Ecoturismo y gastronomía local en Pacto: una opción para disfrutar una escapada de fin de semana
Pacto es una joya escondida con un clima templado a menos dos horas de Quito. Idea para quienes buscan desconectarse del ritmo acelerado de la ciudad.

Colibrí posando en la mano de un turista, en la reserva natural Mashpi Amagusa, parroquia de Pacto, en el noroccidente de Quito
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Apenas a dos horas del bullicio de Quito está la parroquia de Pacto, al noroccidente dela ciudad. Una joya escondida con clima templado e ideal para quienes buscan desconectarse del ritmo acelerado de la ciudad. Una de las múltiples alternativas de turismo que ofrece Quito.
Además de su belleza natural, otro de sus grandes atractivos es la calidez de su gente. En Pacto casi todos se conocen y siempre hay una sonrisa o una mano extendida para recibir al visitante.
Y llegar a este atractivo destino es sencillo. En auto particular se puede llegar en unas dos horas, pero también hay muchas opciones para llegar en transporte público, desde la terminal intracantonal de La Ofelia, en el norte de Quito.
Una vez allí, las opciones para los viajeros son variadas. Está, por ejemplo, el Hotel La Cañita, un sitio para disfrutar de la naturaleza con tranquilidad y hospitalidad.
El hotel ofrece 15 habitaciones, recorridos ecoturísticos y gastronomía con productos locales. Es uno de los sitios más populares de la parroquia, así como su propietaria, Gloria Revelo.
“Hace 20 años no sabía ni cocinar”, recuerda esta emprendedora para remarcar la historia de este lugar, que asegura, ha levantado con sus propias manos y con el apoyo de sus cuatro hijos. El negocio empezó como un restaurante.
“Empecé de cero, literalmente. Arrendé un local, pedí prestadas unas mesas y comencé a vender almuerzos. Era emprender o dejarnos morir de hambre”.
Gloria Revelo, propietaria Hotel La Cañita.

Lo que comenzó como un pequeño restaurante llamado "El Paraíso" evolucionó con el tiempo y se transformó en el actual Hotel La Cañita, a media cuadra del parque central de Pacto. Desde hace unos ocho años, el negocio ofrece hospedaje con distintas comodidades: habitaciones familiares y matrimoniales.
Este hotel es también un punto de partida para descubrir la riqueza cultural y natural de la zona. Gloria y su equipo han articulado una red con emprendedores locales para ofrecer experiencias auténticas a los visitantes.

Entre las actividades disponibles se encuentra la visita a una finca donde se procesa caña de azúcar de manera tradicional, elaborando panela, miel y melcochas. También hay baños rituales en cascadas junto a pobladores originarios, y uno de los más populares: el avistamiento de aves en estado silvestre.
Adriano Arias, uno de los guías turísticos, explica que el tour de avistamiento se realiza en una de las 11 reservas privadas de Mashpi, en el Mashpi Amagusa, donde es posible ver más de 36 variedades de tangaras, colibríes que se posan en las manos y una biodiversidad impresionante de aves, ardillas y loras.
“Los vecinos nos proveen de tilapia, gallina, palmito, productos frescos que usamos en nuestra cocina. Nos gusta cocinar con lo que hay aquí, lo que producen nuestras tierras.
Gloria Revelo, propietaria Hotel La Cañita.
La Cañita genera actualmente empleo para ocho personas de la comunidad y sigue siendo un emprendimiento familiar. Los hijos de Gloria, que de niños ayudaban en la cocina y hacían mandados, hoy ya son profesionales, pero siempre están presentes.
“Dije que me iba a jubilar a los 45”, bromea Gloria, “ya tengo 68 y aquí sigo. Pero estoy preparando a mi equipo para que se quede, para poder viajar y descansar un poquito”.
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