, algunas personas pueden sentir metatesiofobia, una condición muy seria que se manifiesta por un miedo tan intenso al cambio que puede resultar paralizante y muy difícil vivir con este. En estos casos se debe buscar ayuda psicológica.
A los humanos nos resulta difícil seguir adelante cuando algo conocido llega a su fin. Sin embargo, se dice que el cambio es la condición de vida más estable y duradera en la Tierra. En otras palabras, el cambio es inherente a la existencia.
Para tomar decisiones que implican cambios es importante analizar diferentes escenarios y posibilidades para disminuir la incertidumbre. Se puede iniciar un proceso de cambio por etapas, antes de dar el gran paso. Asimismo, es fundamental rodearse de una red de apoyo.
Aunque un cambio puede estar impregnado de incertidumbre y temor, este también puede ser el medio para mejorar la autoestima, la salud mental y el sentido de propósito que trae asumir nuevos retos.
La historia de Regina Madalazzo nos recuerda que nunca es tarde para empezar de nuevo, que el miedo al cambio no debe paralizarnos, y que la verdadera satisfacción está en perseguir lo que nos hace sentir completos.
No importa la edad ni cuántas veces hayamos cambiado de rumbo; lo que cuenta es la valentía de seguir avanzando. Al final, el mayor riesgo es quedarnos inmóviles, atrapados en una vida que ya no nos llena y no saber qué hubiera pasado si…