Influencers ecuatorianos en España logran con comida típica, y con no olvidar sus raíces, una profunda conexión digital

MADRID. La segunda generación de ecuatorianos en España está usando las redes sociales no solo como vitrina de emprendimientos, sino como un espacio de construcción de una identidad transnacional activa y profesional. A través de la creación de contenido, logran vender la cultura ecuatoriana. Uno de los casos más representativos es el de Freddy Luis Vaca, de 34 años, conocido como ‘Freddy no para’, que esta semana invitaba al mejor restaurante manaba en Londres y aseguraba que la bandeja manaba “tenía todos los juguetes”.

Este ecuatoriano llegó a España en los años 90, con apenas tres años, dentro de una de las primeras oleadas migratorias. Creció en un entorno mayoritariamente español, en un colegio de monjas, donde era “el único chico morenito”, aunque se sentía integrado. Sus padres, como muchos migrantes, trabajaron en condiciones duras. Su madre como interna, su padre se ganó la vida “haciendo un poco de todo”. Freddy reconoce que el esfuerzo de sus padres les ha facilitado la vida. “La segunda generación lo tenemos más masticadito”, dice.

Durante la pandemia empezó a crear contenido en redes, mientras mantenía su trabajo como óptico. Un video viral sobre comida peruana marcó el punto de quiebre. Luego decidió enfocarse en la gastronomía ecuatoriana al notar que era un nicho poco visibilizado. “Muchos conocen la gastronomía peruana o mexicana, pero la ecuatoriana no era tan conocida”, cuenta. Desde entonces, ha sido llamado a crear contenido en distintas ciudades de España y también en Estados Unidos e Italia.

El impacto de sus publicaciones se traduce directamente en ventas. “Cuando hago una promoción el local lo revienta”, dice con algo de pedantería este ecuatoriano que tiene 140.000 seguidores en TikTok y casi 52.000 en Instagram. Se niega a revelar cuánto cobra por sus servicios, pero cuenta que sigue con su trabajo como óptico y que estudia a distancia administración de sistemas informáticos y redes.

Freddy puso a su madre a hacer contenido en las redes sociales. Su perfil se llama “Cocinando con Bettyl” y también a su pareja, Tania Narváez, que hace lo mismo que él pero se dirige a chicas. “La idea es crecer juntos, seguir creciendo y trabajando”. De momento y siguiendo la moda de los influencers ya han contado en redes que están comprometidos. Él subió un video de la pedida de mano, que fue en Bali en una piscina de flores.

• ¿Cómo se reconoce a un quiteño en España? Así se identifican, se encuentran y recuerdan su ciudad los migrantes 

'Una ecuatoriana nacida en España'

Otro ejemplo es el de Gemma Gómez Cumbicus, de 23 años, nacida en Madrid, hija de padres ecuatorianos de Santo Domingo. Está terminando la universidad, en la Complutense de Madrid, y creó la página “Ecuatorianos en España” (chullavidaspain) que cuenta en Instagram con más de 8.500 seguidores. Todo empezó cuando asistió a una feria de turismo y descubrió proyectos de alta cocina ecuatoriana que no había visto reflejados en redes. “¿Cómo no me pude haber enterado de esto?”, se preguntó.

Luego poco a poco fue abrazando su identidad transnacional. “Yo digo más bien que soy una ecuatoriana nacida en España”, dice para responder a la pregunta de dónde eres. La conexión con Ecuador se afianzó desde la infancia, especialmente a través de la comida, y se profundizó con su proyecto digital. Gracias a las redes, comenzó a conocer personas de distintas ciudades del país. “Para mí fue increíble, me sentía mucho más identificada”, cuenta.

Lo que empezó como un proyecto informativo hoy transita hacia la marca personal, aunque esta ecuatoriana de 23 años se define como tímida frente a cámara. Su primer cliente fue el consulado de Ecuador para campañas informativas, por lo que cobra entre 200 y 300 euros (USD 232 y 348). Pero el mayor valor que destaca no es económico, sino humano. “Lo que más me ha dado son personas, me he hecho amigos de empresarios ecuatorianos, he conocido muchísimos proyectos”. Paralelamente, está desarrollando un emprendimiento cultural, una marca de collares de Otavalo llamada Chulla.

• Víctor Espín y su esposa Marjorie, dos camioneros ecuatorianos que abrieron su empresa de movilización en España

Tanto Freddy como Gemma coinciden en que su generación es heredera directa del sacrificio migrante. Son parte de una generación que sufrió para abrir caminos. Hoy, ese esfuerzo se transforma en visibilidad, comunidad y emprendimiento desde una pantalla.

El fenómeno de los influencers migrantes muestra cómo las voces tradicionalmente excluidas de los relatos dominantes sobre la migración encuentran un espacio propio desde los márgenes. En ese territorio digital, la identidad no solo se narra: se cocina, se vende, se comparte y se hereda.