‘Decisión histórica’, ‘valiente’, y ‘se friega la economía’, esto dicen los analistas sobre fin del subsidio al diésel en Ecuador
Una mayoría de expertos aplaude la medida tomada por el régimen de Daniel Noboa, pero también hay quienes creen que pese a que mejorará la recaudación fiscal "se afectarán el consumo y el empleo".

Gasolinera de Quito exhibe el nuevo precio del diésel, el 13 de septiembre de 2025. PRIMICIAS
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La eliminación del subsidio al diésel en Ecuador, que rige desde el 13 de septiembre de 2025, divide a los expertos que en su mayoría califica la medida como una ‘decisión histórica’ y una ‘decisión valiente’, pero también hay una minoría que afirma que con ella se lastima la economía.
“Durante más de cinco décadas, Ecuador dilapidó su riqueza petrolera en subsidios generalizados a los combustibles, una práctica que lejos de beneficiar a los más vulnerables, terminó convirtiéndose en una transferencia masiva de recursos hacia los más ricos”, comentó Alberto Acosta-Burneo, analista económico.
En los últimos años -explicó- este subsidio “alimentó el contrabando hacia países vecinos y financió redes criminales”. “El saldo es devastador: más de USD 60.000 millones perdidos en un despropósito histórico. Es hora de reconocer la verdad: los subsidios solo se justifican si se focalizan en los más pobres”, dijo Acosta.
El experto calificó de ‘mito’ la creencia de que “si suben los combustibles, todo sube”. “La evidencia lo desmiente. En junio de 2024, cuando se eliminó el subsidio a las gasolinas, la inflación apenas repuntó transitoriamente a 1,57% en julio, para luego descender”, expuso el experto.
“Un verdadero estadista entiende que gobernar es asignar con sabiduría recursos limitados. Se acabó la farra de los subsidios generalizados, hoy comienza la era de la focalización. El Gobierno ha tomado una decisión valiente y bien diseñada”.
Alberto Acosta-Burneo, analista económico.

En la misma línea, el analista económico y exvicepresidente Alberto Dahik, calificó la decisión de Daniel Noboa como ‘moralmente imprescindible’.
“El subsidio a los combustibles del cual el diésel es el de mayor impacto, ha representado desde 1974 un valor superior a toda la deuda pública. Ha sido una inmoralidad colectiva en nuestro país. Tomar la decisión de quitarlo es económicamente correcta y moralmente imprescindible”.
Alberto Dahik, analista económico y exvicepresidente de la República

Mientras que el exministro de economía, Mauricio Pozo, respaldó el decreto presidencial, pues dijo que “la reducción del subsidio al diésel y las medidas complementarias son acciones adecuadas”.
“Son pasos en la dirección correcta y, aunque aún tiene el diésel un precio menor al internacional, sin duda era necesario. De esa forma se tiene un rumbo más certero en la política económica”.
Mauricio Pozo, analista económico
Otros analistas, en cambio, criticaron la decisión presidencial. Omar Maluk, director fundador de carreras de Economía en varias universidades, comentó que “se produce una crisis subiendo el precio del diésel en 1 dólar por galón”.
Mientras que el exministro de Economía, Carlos de la Torre, afirmó que “el problema no es el qué sino el cuándo. Evidentemente desde lo fiscal resulta positiva, pero en el contexto general de una economía que apenas sale de la recesión y con un PIB 2024 negativo, la eliminación del subsidio, que significa extraer USD 1.100 de la gente y pasarlos al Estado, reduce en ese monto la capacidad de consumo”.
De la Torre adelantó un escenario de “menos consumo, menos producción y, por tanto, menos empleo. Con el posible impacto negativo en ventas (consumo) cae o ralentiza recaudación de IVA afectando paradójicamente a las cuentas fiscales que se quiere mejorar”.
“Los USD 1.100 difícilmente reingresarán completamente como gasto público ya que buena parte se irá en pago de deuda externa. Igual, con o sin bonos a los transportistas, el transporte tarde o temprano se encarecerá y elevará el nivel de precios de la economía. Esto significa más afectación al consumo”.
Carlos de la Torre, exministro de economía.
Por otra parte, analizó, “los costos internos de transporte más altos se trasladarán a los precios de nuestras exportaciones, afectando la competitividad externa. Conclusión: con la eliminación del subsidio al diésel mejoran parcialmente las cuentas fiscales, pero se jode la economía”.
A su opinión se sumó la del analista económico Pablo Dávalos, que cuestionó: “¿Por qué se elimina el subsidio al diésel? Por imposición del FMI”.
“¿Puede el país sostener ese subsidio? Por supuesto. ¿Se paga el subsidio con recursos fiscales? NO, los paga directamente Petroecuador con sus recursos. ¿A quién perjudica? A los más pobres, evidentemente”, comentó Dávalos, afín a la izquierda y la Conaie.

La Corporación de Estudios para el Desarrollo, Cordes Ecuador, que se dedica al análisis de la economía en el país, también emitió su opinión sobre la polémica medida dispuesta por el régimen.
“La decisión de eliminar el subsidio al diésel es acertada no solo en lo fiscal (lo que seguramente provocará una baja en el riesgo país, mejorando las condiciones de inversión), sino también en materia de equidad y combate a grupos delincuenciales que lucran de ese subsidio”.
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