“Si mi hijo pudo con una bala y una cirugía de alto riesgo, va a salir de esta”, dice madre de niño víctima de bala perdida
Jeremy, de 11 años, lucha por su vida tras recibir un disparo en la cabeza durante un ataque armado en el norte de Guayaquil. Su madre clama por seguridad y por el milagro de su recuperación.

El vehículo del administrador de un centro comercial terminó baleado en Urdesa, en Guayaquil, el 29 de mayo de 2025, en un ataque que dejó herido a un niño de 11 años como víctima colateral.
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Redacción Primicias
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La vida de Jeremy Matías, un niño de 11 años, pende de un hilo. El menor de edad permanece en estado crítico en una clínica del norte de Guayaquil, luego de recibir un disparo en la cabeza tras un ataque armado en Urdesa.
El niño, quien el día del ataque se dirigía con su padre a una cita médica, fue una víctima colateral de un aparente intento de secuestro contra un conductor —el administrador del patio de comidas de un centro comercial—, quien también resultó gravemente herido.
El violento incidente ocurrió la mañana del 29 de mayo de 2025. El auto del hombre al quien los delincuentes pretendían secuestrar terminó detenido, con impactos de bala, en las calles Costanera e Ilanes, en el sector de Urdesa central.
El menor circulaba con su padre en un vehículo particular, camino a una cita médica por síntomas de dengue y fiebre. En la ruta coincidieron con el automóvil de los presuntos secuestradores, quienes huían disparando a una unidad de agentes municipales. Una bala impactó en la cabeza del niño.
Desde ese momento, su madre, Arly Rosado, prácticamente vive en el hospital. “Si mi hijo pudo con una bala y una cirugía cerebral de alto riesgo, va a salir de esta”, dice con firmeza. “Mi hijo me necesita fuerte. Estoy confiando en Dios, para mí va a salir de esto y va a salir bien”.
El cuadro de Jeremy
Arly relata a PRIMICIAS el delicado cuadro médico que enfrenta Jeremy, quien fue intervenido quirúrgicamente. En la operación, los médicos extrajeron el proyectil que se incrustó en su cráneo, retiraron partes del tejido cerebral dañadas de ambos hemisferios y una parte del hueso craneal comprometido.
El procedimiento fue exitoso, pero solo fue el primer paso en una cadena de complicaciones, dice su madre. Los médicos pronto descubrieron que Jeremy dio positivo para dengue, lo que agravó su estado de salud.
“El disparo no solo afectó su cabeza. El impacto provocó que intentara vomitar mientras aún estaba consciente. Parte de ese vómito ingresó a sus pulmones y eso le provocó una neumonía. Ahora también tiene las encimas hepáticas comprometidas por el dengue”, explicó su madre.
El niño está en un coma inducido y con pronóstico reservado. La madre se encontraba trabajando cuando ocurrió el atentado. “El papá los llevaba a hacerlo revisar porque tenía fiebre. Camino al médico pasa toda esta tragedia y el niño sufre el daño colateral”, agrega Rosado.
“Solo pido paz”
La historia conmovió a cientos de personas, quienes se solidarizaron en redes sociales y en la casa de salud. Y, fue esa presión ciudadana la que permitió que Jeremy pudiera ser trasladado desde un hospital del Seguro Social hasta una clínica privada, en la que fue intervenido.
“Gracias a la difusión un neurocirujano se ofreció a operarlo de forma gratuita. Y me contactaron desde Presidencia para ayudar con el traslado", dice.
Mientras Jeremy resiste, su madre clama por seguridad y por un país en el que los niños puedan salir sin miedo.
“Salimos a trabajar, a compartir en familia, y no sabemos si vamos a volver con vida. Es terrible lo que estamos viviendo, porque no es la primera vez que ocurre algo así. Solo pido paz”.
Arly Rosado
Los médicos han indicado que no podrán despertar a Jeremy del coma mientras sus órganos vitales no se estabilicen. “Primero hay que estabilizar sus pulmones. Luego veremos si hay secuelas. Es un día a la vez”, dice Arly.
Ecuador vive un proceso de recrudecimiento de la violencia y las cifras de homicidios en los primeros cuatro meses de 2025 son las más altas de la historia reciente. Guayaquil concentra el 40% de los asesinatos y de las alertas de secuestros registrados en el país. Entre enero y abril, cinco menores de edad murieron producto de la violencia a escala nacional, según datos del Ministerio del Interior.
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