¿Por qué usar pirotecnia, como silbadores y volcanes, no siempre es una buena opción para el ambiente?

Durante las festividades de diciembre en Ecuador y el mundo, el uso de pirotecnia es una práctica recurrente para acompañar las celebraciones, especialmente en la noche del 31 de diciembre. Aunque, esta actividad implica altos riesgos tanto para las personas como para el ambiente. 

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En el caso de los seres humanos, el principal peligro está en la manipulación de los artefactos, que puede provocar quemaduras, laceraciones, mutilaciones e incluso la muerte.

Por ello, cada año las autoridades y los planteles educativos refuerzan las campañas de prevención, con el objetivo de concienciar sobre sus riesgos y mejorar la respuesta ante emergencias o al momento de adquirir pirotecnia para uso doméstico.

Mientras que para el ambiente, los efectos de la explosión de silbadores, volcanes o camaretas son poco discutidos, pese a que causan grandes daños a la fauna y flora. 

Para los animales domésticos, como los perros, el ruido de la pirotecnia durante la quema de los 'Años Viejos' es tan extremo, que los peludos deben esconderse. Algo similar ocurre con las aves y otras especies de la fauna urbana en una ciudad. 

Pero, ¿qué exactamente es la pirotecnia? 

La pirotecnia está compuesta por elementos explosivos que generan flamas, chispas, luz y sonido al entrar en combustión. La mayoría utiliza pólvora, una mezcla de sustancias químicas diseñada para impulsar los objetos pirotécnicos —como silbadores o volcanes— a distintas alturas. 

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Dependiendo del tamaño del artefacto, este puede contener mayor o menor cantidad de pólvora, lo que incrementa proporcionalmente el riesgo de sufrir accidentes.

¿Cómo se elabora la pirotecnia? 

La fabricación de pirotecnia se basa en la combinación de compuestos químicos que reaccionan entre sí para producir luz, sonido y colores. Generalmente incluye pólvora negra o pólvora flash, metales como cobre o sodio, y percloratos, entre otros elementos. 

Estos materiales se introducen en estructuras específicas para que el efecto se active en el momento deseado. En algunos casos, también se emplean cargas de gas para generar chispas, explosiones o patrones luminosos.

Cuando la elaboración está a cargo de profesionales y en espacios regulados, los riesgos se reducen. Pero existe una producción artesanal e informal que representa mayores peligros, ya que no cuenta con controles técnicos ni supervisión de las autoridades. Este tipo de prácticas puede acarrear sanciones administrativas y penales. 

En Ecuador, el artículo 361 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece penas de tres a cinco años de prisión por producir, adquirir o transportar explosivos sin autorización, mientras que el artículo 396 contempla de 15 a 30 días de prisión por elaborar o comercializar material pirotécnico sin los permisos correspondientes.

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El impacto ambiental de la pirotecnia

Según el capitán Luis Landívar, especialista de la Unidad de Materiales Peligrosos del Cuerpo de Bomberos de Quito, la pirotecnia genera múltiples afectaciones ambientales, entre las que destacan los incendios, la contaminación del aire y los excesivos niveles de ruido.