“Cuánto invirtieron en salvarnos la vida para luego dejarnos morir porque no hay medicinas”, dice paciente con trasplante en Ecuador
Fundaciones acusan al Ministerio de Salud y al IESS por una negligencia que ha costado vidas debido a las demoras en las compras de fármacos en el país. ¿Cuánto tarda un hospital en adquirir un medicamento?

William Aulestia, paciente trasplantado en el hospital Carlos Andrade Marín, muestra las pocas medicinas que necesita para que su organismo no rechace el órgano donado. 4 de julio del 2025.
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Hace ocho años y tres meses, William Aulestia fue sometido a un trasplante de hígado que le devolvió la vida. Como él, otros 2.500 pacientes renacieron, pero hoy pueden morir por lo que califican de "indolencia del Ministerio de Salud y del IESS que les niega las medicinas" que les mantiene vivos.
Aunque la palabra correcta, dicen los pacientes, es ‘negligencia’. De otro modo no se explica que, por citar un ejemplo, la compra de un medicamento iniciada en febrero, al cabo de cinco meses aún no se concrete, mientras el organismo de cientos de enfermos se deteriora hasta la muerte.
Esto ocurre con la adquisición del fármaco Tacrolimus, una cápsula que toma la gran mayoría de pacientes trasplantados para prevenir el rechazo del órgano donado que recibieron. Las dosis pueden variar, pero los que tienen más tiempo toman dos pastillas diarias.
“Tenemos un sistema inmunológico deprimido, de por sí somos susceptibles de cualquier tipo de infección. Independientemente del órgano trasplantado, puede ser hígado, riñón, médula ósea, pulmón, casi todos tomamos Tacrolimus de 0.5 o de 1 miligramo”.
William Aulestia, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Pacientes Trasplantados, Asoepat.
William toma una cápsula en la mañana y otra en la noche. A sus 58 años, jubilado por su condición médica, no tiene los recursos para comprar la caja de 30 cápsulas de Tacrolimus, que cuesta USD 320 y que en su esquema de tratamiento requiere dos al mes, unos USD 640.
Se trasplantó en el hospital Carlos Andrade Marín, del IESS, cuando tenía 50 años y desde entonces, recuerda, solo el primer año recibió el fármaco de manera regular. “A partir del segundo año todo se volvió un caos, independientemente de la autoridad que esté en el hospital. Toda la vida hemos tenido problemas en la entrega”, reclama William.

La entrega de este medicamento para los 2.500 trasplantados en el HCAM se realiza ‘a cuentagotas’, -denuncia William-, debido a que las compras se hacen mediante contratos de ‘ínfimas cuantías’, mientras los pacientes pugnan por recibir las dosis que no llegan a todos.
La semana pasada llegó un pequeño lote a la farmacia del hospital y para alcanzar alguna dosis, William hizo fila dos horas, desde las 06:00. Tres horas después le dieron 30 pastillas para 15 días, pero debe esperar 45 días para la siguiente compra de ínfima cuantía.
“Imagínese los pacientes que no viven en Quito. Llegan pagándose el transporte, la noche de hotel, el desayuno, y cuando llegan al hospital ya no hay medicamentos, tienen que regresar pagando lo mismo, pero con las manos vacías”, se indigna el dirigente de la Fundación Asoepat.

