Ecuador registró un 58% más de homicidios en el primer cuatrimestre de 2025
La violencia criminal deja 3.087 muertos entre enero y abril, con un promedio de casi 26 asesinatos por día, más de uno cada hora. El 94% de los homicidios está ligado al crimen organizado.

Cinco presuntos integrantes de Los Tiguerones presentados en posesión de armas en el plan habitacional popular Sueño Guayaquileño, del noroeste de Guayaquil, el 7 de marzo de 2025.
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Autor:
Redacción Primicias
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Una tendencia sostenida al alza desde 2021, con un salto alarmante en el arranque de 2025. Eso es lo que revelan las cifras comparativas de homicidios en los primeros cuatro meses de los últimos cinco años, de acuerdo con la base de datos abierta del Ministerio del Interior.
Durante el primer cuatrimestre de 2025, Ecuador registró 3.087 muertes violentas, lo que representa un incremento del 58,22% respecto al mismo periodo de 2024, cuando se contabilizaron 1.951 homicidios intencionales.
En comparación con los primeros cuatro meses de 2023, considerado hasta ahora el año más violento de la historia del país, el aumento fue del 31,75%. En promedio, se reportaron casi 26 homicidios diarios —más de uno por hora— durante los primeros 120 días del año.
Dominios criminales y control territorial
Abril de 2025 se convirtió, además, en el cuarto mes del año más violento en la historia reciente del país, con 726 asesinatos, ubicándose en términos absolutos como el noveno mes más sangriento desde que existen registros sistematizados.
De acuerdo al diagnóstico del Gobierno Nacional -justificativos del Proyecto de Ley Orgánica para Desarticular la Economía Criminal-, la violencia responde a una transformación cualitativa de los patrones delictivos. El 94% de los homicidios registrados en lo que va de 2025 están directamente relacionados con el crimen organizado.
El informe del Ejecutivo apunta a una violencia “estructural, organizada y letal”, con el despliegue de bandas criminales con lógicas de operación armada, control territorial, cooptación institucional y vínculos transnacionales.
Estas estructuras —como los Tiguerones, Choneros, Lobos, Águilas, Chone Killers y Latin Kings— se han expandido a lo largo de corredores estratégicos para el narcotráfico y otras economías ilícitas, como el contrabando, la minería ilegal y el tráfico de armas.
Guayas, casi la mitad de la violencia
Guayas ha sido clasificada como zona de impacto crítico, por la convergencia de al menos once bandas armadas que disputan el control de espacios urbanos, fluviales y portuarios.
Solo la Zona 8 de Policía, que abarca a los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón, concentró 1.226 en los primeros cuatro meses del año, el 40% de la criminalidad del país.
Se trata de una zona disputada por albergar cuatro de los principales puertos marítimos del país, cruciales para el tráfico internacional de droga, y por contar con amplias áreas marginales en la que los grupos instalan sus centros de operaciones y generalizan delitos como las extorsiones.
Si se suman los otros 22 cantones de Guayas, la provincia representa casi la mitad de la violencia (el 48,95% de los homicidios del periodo). Le siguen provincias como Esmeraldas, Manabí, El Oro, Los Ríos, Orellana y Sucumbíos, estas últimas afectadas por la presencia de grupos armados colombianos.
Una amenaza a la economía
El análisis de la temporalidad de los homicidios revela que la mayoría ocurren durante la noche, especialmente entre las 20:00 y la 01:00, siendo las 23:00 la hora más letal. Los días de mayor incidencia son los fines de semana: el domingo, seguido por el sábado.
De acuerdo al Ejecutivo, el avance del crimen organizado no solo ha dejado cifras récord de homicidios, sino que impacta en la economía y en la propia soberanía nacional.
La paralización de actividades productivas en zonas críticas, la extorsión sistemática a comerciantes, el aumento de los costos de seguridad privada y la fuga de capitales son consecuencias directas de la expansión criminal, según reconoce el propio Gobierno.
Aunque el Ejecutivo plantea que las cifras podrían estar mostrando una “posible estabilización” en niveles altos, analistas advierten que Ecuador enfrenta una crisis de seguridad que está desbordando los márgenes del control policial y militar.
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