Crisis en maternidad del Guasmo: "Hay que comprar todo para el parto: batas, hilos, vendas; tampoco hay comida"
Las futuras madres y sus familiares aseguran que deben comprar medicinas e insumos, así como un kit quirúrgico que no está disponible en el hospital pero que los comerciantes venden en los exteriores. Las pacientes pugnan por una cama.

Carpas de comercio junto a la puerta de ingreso de ambulancias en la Emergencia de la maternidad del Guasmo, mientras pacientes esperan en sillas y un hombre ingresa comida. 28 de noviembre del 2025.
- Foto
Primicias
Autor:
Actualizada:
Compartir:
En sillas plásticas ofrecidas por vendedores y bajo carpas que los cubren del intenso sol del mediodía, familiares de las parturientas esperan en la calle que los médicos pidan medicinas, insumos y hasta hilos de sutura para los partos en la maternidad del Guasmo, en el sur de Guayaquil.
“Venga, tome asiento, ya mismo le llaman por su paciente”, dice un hombre de baja estatura, tez morena, gorra y una franela en la mano. Con ella limpia la media docena de sillas plásticas que ofrece a los usuarios que llegan a la puerta del área de Emergencia del Centro Materno Infantil Matilde Hidalgo de Procel, del Ministerio de Salud Pública.
La silla no es gratis. Los comerciantes la ofrecen a los familiares y pacientes con la tácita condición de convertirlos en clientes. “Aquí tenemos todo lo que necesita, batas, pañales, mascarillas, paquetes quirúrgicos para las cesáreas”, repite el vendedor mientras abre con amabilidad la puerta de un taxi que llega a la maternidad.
Los pasajeros —familiares y embarazada— se bajan del taxi. A ellos también les ofrece las sillas ubicadas bajo las coloridas carpas que funcionan como salas de espera informales ante la falta de un área en la que el familiar pueda acompañar a su paciente que se queja de los dolores del parto, de las contracciones que se multiplican, una tras otra.
En una carpa hay seis sillas, en otra una docena. Unas sillas están frente al hospital, otras en la misma puerta de Emergencia y tienen que ser movidas por los usuarios cuando llegan las ambulancias con pacientes derivadas de otros centros de salud o cantones, en estado crítico.
“Familiares de Burgos, Suárez”, pregona desde el enrejado del área de urgencias un empleado para que le lleven los implementos que se necesitan para atender a una adolescente de 17 años que llegó la madrugada del martes 25 de noviembre con dos centímetros de dilatación y que, en pocas horas, alcanzó los diez centímetros necesarios para ingresar a la sala de partos.
Se trata de un parto normal, pero la paciente ha tenido que comprar el paquete para que la atiendan y que contiene bata para ella y el médico, zapatones y gorros desechables, hilo para suturas, la pinza quirúrgica, o un clamp, un dispositivo médico para cerrar el cordón umbilical después del nacimiento del bebé y detener el flujo de sangre, evitando hemorragias.
“Eso es aparte de las medicinas o de los artículos de higiene, aquí hay que llevar toallitas húmedas, algodón, alcohol, y todo lo que necesite el bebé, aquí no le dan nada, ni la comida, todo tiene que traer usted”, cuenta la madre de la joven con la condición de que no se mencione su nombre, pues su hija sigue internada y teme represalias.
Aunque se queja, la flamante abuela dice que hubiera sido peor: ella temía no encontrar cupo o cama para que su hija fuera atendida en su parto.
“Aquí hay que pelear por una cama, le dicen que aún no es hora, que siga esperando cuando ya se está pasando el parto, y solo es para darle a otra el cupo, usted no se puede ir, porque ya no la atienden”.
Familiar de paciente
Tal es la necesidad de camas que una madre reclamó porque a su hija le dieron el alta apenas salió de la cesárea: “A mi hija la tenían sentada afuera con el bebé, no les importó que el bebé no tenía colcha, no tenía nada, ella adolorida, el bebé se había ensuciado”.
“No me parece humano que a una paciente recién operada la saquen de una, por lo menos hubieran esperado una hora o dos hasta que el familiar llegue, no dejarla afuera”, agregó indignada la madre de la paciente, que, además, tuvo que comprar los insumos de atención.

