La Conaie vive su momento más crítico, tras un paro que no despegó y entre el rechazo de sus propias bases
El anuncio de Marlon Vargas, de levantar el paro, confirmó lo evidente: el movimiento indígena está fragmentado, las pugnas internas le han restado legitimidad y sus liderazgos están desgastados.

El presidente de la Conaie, Marlon Vargas, se dirige a las comunas de Suscal (Cañar), el 4 de octubre de 2025, en medio del paro nacional.
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"Cuando haya que levantarse, lo haremos con la fuerza que nos da la unidad y la legitimidad de nuestras luchas", dijo Marlon Vargas cuando recibió el bastón de mando de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el 9 de agosto.
Poco más de 10 semanas después, el escenario es completamente diferente y el futuro de la organización indígena más grande del país está en juego. El 22 de octubre, el titular de la Conaie apareció solo, en un video colgado en redes sociales, y anunció el repliegue de las bases del movimiento indígena a sus territorios y el fin de un paro nacional que nunca llegó a despegar.
Vargas recibió un movimiento indígena fragmentado, con su brazo político en retazos. Y la decisión del presidente Daniel Noboa de eliminar el subsidio al diésel, el 12 de septiembre, llegó cuando apenas llevaba un mes en el cargo.
A lo que se sumaron varias medidas de presión estatal en los territorios con mayoría de población indígena. El Ejecutivo anunció cuantiosos bonos para agricultores; trasladó la Presidencia a Latacunga; convocó a contramarchas; militarizó ciudades; custodió y hasta bloqueó carreteras; congeló cuentas bancarias; apagó la señal de medios comunitarios; y ordenó la dispersión inmediata de manifestantes, incluso pacíficos.
Todo eso abonó a que la Conaie no pueda reaccionar como lo hizo en octubre de 2019 y junio de 2022, cuando los paros nacionales obligaron a los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso a echar para atrás las medidas económicas y buscar consensos con las organizaciones sociales.
La estructura no estaba lista para un paro
Después de las victorias políticas, sociales y electorales que prosiguieron a los paros previos, la profunda diferencia de visiones entre los nuevos liderazgos y las voces históricas del movimiento indígena mostraron que las fracturas en la Conaie y, por ende, en Pachakutik eran más profundas de lo que nadie quería aceptar.
Y esas pugnas internas coparon la atención del movimiento, que finalmente sufrió el primer gran golpe al quedar prácticamente fuera de las elecciones extraordinarias de 2023. Le siguió el conflicto por la coordinación de Pachakutik y la posterior derrota de Leonidas Iza en las presidenciales de 2025.
En ese entonces, el mismo Iza aceptó lo evidente: no pasaban por un buen momento y, pese al esfuerzo en su gestión, no había logrado unificar la estructura. Incluso, afirmó que había provincias donde no querían esa unificación. Y eso se demostró en su derrota y la de sus coidearios en las elecciones internas de la Conaie.
Todo esto desembocó en que la llegada de Vargas a la presidencia de la Conaie no sea del agrado o interés de todas las organizaciones de base. Y, con o sin un cálculo de por medio, el Gobierno eliminó el temido subsidio al diésel cuando el dirigente amazónico todavía no tenía influencia entre sus propias filas.
Fue por eso que, a diferencia de 2019 y 2022, el anuncio de un paro nacional, convocado por el movimiento indígena, demoró en llegar casi una semana. Además, ese 18 de septiembre, Vargas tampoco fue determinante, puesto que se limitó a hablar de la resistencia en los territorios y que cada organización decidirá sus propias medidas.
Y esa asamblea de la Conaie en Riobamba dio ya un anticipo de lo que se venía. Las organizaciones del norte, de Cayambe, no estuvieron de acuerdo con el punto de encuentro, acusaron a Vargas de faltarlos al respeto, porque en Chimborazo el movimiento indígena había pactado en ocasiones anteriores con los gobiernos de turno.
Tres días después, el presidente de la Conaie incluso tuvo que volver a su propia región para convencer a las nacionalidades de la Amazonía que plieguen al paro, puesto que los dirigentes locales marcaron distancia con la Conaie.
Y en las semanas subsiguientes, Vargas apareció en el epicentro del paro, en Imbabura, en una sola ocasión, mientras que las protestas en otras provincias se diluían. Su figura pasó desapercibida en el resto del país.
El protagonismo del paro se quedó en las comunidades de esa provincia. Y el descontento con la dirigencia los llevó incluso a desconocer las negociaciones entre los líderes locales y el Gobierno. Esto puso en una posición más difícil a Vargas, que nunca estuvo a la cabeza del descontento social.
De por medio hubo acusaciones políticas y rumores de injerencias internas de los anteriores liderazgos o de otras figuras políticas, como Guillermo Churuchumbi, coordinador de Pachakutik; Salvador Quishpe, exlegislador, y hasta el mismo Iza.
Finalmente, ante el anuncio de una nueva intervención militar y policial para el despeje de vías, después de más de 140 detenidos, decenas de heridos y dos muertos en las manifestaciones, Vargas apareció nuevamente para anunciar el fin del paro, que no llegó a ser nacional en ningún momento.
El dirigente de la Conaie hizo exigencias al presidente Noboa y le dijo que tiene una lección que aprender: "el poder no se impone, se construye dialogando con el pueblo". Esto pese a que el movimiento indígena no consiguió ninguna reivindicación.
Pese a su inexistente capital político, Vargas anunció que se concentrarán en la campaña por el No en la consulta popular y referendo de noviembre. Pero nada dijo del eliminado subsidio al diésel y la gran derrota que representa para su organización.
Otro tema que no mencionó el dirigente amazónico es que, después del fallido paro nacional, su capacidad de influir en las votaciones es ínfima y que, en caso de llegar a una constituyente, el movimiento indígena tendrá pocas oportunidades de representación.
Así, la unidad y popularidad que dejaron los paros de 2019 y 2022 terminaron de desaparecer. Y las secuelas de estas protestas, sumadas a los excesos de las fuerzas públicas y la judicialización de los manifestantes, marcarán el resto de este periodo de la Conaie, que acababa de empezar.
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