El Museo del Convento del Buen Pastor: una joya escondida en el Centro Histórico de Quito
Ubicado junto al complejo militar de La Recoleta, el convento conserva más de cuatro siglos de historia religiosa, artística y arquitectónica, y abre sus puertas al público con recorridos guiados.
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A un costado del complejo del Ministerio de Defensa, en el tradicional sector de La Recoleta, en Quito, se levanta una joya patrimonial que pocos quiteños conocen: el Museo del Convento del Buen Pastor.
Su historia se remonta al siglo XVII, cuando el espacio era el noviciado de los padres dominicos y, más tarde, fue entregado a las Hermanas del Buen Pastor por pedido del presidente Gabriel García Moreno.

La congregación se asentó allí el 22 de agosto de 1871 y, desde entonces, el convento forma parte del tejido histórico y espiritual de la capital.
Entre sus mayores atractivos está la ermita del padre Fray Pedro Bedón, un lugar de retiro y contemplación que conserva frescos únicos en el país. “Es la única ermita al fresco en Ecuador”, explica Vanessa Santos, parte del equipo administrativo y de conservación del museo.
Los murales, elaborados con pigmentos naturales hace más de cuatro siglos, representan escenas de la vida de los santos y pasajes bíblicos, y ofrecen un testimonio excepcional del arte religioso quiteño del periodo colonial.
El recorrido por el museo abarca doce salas que muestran la vida conventual, piezas de arte sacro, objetos litúrgicos y rincones de valor arquitectónico. Además, los visitantes pueden acceder a la iglesia, el campanario y la cueva del padre Bedón, según el tipo de entrada que elijan.
El Museo del Buen Pastor abre de martes a sábado, de 09:00 a 16:30, con último ingreso recomendado a las 15:00. Los valores varían entre USD 3 y USD 7, según el recorrido, con descuentos para niños, estudiantes, personas con discapacidad y adultos mayores.
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