¿Qué pasa con las solicitudes de asilo en Estados Unidos? Las claves de nueva medida migratoria

NUEVA YORK. La palabra “pausa” volvió a encender la alarma entre miles de migrantes esta semana. Una nueva disposición del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) ordenó que ciertos casos de asilo y solicitudes de beneficios migratorios queden en retención administrativa mientras son sometidos a revisiones adicionales de seguridad, especialmente cuando se trata de personas procedentes de países catalogados como de alto riesgo. La medida no fija un plazo para esas revisiones, lo que en la práctica introduce un compás de espera incluso para expedientes que ya estaban cerca de una decisión.

“En la práctica, la medida no borra el asilo del mapa, pero estira el tiempo en el lugar más frágil del trámite: el momento de la decisión. El gobierno como tal no ha suspendido al asilo como una figura legal”, explica Tatiana Vivas, especialista ecuatoriana en asuntos migratorios, quien trabaja de forma cotidiana con casos de asilo y acompaña procesos vinculados a USCIS. Lo que hay —dice— es “una pausa administrativa, sobre todo en las respuestas y decisiones”, incluso en casos donde la entrevista ya ocurrió. 

Ese detalle cambia la respiración de quienes viven “pendientes del correo” o del estatus online. Vivas lo resume así: antes era común que, tras la entrevista, algunas oficinas pidieran volver en dos semanas; después, muchas decisiones empezaron a llegar por carta. Aun así, ya había esperas irregulares, desde respuestas en quince días hasta silencios de siete u ocho meses. Con la pausa, advierte, es razonable que las demoras se prolonguen aún más en determinados perfiles. 

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Dos tipos de asilo, dos caminos

Para entender a quién alcanza, conviene separar dos caminos que suelen confundirse. El asilo afirmativo es el que se tramita ante USCIS cuando la persona no está en proceso en Corte; el asilo defensivo es el que se discute ante un juez de inmigración, generalmente cuando ya existe un caso en Corte, explica Vivas. 

Montalvo, ecuatoriano de 41 años, llegó desde Macará y vive en Nueva York. La historia de este lojano con un nombre que es comúnmente apellido, se ha ido guardando, con disciplina, en una carpeta dentro de su computadora; donde ordena citaciones, recibos, cartas y cada archivo que alguna vez le pidieron. Salió de Ecuador tras recibir amenazas de extorsionadores vinculados a su entorno laboral; con el tiempo, su miedo dejó de ser abstracto y tomó forma de rutinas: revisar quién lo seguía, cambiar caminos, calcular horarios. 

“Llevo más de cuatro años esperando una definición, mientras mi vida se divide entre lo que estoy construyendo aquí y lo que no puedo cerrar allá”. 

Montalvo, migrante ecuatoriano en Nueva York. Salió de Ecuador tras ser extorsionado

A Montalvo, como a muchos, le llegó el permiso de trabajo y con eso una sensación engañosa de estabilidad. Vivas insiste en un punto clave para calmar rumores: los permisos ya emitidos no “se apagan” automáticamente por una pausa en decisiones; si hay cambios, normalmente llegan por notificación formal, caso por caso, con nuevas fechas o condiciones. Y aun así, remarca, lo urgente no es el papel sino el expediente: qué tan sólido está lo que se contó y lo que se probó. 

El segundo ecuatoriano, Eladio, tiene 38 años, llegó desde Loja y también vive con un proceso abierto, pero en otra ruta. Entró por la frontera y su caso ya está en Corte. En su calendario, la palabra “audiencia” pesa más que “entrevista”. Para él, el ruido de estos días se traduce en una pregunta concreta: “si el gobierno está endureciendo el sistema a cada momento,  esta pausa solo retrasa mi proceso o me pone en una situación más frágil, ¿qué garantías tenemos?” 

Y luego está Lorenzo, colombiano de 36 años, de Cali. Su contraste con los ecuatorianos es el que más desconcierta a su grupo de amigos en la misma situación. Presentó su caso hace menos de un año y ya tiene fecha de entrevista. No es una regla matemática, pero sí un recordatorio de cómo funciona el sistema en ciertos periodos: hay momentos en que “los últimos en llegar son los primeros en irse”, mientras otros expedientes llevan años estacionados. 

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En medio de ese desorden, la advertencia más dura de Vivas no apunta a la pausa, sino a lo que muchas personas han hecho para sobrevivirla. “A veces se aplican a casos vacíos”, dice, empujados por agencias “multiservicios” o “notarios” que llenan formularios sin historia completa, sin evidencias y, en ocasiones, apenas con datos biográficos. El resultado puede ser devastador: un caso mal armado no solo no prospera; también puede exponer a la persona a ser enviada a Corte o a que el caso sea desestimado. 

Ese es el punto ciego que más se repite, según Vivas: pedir asilo ‘solo por el permiso de trabajo’.  “Es lo peor, algunas personas pagan cientos de dólares por ese objetivo inmediato sin dimensionar lo que firman y esto es tocar la puerta de inmigración para que revise su vida, y una salida posible".

Si el caso (de asilo) no tiene sustento, es terminar en Corte y enfrentar una orden de deportación”. 

Tatiana Vivas, guayaquileña en Nueva York, especialista en asuntos migratorios

La medida, entonces, no debería leerse como un “se acabó todo”, pero tampoco como un paréntesis inocente. Es más bien un foco encendido sobre lo esencial: estar listo para responder, para completar lo que falta, para sostener lo dicho con pruebas. Vivas lo plantea con crudeza práctica: prepararse como si la entrevista fuera en dos semanas, porque el sistema puede moverse sin avisar, y porque si llega una desestimación o un cierre administrativo, los tiempos de reacción suelen ser cortos. 

Recomendaciones prácticas   

• Revisar el caso directamente en USCIS: cuenta en línea si se presentó online, o verificación con el número de recibo si se presentó en papel. 
• Mantener el expediente actualizado y con evidencias: no dejar la historia “vacía”; si faltan pruebas o contexto, trabajar con un abogado para robustecerlo. 
• Desconfiar de “multiservicios” o “notarios” que prometen “arreglar” sin abogado y sin sustento: son el atajo que puede terminar en Corte. 
• Prepararse como si la entrevista pudiera llegar pronto, aunque el sistema diga pendiente. La espera es impredecible. 
• Si llega una decisión negativa, desestimación o cierre, moverse rápido con asesoría legal. En muchos casos hay ventanas cortas para responder o apelar.