Con pocos cuadros a la vista, ADN busca ir a una elección de asambleístas constituyentes
Con apenas seis meses de gestión en la Asamblea y en la Presidencia, el oficialismo quiere liderar una nueva campaña electoral, esta vez para una potencial Asamblea Constituyente.

Imagen referencial de las curules vacías de la Asamblea Nacional.
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PRIMICIAS
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El movimiento Acción Democrática Nacional (ADN) tuvo un nacimiento acelerado y un igual ascenso electoral. Aunque, legalmente, no participaron en las presidenciales de 2023, ni en la consulta de 2024, sí lograron resultados importantes. Y este 2025 ya se consolidaron como gobierno y mayoría en la Asamblea Nacional.
Con el impulso de esa breve trayectoria, su líder, el presidente Daniel Noboa, quiere aprovechar su popularidad para convocar a otra asamblea constituyente. Ese es uno de los cuatro objetivos de la consulta popular y referéndum de este 16 de noviembre.
Y, si los ecuatorianos aceptan la propuesta del Mandatario y le dan una nueva victoria en las urnas, en los próximos meses arrancará otro periodo electoral adicional, para escoger a los futuros asambleístas constituyentes, que redactarán una nueva Constitución.
Sin embargo, a diferencia de las ocasiones anteriores, esas intenciones pondrán a prueba su estructura partidista y ya no solo el alcance de la propaganda gubernamental. Esto debido a la falta de cuadros preparados que tiene el joven movimiento ADN.
Y esto hizo que el mismo presidente Noboa acepte en una entrevista que "un asambleísta constituyente es diferente a un asambleísta normal, porque tiene que tener cierto conocimiento jurídico o ser especialista en algún área". Dijo, en ese entonces, que se necesitan los mejores perfiles.
Pero, de la misma forma en la que se niega a adelantar los ejes centrales de una nueva constitución, también se negó a dar nombres y pidió que se espere a después de la consulta. Sin embargo, esa estrategia parece no estar funcionando, puesto a que el Jefe de Estado y líder de ADN ha ido retractándose en varias de sus declaraciones previas.
Por ejemplo, aunque abrió la posibilidad de que sus ministros tomen la posta. Ahora, poco más de seis semanas después y a seis días de la votación, lanzó tres posibilidades: su madre, Annabella Azin, nuevamente; el presidente de la actual Asamblea, Niels Olsen; y la exfiscal general, Diana Salazar.
Y se repite así lo que ya sucedió en las elecciones legislativas de este año, la lista 7 recurrió a la familia Noboa, a los trabajadores de sus empresas y sus amigos cercanos para completar los casilleros. A la vez, también cumplió con la tradición ecuatoriana y adoptó figuras recicladas de otros partidos.
Pero a esto se añaden los problemas de esa bandada en el Legislativo, pese a que apenas llevan seis meses en sus curules. El oficialismo demostró, desde el primer día en la Asamblea, que no dejaría espacio para la oposición política y desterró a la segunda fuerza política del país a los sitios más relegados de la Función Legislativa.
Y no solo eso, ADN también ha impedido la deliberación democrática en las sesiones plenarias y ha burlado la Ley Legislativa y la Constitución, para aprobar normativas a gusto que no sobrevivieron el control constitucional.
Además, algunos de sus asambleístas han sido foco de distintas polémicas, sea por contratar a sus familiares, por dedicarse a otras actividades en las sesiones, por leer (o no poder leer) sus discursos y hasta por fingir participaciones virtuales utilizando fotografías.
Y, esa falta de perfiles se evidencia ahora en las sesiones plenarias. La mayoría de los legisladores de ADN decidieron dejar sus curules en manos de sus desconocidos alternos para hacer campaña por las propuestas de su líder. Es decir, desde la semana pasada, la Función Legislativa no trata temas prioritarios para el país.
Finalmente, aunque el Mandatario haya hablado de la posibilidad de que sus ministros sean candidatos a una Asamblea Constituyente, eso lo dejaría solo en la administración del Ejecutivo, en la que precisamente ha tenido problemas del mismo estilo.
Noboa se ha visto obligado a reciclar funcionarios e intercambiar puestos entre los ministros que se mantienen a su lado, así como usar a algunos para encargarles gobernaciones en las grandes circunscripciones electorales o para que sean candidatos al Legislativo apenas a inicios de este año.
Esto sin contar que el Gobierno eliminó ministerios y fusionó diversas entidades, lo que ha hecho que existan menos cargos titulares que llenar. Sin embargo, hay casos extremos como el de Julio Neira, que ostenta más de una decena de cargos a la vez y refleja justamente la falta de perfiles y gente de confianza en las filas de ADN.
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