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Sociedad

'Sé que es acoso, pero él tiene documentos y yo no': Miedo a deportación silencia denuncias de violencia contra mujeres migrantes en Estados Unidos

El estatus migratorio influye directamente en la decisión de denunciar violencia o acoso. En muchos casos, el temor -muchas veces erróneo- a consecuencias legales frena la denuncia. Una guía de qué se puede hacer en estos casos.

Mónica Roldán, trabajadora social clínica y fundadora de MUUNAR, durante encuentros y charlas con mujeres migrantes en Nueva York, donde aborda violencia y  salud mental.

Mónica Roldán, trabajadora social clínica y fundadora de MUUNAR, durante encuentros y charlas con mujeres migrantes en Nueva York, donde aborda violencia y salud mental.

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Selene Cevallos

Autor:

Selene Cevallos

Actualizada:

22 dic 2025 - 05:55

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NUEVA YORK. En Nueva York y Nueva Jersey, organizaciones que trabajan con mujeres migrantes advierten un patrón persistente: el miedo a la deportación sigue siendo una de las principales barreras para denunciar violencia doméstica y acoso laboral. No porque los abusos hayan disminuido, sino porque el costo de hablar se ha vuelto más alto.

Denunciar, para muchas, no es un acto de justicia sino un cálculo de riesgo. El riesgo de perder el empleo, de que alguien “hable de más”, de activar preguntas migratorias para las que no hay respuesta. En ese margen estrecho entre el abuso y el silencio se mueven miles de mujeres que continúan trabajando, criando hijos y sosteniendo hogares mientras la violencia queda fuera del registro oficial.

“La amenaza migratoria siempre ha sido parte de la dinámica del abuso, pero hoy el miedo es mucho más profundo”, explica Mónica Roldán, trabajadora social clínica con licencia en Nueva York y Nueva Jersey y fundadora de MUUNAR (Mundos Unidos para Sanar y Transformar). “Antes las mujeres tenían miedo; ahora es el triple”.

Según Roldán, muchos agresores utilizan el estatus migratorio como un mecanismo de control. La amenaza de “llamar a inmigración” funciona como una forma de violencia emocional que paraliza, refuerza la dependencia económica y empuja al aislamiento. Ese temor no se limita al ámbito doméstico: se reproduce también en entornos laborales desiguales, donde el silencio parece la única forma de conservar el empleo.

Marlene, quiteña de 38 años, conoce bien ese cálculo. Llega temprano al trabajo y se va siempre a la hora exacta. Evita quedarse sola en los pasillos y responde con monosílabos cuando su compañero —también su supervisor— se le acerca más de lo necesario. Desde hace meses, él insiste con comentarios sexuales, mensajes fuera de horario y propuestas que ella no ha pedido. Marlene no denuncia. Guarda silencio y sigue limpiando oficinas en Nueva Jersey como si nada ocurriera.

“Sé que es acoso. Sé que está mal, pero él tiene documentos y yo no”.

Marlene, migrante ecuatoriana en Nueva Jersey

Su historia no es excepcional. En Nueva York y Nueva Jersey, organizaciones explican que muchas situaciones de violencia no llegan a denunciarse, no porque ocurran menos, sino porque hablar implica asumir riesgos adicionales. Entre ellos, el temor a perder el empleo o a que una denuncia active consecuencias migratorias.

La National Network to End Domestic Violence (NNEDV) ha advertido que las sobrevivientes inmigrantes enfrentan obstáculos adicionales para buscar ayuda, entre ellos la creencia —frecuentemente errónea— de que acudir a autoridades las expone automáticamente a procesos migratorios. Esa percepción suele ser alimentada por los agresores y por la desinformación.

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Daniela, ecuatoriana de 41 años, llegó a Nueva York con una visa que luego venció. Su pareja convirtió ese dato en una amenaza constante. “Me decía que, si hablaba, me deportaban”, recuerda. Nunca llamó a la policía ni buscó ayuda formal. “Pensaba en mis hijos”. Daniela no sabía que la ley contempla mecanismos específicos de protección para mujeres migrantes víctimas de violencia.

La legislación federal ofrece algunas vías. La Ley de Violencia contra la Mujer (VAWA) permite que ciertas víctimas soliciten estatus migratorio sin depender de su agresor. La visa U protege a víctimas de delitos —incluida la violencia doméstica— que cooperan con las autoridades, sin importar su estatus migratorio. Existe también la visa T para víctimas de trata de personas. Sin embargo, el acceso a estas opciones no es automático y requiere información clara y acompañamiento legal.

