Quito vive con oración y esperanza el cónclave para elegir al nuevo Papa
Representantes de la Iglesia Católica en Quito comparten cómo se vive espiritualmente este momento clave para la Iglesia Católica, mientras los fieles se congregan en iglesias patrimoniales del Centro Histórico.

Ciudadana en una iglesia del Distrito Metropolitano de Quito en un momento íntimo de oración. 5 de mayo de 2025.
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Andrés Salazar
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Desde la madrugada del miércoles 7 de mayo de 2025, la Iglesia Católica vive un momento crucial: el inicio del cónclave en el Vaticano para la elección del nuevo Papa, quien sucederá a Francisco, quien murió el 21 de abril de 2025.
En Quito -ciudad de profundas raíces católicas y cuyo Centro Histórico (declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco) alberga iglesias centenarias- este tiempo se vive con recogimiento, oración y una expectativa compartida por fieles, religiosos y religiosas.
En el convento de Santo Domingo, una joya arquitectónica en pleno centro capitalino, el prior dominico padre Antonio Cabrejas explicó que, aunque no se ha organizado una actividad extraordinaria durante el cónclave, la comunidad sí se une espiritualmente a este momento.
“En nuestras misas estamos pidiendo por esta intención. Celebramos recientemente a San Vicente Ferrer, un santo muy venerado aquí, y lo hicimos también pensando en el cónclave”
Padre Antonio Cabrejas, prior del convento Santo Domingo.
Cabrejas destacó el sentimiento compartido en toda la Iglesia: “Hay duda, esperanza y una súplica para que el Señor nos conceda un buen Papa para los tiempos complejos que vivimos. Aunque no tenemos soluciones políticas, la Iglesia puede seguir siendo una voz espiritual y moral para el mundo”.
En un espacio más reservado y contemplativo, como lo es el monasterio del Carmen Alto, las religiosas de clausura viven este momento en oración constante.
Desde el torno por donde ofrecen productos artesanales, una de las hermanas expresó: “Nosotras lo vivimos solo en oración, en la liturgia y las peticiones. Como dijo Monseñor Andrés Carrascosa, nuncio apostólico en Ecuador: ‘Dios ya sabe quién es el Papa, los cardenales solo deben descubrirlo’”.
A pocos metros de allí, en el complejo franciscano de San Francisco, el fray Sandro Luzuriaga, director del museo del convento, recalcó que “la Conferencia Episcopal ha pedido a todos los fieles unirse en oración, y nosotros en cada eucaristía lo estamos haciendo”.
Además, reconoció la posibilidad (aunque remota) de que un ecuatoriano sea electo Papa: “Sería un honor que el cardenal Luis Cabrera, que representa al Ecuador, pueda ser considerado. Él ha pedido oración constante en este proceso”.
Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil y miembro del Colegio Cardenalicio, se encuentra participando del cónclave, representando al país.
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Desde distintas partes de Quito, grupos de laicos se han sumado a la cadena de oración propuesta por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, como lo hacen cada madrugada los miembros del Movimiento Juan XXIII, transmitiendo el Rosario desde las 05:30 a través de Facebook. También comunidades como Emaús se han unido a esta corriente.
El llamado de la Conferencia Episcopal es claro: “Unámonos en oración constante, pidiendo al Espíritu Santo que ilumine el cónclave”.
Así lo viven también los fieles y turistas que recorren las emblemáticas iglesias quiteñas, muchas de las cuales (como San Francisco, La Compañía, Santo Domingo y El Sagrario) han sido durante siglos testigos de la fe de un pueblo que hoy, desde los Andes, mira hacia Roma con esperanza.
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