'Narcopirotecnia' en Ecuador: El país registra importaciones récord de fuegos artificiales y explosivos
Las importaciones de pirotecnia alcanzaron USD 4 millones en 2024, el valor más alto en una década. Bandas criminales utilizan estallidos para celebrar crímenes y para abrirle camino a las extorsiones, según la Policía. La importación de explosivos como la dinamita alcanzó su pico máximo en 2023.

Imagen referencial de fuegos artificiales en el cielo del centro de Guayaquil el 4 de diciembre de 2024
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Redacción primicias
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La detonación de fuegos artificiales en Guayaquil solía ser exclusiva de las fiestas de Fin de Año, las celebraciones cívicas y los festejos deportivos que iluminaban el cielo porteño. Sin embargo, en barrios del sur y norte de la ciudad los estallidos pirotécnicos resuenan casi cada noche, una práctica que ha escalado en los últimos dos años y que refleja una "expresión de la narcocultura" en Ecuador.
Una situación similar se registra en ciudades de Manabí como Manta y Portoviejo, donde las noches del 16 y 17 de julio de 2025 se encendieron como fiestas navideñas tras el asesinato de Flavio Leonardo Briones -cabecilla de Los Lobos-, de su esposa y sus dos custodios. La banda rival de Los Choneros iluminó el cielo de las dos ciudades con pirotecnia para celebrar los crímenes.
De acuerdo con la interpretación de vecinos y de la propia Policía, el uso de la pirotecnia es múltiple. Las bandas criminales celebran con ella crímenes de sus rivales, festejan la llegada a destino de cargamentos internacionales de droga, utilizan los estallidos para avisar de la disponibilidad de venta de drogas al menudeo o para amedrentar a los vecinos, abriendo el camino a la extorsión de negocios.
Importaciones alcanzan niveles históricos
Las importaciones de fuegos artificiales y pirotecnia en Ecuador se dispararon a valores récord en 2024. Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), en 2024 el país importó USD 4 millones en artículos de fuegos artificiales y afines (1.645 toneladas métricas), la cifra más alta en 10 años.
Solo en el primer semestre de 2025 se importaron USD 2 millones (812 toneladas), la mitad de lo adquirido el año pasado. El 99,79% se importó desde China, según las estadísticas de comercio exterior de bienes del BCE.
El fenómeno coincide con un incremento en importaciones de explosivos. Las compras de dinamita, detonantes a base de nitrato de amonio y otros alcanzaron un récord de USD 23 millones en 2023, que hasta ahora era el año más violento en la historia del Ecuador, con 9,3 toneladas métricas importadas.
Además, en el primer semestre de 2025 ya se importaron USD 17,1 millones en pirotecnia y 7,5 toneladas métricas, superando a las cifras de todo 2024, lo que sugiere que este año podría establecer un nuevo récord de estas adquisiciones.
El principal país de origen de los explosivos es Perú, con el 93,2% de la carga importada en la primera mitad del año, aunque también se importa desde Chile y -en menor medida- desde Argentina y Bolivia.
Códigos criminales en los barrios
A mediados del mes de julio, todo el horizonte de la cima de los cerros de Mapasingue, en el norte de Guayaquil, se iluminó con pirotecnia como en las fiestas de Fin de Año. En otras ocasiones solo son estallidos puntuales, unas dos veces por semana, según los vecinos.
Un residente de la ciudadela Martha de Roldós, en las faldas del cerro, accedió a hablar bajo anonimato y explica la evolución de estas prácticas: "Antes no eran fuegos artificiales, eran balas. Pero hace como un año y medio subieron al cerro 400 policías y militares en uno de los operativos masivos del Bloque de Seguridad en los que capturaron armas y cambiaron la metralla por la pirotecnia".
En el sector del cerro Mapasingue Este, que colinda con la ciudadela Martha Roldós y con la cooperativa 1 de Mayo, operan las bandas criminales de Los Tiguerones y Los Águilas, según información policial.
El morador dice que los fuegos artificiales están relacionados a celebraciones por la salida de los cargamentos de droga, con la llegada de la droga a destino o directamente con el pago por el envío.
Y dijo que sacó a sus dos hijos del barrio -espera mudarse- tras constatar al menos tres secuestros de comerciantes y taxistas de la zona, uno de ellos conmocionó a la toda ciudad en junio: una tendera de origen asiático de un negocio de la Martha de Roldós murió asfixiada, enterrada con otros secuestrados, en una cisterna en el noroeste de Guayaquil. "Ya no solo se conforman con extorsionar".
Las 'tortas' de fuegos artificiales tienen un costo en Ecuador que fluctúa entre USD 20 y USD 200, y en las celebraciones más grandes los grupos criminales pueden quemar más de 100 kits pirotécnicos.
De las celebraciones a la intimidación
Un oficial de Policía que solicitó el anonimato explica las múltiples dimensiones del fenómeno: "Es un tema de muchas aristas, que está relacionado también con explosivos artesanales y con de la minería ilegal. Estas bandas queman pirotecnia cuando celebran, por ejemplo, la muerte de un rival, lo han convertido en una narcocultura. Antes celebraban a disparos, ahora lo reemplazaron por pirotecnia".
El uniformado, familiarizado con las dinámicas criminales en Guayaquil, señala que los estallidos también sirven para "amedrentar a la población de los barrios”, pues a las detonaciones le suele seguir la exigencia del pago de 'vacunas' extorsivas en el sector, sobre todo de los negocios, dijo.
Durante los allanamientos en zonas donde la Policía ha detectado que se enciende pirotecnia por las noches sin razón aparente, las autoridades han encontrado incluso explosivos tipo dinamita y de emulsión utilizados en la minería, agrega el oficial. En la ciudad son utilizados para estallarlos en las afueras de casas y negocios, atemorizar a las víctimas y presionar al pago de extorsiones.

Control de explosivos: un problema estructural
Otro oficial de policía consultado advierte sobre una problemática mayor. Este año se registró un robo en el cantón minero de Ponce Enríquez (Azuay) de 800 kilos de dinamita que nunca fue recuperada y se desconoce en qué medida el material se distribuyó a la minería ilegal o se trasladó a la ciudad, dice.
“El problema es que los mineros legales son los mismos ilegales. Los dueños de las minas son amenazados y las bandas criminales pasan a controlar la mitad del negocio o de toda la bocamina. Se importa legalmente el explosivo y pasa a la ilegalidad", explicó la fuente.
Entonces el uso de fuegos pirotécnicos es una arista menor de “un problema más álgido” -dice-: “la falta de control y regulación de la importación y el uso de explosivos en el país, que no depende de una sola institución sino que es un problema estructural” para el que el Estado no ha tenido una respuesta.
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