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Mónica Roldán lidera espacios de diálogo y acompañamiento con mujeres migrantes; en los que el miedo a la deportación, aparece como una barrera central para denunciar violencia y buscar ayuda.Selene Cevallos

Roldán subraya que denunciar no es el único primer paso posible ni el primero para todas. “Hay mujeres que hoy no están listas para ir a la policía, y eso también hay que respetarlo”, dice. En esos casos, recomienda documentar de otras formas: acudir al médico, dejar constancia de lesiones o explicar el origen del daño durante una consulta de emergencia. En estados como Nueva Jersey, los hospitales no están obligados a llamar a la policía en casos de violencia doméstica, y esos registros médicos pueden convertirse más adelante en evidencia clave.

Otra herramienta central es tener un plan de seguridad. Desde acordar palabras clave con los hijos —una frase que signifique “necesito ayuda”— hasta identificar salidas seguras dentro de la casa, evitar espacios donde haya objetos peligrosos y hablar con un vecino de confianza para que llame a la policía si escucha ruidos fuertes. La idea, insiste Roldán, no es provocar más riesgo, sino reducirlo mientras la mujer decide cuándo y cómo dar el siguiente paso.

Frente al clima de incertidumbre migratoria, MUUNAR y otras organizaciones han reforzado el trabajo de preparación práctica. Eso incluye hacer copias de documentos importantes, guardar números de abogados y familiares, ahorrar pequeñas cantidades de dinero y, en el caso de madres, definir con anticipación quién cuidaría a sus hijos.

Dentro de esa preparación, una herramienta clave es el poder legal temporal, un documento notariado que permite designar a una persona de confianza para que tome decisiones sobre el cuidado, la salud o la educación de los hijos en caso de detención o deportación. “No es pensar en lo peor —aclara Roldán—, es proteger a los niños y quitarle a la mujer un peso enorme de encima”.

MUUNAR, fundada en 2022, trabaja con mujeres inmigrantes sobrevivientes de violencia y trauma en Nueva York y Nueva Jersey. Ofrece terapia individual y grupal, evaluaciones psicológicas para procesos migratorios como visas U, VAWA o asilo, y espacios de apoyo comunitario. “La sanación no ocurre en soledad. Crear comunidad devuelve la voz y el sentido de pertenencia”, afirma su fundadora.

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Los datos respaldan esta realidad. Un informe del Migration Policy Institute señala que las mujeres inmigrantes denuncian violencia en menor proporción que las nacidas en Estados Unidos, no porque sufran menos abusos, sino por el riesgo que perciben al hablar: perder el empleo, la estabilidad económica o ser separadas de sus hijos.

“El mensaje es claro: no están solas”, dice Roldán. “Tal vez hoy no estén listas para denunciar, pero pueden empezar a recuperar su poder. Hacer un plan, buscar información, hablar con alguien de confianza”.

En un contexto migratorio cada vez más tenso, el silencio de mujeres como Marlene o Daniela no elimina la violencia: la vuelve invisible. Romperlo —coinciden las expertas— empieza con información clara, acompañamiento y la certeza de que pedir ayuda no debería ser sinónimo de riesgo.

Dónde buscar ayuda si enfrentas violencia (atención en español)  

MUUNAR – Mundos Unidos para Sanar y Transformar  

  • Atiende a mujeres inmigrantes sobrevivientes de violencia y trauma en Nueva York y Nueva Jersey.
  • Correo electrónico: info@muunar.com
  • Teléfono: 908-449-9955
  • Sitio web:  www.muunar.com
  • Instagram: @muunarllc

En situaciones de riesgo inmediato, se puede llamar al 911 o solicitar una orden de alejamiento en la corte de familia. 

Línea Nacional de Violencia Doméstica (24/7, confidencial)  

  • 1-800-799-7233
  • Texto: 88788

Brinda orientación en español y puede facilitar información sobre refugios seguros y confidenciales, disponibles sin importar el estatus migratorio, para mujeres y sus hijos.

Nueva York  

  • NYC HOPE: nyc.gov/NYCHOPE
  • Safe Horizon: safehorizon.org | 1-800-621-HOPE
  • Sanctuary for Families: sanctuaryforfamilies.org

Nueva Jersey  

  • New Jersey Coalition to End Domestic Violence: njcedv.org | 1-800-572-SAFE
  • Women Aware: womenaware.net
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