Serrano, Salcedo y policías estuvieron implicados en seguimiento a Villavicencio antes del crimen, revela testigo protegido
RPHR un expolicía, quien ahora es testigo protegido de la Fiscalía, rindió su versión en medio del caso por el magnicidio de Fernando Villavicencio. En su relato incrimina directamente a José Serrano y Daniel Salcedo, quienes ya son procesados como presuntos autores intelectuales del crimen.

Familiares y amigos de Fernando Villavicencio en plantón en la Fiscalía de Pichincha, 25 de febrero de 2025.
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Las investigaciones del caso por el magnicidio de Fernando Villavicencio continúan. El 11 de septiembre de 2025, la Fiscalía recibió la versión de RPHR, un expolicía que está detenido y ahora es testigo protegido. El exuniformado, que habría sido parte del equipo cercano de José Serrano, reveló cómo fueron los seguimientos a Villavicencio antes de su asesinato.
Según su relato, RPHR es un policía especializado en labores de inteligencia, que alcanzó méritos y realizó capacitaciones mientras José Serrano era ministro del Interior, entre 2011 y 2016, en el Gobierno de Rafael Correa.
Este exagente estuvo en funciones entre 2013 y 2021, año en el que sentenciado por un robo con muerte. Actualmente, está detenido en la Cárcel 4 de Quito.
Trabajó en la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial (UIAD), dónde fue agente investigador de campo “formado y capacitado para ejecutar labores investigativas y de inteligencia, tales como, manejo de fuentes humanas, vigilancias, seguimientos, manejo de equipos electrónicos, ubicación de personas, rastreo de dispositivos GPS”.
El caso Villavicencio
En 2019, cuando RPHR estaba trabajando en Cuenca fue vinculado a un asesinato y sentenciado a 34 años y ocho meses de prisión. Fue recluido en la Cárcel 4 de Quito, en donde conoció a Daniel Salcedo Bonilla, quien tiene cinco sentencias por corrupción y es uno de los procesados en el caso Villavicencio.
Según el relato del expolicía, Salcedo le dio protección dentro de la cárcel y “aprovechó” sus habilidades como agente de inteligencia de la Policía Nacional. Así, en julio de 2022, le habría pedido que gestione unas vigilancias y seguimientos a Fernando Villavicencio, quien esa época era asambleísta y presidía la Comisión de Fiscalización.
El testigo dijo que el seguimiento se hizo con personas externas. “Fue alrededor de unos tres o cuatro días de seguimiento donde se generaron fotografías de ciertas rutinas del señor Villavicencio”. Esas fotografías las entregó a Daniel Salcedo, aunque aseguró no saber para qué se usaron.
Esta persona recuperó su libertad en septiembre de 2022. Un mes después, relató RPHR, se reunió en Guayaquil con Víctor A., exgeneral de la Policía, quien le habría pedido que realice seguimientos al periodista Andersson B. Pero, además, en esa reunión -a través de una videollamada- habría retomado contacto con José Serrano Salgado, exministro del Interior.
Serrano le habría pedido al exgeneral que le diera a RPHR su código de Threema una aplicación de mensajería digital encriptada que en Ecuador se hizo conocida en diciembre de 2023, cuando la Fiscalía reveló que fue usada por el narcotraficante Leandro Norero para comunicarse con sus socios desde prisión.
Tiempo después, en julio del 2023, en Guayaquil, RPHR se reunió Daniel Salcedo, quien ya había sido liberado con una decisión judicial irregular. En esa cita, dentro de un vehículo, Salcedo habría hecho una videollamada a José Serrano.
En esa reunión, según el expolicía, Salcedo le pidió nuevamente que haga seguimientos a Fernando Villavicencio. En ese momento, Serrano le habría dicho: “Jonathan, si esto no fuera importante, créeme que no contáramos contigo y es de carácter urgente”. Jonathan era su nombre de trabajo en las unidades de inteligencia.
El objetivo de ese trabajo era identificar la rutina de Villavicencio, el vehículo en el que se movilizaba, cuantos policías custodiaban su seguridad, si tenía vehículos blindados y lugares en que se reunían con él. Por este trabajo, Salcedo le habría pagado USD 5.000, en efectivo, en billetes de USD 20.
“José Serrano me manifestó que ellos retomarían el poder del país y que él personalmente se encargaría de reincorporarme a la institución policial”.
RPHR, en su versión en el caso Villavicencio
Días después, esta persona -por pedido de Serrano- se reunió con José A., un agente policial en servicio activo, con quien ya había trabajado en los seguimientos a Andersson B. Juntos, a bordo de un vehículo blanco, habrían hecho los seguimientos a Villavicencio, desde finales de julio de 2023.
Además -“por disposición de José Serrano“-, se contactó con Santiago N., coronel de Policía, quien le entregó una hoja con el itinerario de Villavicencio. Mientras que RPHR le habría entregado un dispositivo de rastreo GPS, ya que este agente se encargó de ubicarlo en el vehículo en el que se movilizaba Villavicencio.
A inicios de agosto de 2023, RPHR y José A. habrían elaborado un documento de seis páginas con fotografías de los vehículos en los que se movilizaba Villavicencio, del personal policial que custodiaba su seguridad y personas con las que se reunía. Se lo envío a Salcedo a través de Threema.
Días después, el 9 de agosto de 2023, Villavicencio fue asesinado cuando salía de un mitín político del excolegio Anderson, en el norte de Quito. Era candidato presidencial.
¿Qué pasó después del asesinato?
Tras ese crimen, RPHR se había escondido por varias semanas en una casa en Samborondón. Días después retomó comunicación con Salcedo, pero ya no con Serrano, ya que había cambiado o eliminado su código de Threema.
Luego, Salcedo le habría gestionado un cargo público como director de Aduana de Loja, Catamayo y Huaquillas, cargo que ostentó desde agosto hasta diciembre de 2023, durante el Gobierno de Guillermo Lasso y el inicio de la administración de Daniel Noboa.
Además, el exagente, dijo que el 6 de enero del 2024, José A., el policía con el que había seguido a Villavicencio, había sido asesinado en Guayaquil cuando sicarios le propinaron 16 disparos.
Finalmente, en julio de 2024, RPHR volvió a ser detenido en Ibarra con dispositivos GPS y dinero efectivo. Fue procesado por delincuencia organizada y apresado, otra vez, en la Cárcel 4. Pero, un año después, fue traslado en la cárcel de Turi, en Cuenca.
Luego de 15 días en esa prisión, seis presos entraron a su celda y lo ahorcaron con una cuerda, que terminó rompiéndose antes de que muriera. Le cambiaron de pabellón, pero volvió a ser víctima de un atentado al recibir una sopa con vidrio molido.
Una funcionaria del SNAI, identificada como Natasha L., le habría dicho que su cabeza tenía el precio de USD 20.000 y que era mejor que se suicidara. Entonces, a través de un habeas corpus fue trasladado a Latacunga.
En la cárcel de Cotopaxi, en julio de 2025, otro grupo de presos intentó matarlo, pero militares lo evitaron. Otros presos, que se habrían identificado como miembros de Los Lobos, en cambio, y le dijeron que a cambio de su silencio recibiría un dinero de ‘La P’.
Mientras que a inicios de septiembre, sus padres recibieron un panfleto en el que eran amenazados de muerte, si él no se quedaba callado.
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