¿Cuánto demora una compra?
La compra del medicamento Tacrolimus va para cinco meses a la espera de la selección del contratista en el hospital Carlos Andrade Marín. El proceso comenzó el 17 de febrero de 2025 con el certificado del stock del fármaco, firmado por el jefe de Bodega, David Aymacaña, y dirigido a la jefa de Farmacia, Mónica Cárdenas, según consta en los documentos contractuales del Sercop.
En el documento consta que en esa fecha la cantidad de Tacrolimus de 0.5 miligramos en la bodega estaba en ‘0’, mientras que se contaba con 8.730 unidades de Tacrolimus de 1 miligramo (unas 3 pastillas por paciente).
Desde entonces, la compra de la medicina ha pasado por diferentes áreas y funcionarios sin que hasta la fecha se concrete la adquisición.
- El 28 de febrero, por ejemplo, la química farmacéutica María José Chicaiza elaboró el informe de la necesidad del fármaco, que fue revisado por su jefe, Washington Ibarra, y aprobado por Teresa Ponce, la coordinadora de Diagnóstico.
- Una semana después, el 6 de marzo, el jefe de Farmacia pidió la autorización para la compra a la coordinadora de Diagnóstico, quien, a su vez, cuatro días después, hizo el pedido por escrito al director técnico del HCAM, Henry Gaibor, que lo autorizó al día siguiente.
- El 12 de marzo la analista de contratación Mayra Cárdenas, solicitó al jefe del área Carlos Cedeño que emita el certificado para la compra, documento que fue remitido ese mismo día. No obstante, desde entonces, dos meses pasaron para que el 19 de mayo la analista Cárdenas elabore el estudio de mercado que defina el presupuesto de la compra.
- Una semana después, el 26 de mayo, se aprobó una reforma al presupuesto que permita la adquisición del medicamento que ya constaba en el plan anual de contratación para 2025 elaborado por el mismo HCAM en 2024.
- El presupuesto se aprobó el 28 de mayo y el 30 de ese mes se pidió que la Contraloría emita el informe de pertinencia de la compra, que llegó firmado por Édison Íñiguez, director de Contratación Pública en esa entidad, el 4 de junio.
- La ruta que debía seguir la compra del Tacrolimus no terminaba. El 5 de junio se pidió la autorización a la gerente del hospital Maribel López, que la dio al día siguiente y luego de doce días, el 18 de junio, se publicó en el portal del Servicio Nacional de Contratación Pública, Sercop.
La contratación se encuentra en la etapa de ‘entrega de propuesta’ de los participantes en la subasta, y está valorada en USD 768.161 para abastecer a los pacientes durante nueve meses. Su adjudicación se prevé el 23 de julio, 150 días después de que la bodega reportó stock ‘cero’.
PRIMICIAS solicitó una entrevista sobre este tema a las autoridades del Hospital Carlos Andrade Marín, a través de un correo electrónico y por mensaje telefónico enviado a la Dirección de Comunicación, pero no hubo respuesta.
“Si la compra se declara desierta, se pierden esos cuatro meses y es volver a comenzar, serían cuatro meses más, el retraso sería de más de ocho meses. En este momento hay pacientes esperando”.
Gustavo Dávila, presidente de la Alianza Nacional para la Salud (ANS)
Salud en alerta máxima
Por estas demoras ‘negligentes’, 38 fundaciones agrupadas en esta alianza pidieron el miércoles 2 de julio de 2025 que el presidente Daniel Noboa declare al sector de la salud en estado de emergencia, medida que -asegura Dávila- permitirá la pronta entrega de fármacos, la compra de equipos, insumos y la contratación de profesionales como patólogos y radiólogos.
“En el hospital Eugenio Espejo (Ministerio de Salud Pública) hay 535 procesos detenidos, entre medicamentos e insumos, desde hace dos o tres meses por la falta de recursos y asignación presupuestaria”, denunció Dávila quien también dirige la fundación Jóvenes contra el Cáncer.

El pedido de declaratoria de emergencia, recalca Dávila, se hace al presidente Daniel Noboa, quien nombra al ministro de Salud y también al presidente del Consejo Directivo del IESS. Este último cargo lo ocupa Edgar Lama, quien fue hace más de un mes ministro de Salud.
A ambas entidades, el Ministerio de Salud y el IESS, PRIMICIAS solicitó entrevistas, pero hasta el cierre de esta publicación no se dio una respuesta.
“Estamos de negro, porque es un simbolismo, porque no queremos ver partir a nuestros familiares. La Constitución ampara los derechos de las personas con enfermedades catastróficas y dice que hay que darles prioridad”, exigió el representante.
Lo mismo demanda William Aulestia, el dirigente de los trasplantados. “La declaratoria de emergencia pone al sistema de salud en alerta máxima. Ya han muerto algunos compañeros, porque no tomaron la medicina, otros están hospitalizados”.
Un trasplante en Ecuador, cuenta William, cuesta unos USD 50.000. “Cuánto invirtieron en nosotros, en salvarnos la vida, para luego dejarnos morir porque no hay medicinas”, sentencia.
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