Sin insumos para cirugías
Desde hace un par de meses, la maternidad Matilde Hidalgo de Procel enfrenta un desabastecimiento de los implementos para los partos. La provisión de estos insumos ha sido intermitente y en el último mes ha faltado por completo en el hospital, denuncian los pacientes.
No así en las improvisadas tiendas que funcionan bajo las carpas de colores, donde los comerciantes sí cuentan con estos paquetes de insumos básicos para la venta al público.
“El kit quirúrgico cuesta USD 40, viene todo para la cirugía, sábana para el paciente y el recién nacido, batas, clamp umbilical; las vendas anti-embólicas no, las tiene que comprar aparte, cuestan USD 3 y necesita dos, para las dos piernas, también se compra aparte los hilos para la sutura, le puedo hacer un descuento”.
Vendedora informal
Las quejas de las mujeres embarazadas y de sus familiares la recibe a diario el Comité de Usuarios de Servicios de Salud (CUSS) que funciona en esta maternidad y que aglutina a observadores de la sociedad civil acreditados por el Consejo de Participación Social.
“El hospital es especializado en ginecología y obstetricia, pero todo lo que el centro quirúrgico necesita no hay, desde hilos para suturas, algo tan básico; afuera los comerciantes informales venden el kit de parto en USD 50 si es normal y hasta USD 80 si es cesárea, esto nos han indicado las pacientes”, dice la subcoordinadora del CUSS, Rosa Amelia Vera.

Se trabaja 'a préstamo' con otros hospitales
Desde hace dos meses, denuncia Vera, tampoco hay reactivos para que el laboratorio clínico realice exámenes médicos. En octubre, revela, “se trabajó a préstamo”, es decir que se tomaba las muestras a las pacientes, pero se coordinaba con otra unidad médica del MSP que tenga los reactivos para que la reciba y realiza los análisis.
“Este mes la situación se ha puesto muy crítica. No hay alimentación para las pacientes hospitalizadas ni para el personal; no hay recursos para pagar los servicios externalizados, están atrasados con los de alimentación, limpieza; los guardias dejaron botado el hospital en un momento dado”.
Rosa Vera, Comité de Usuarios de Servicios de Salud
El personal del hospital no se queja públicamente por temor a represalias, pero reclaman la falta de recurso humano, aseguran que las pacientes esperan horas por atención, porque no se abastecen. “En el área de triaje y de emergencia hay uno o dos médicos, por los turnos y las guardias, pero se necesitan por lo menos tres ginecólogos”, contó un especialista.
En la maternidad del Guasmo se atienden unos quince partos al día, entre normales y cesáreas, pero hay días en que les ha tocado hasta 25 partos, algunos de ellos han sido de alto riesgo y los neonatos han tenido que ser derivados a otras maternidades, por la falta de termocunas.
“Traje a mi hija por emergencia, está perdiendo líquido y comenzó a hincharse, le duele mucho la cabeza. No había para hacer ecografías, solo le dijeron que los latidos del bebé estaban bien y que se vaya a la casa”, comentó la mamá de Carmen, una paciente del hospital.

Carmen volvió, nuevamente, al hospital con malestares más fuertes y su madre cuenta que le dijeron que siga esperando los dolores para dar a luz normal, pese a que “tiene un embarazo de riesgo nivel 7: el feto tiene el cordón con dos vueltas alrededor del cuello y hace un año la operaron de apendicitis y de un ovario”.
“El doctor anterior dijo que no podían arriesgarse a hacerle dar a luz normal, que hay que hacerle la cesárea, eso le expliqué a la doctora, pero me dijo que no. Hoy mi hija amaneció con los pies más hinchados, no puede ni caminar, ahorita estoy en emergencia, pero tampoco la van a ingresar”.
Madre de embarazada
PRIMICIAS solicitó una entrevista al Ministerio de Salud y a la Coordinación Zonal 8 del MSP, pero se encuentra pendiente. El comité de usuarios de la maternidad indicó que sin éxito han enviado comunicaciones al MSP pidiendo la intervención urgente de este centro materno-infantil.
“Les comunicamos todo, pero ninguna respuesta, lamentablemente. Van y recorren el hospital, se toman la foto y luego dicen que el hospital brinda los servicios, pero la realidad es diferente porque no conversan con los pacientes que están en esa situación, yo soy la que recibe las quejas”, recalcó la subcoordinadora del CUSS.
Compartir: