No llueve en Paute, mientras sube en 10% la demanda de electricidad en Ecuador
El alza de la demanda eléctrica y la falta de lluvias vuelven a tensionar al sistema eléctrico, que depende de la generación hidroeléctrica y que aún no tiene suficiente respaldo de termoeléctricas.

El río Tomebamba en Cuenca, presenta un caudal por debajo de los 30 cm³ por falta de lluvias, el 29 de diciembre de 2025. La falta de lluvias preocupa.
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Entre el 1 y el 27 de diciembre de 2025, la demanda eléctrica media de Ecuador fue de 3.963 megavatios, un incremento de 300 a 400 megavatios frente a los 3.500 y 3.600 megavatios registrados en 2024, sin considerar los meses con cortes de luz. Es alrededor de un 10% más.
Este aumento en el consumo, explicado por las festividades de Navidad, coincide con la falta de lluvias en la zona del Austro, donde se ubica el embalse de Mazar, que abastece al principal complejo hidroeléctrico del país, que es Paute, el cual por sí solo cubre un 38% de la demanda nacional.
El nivel de Mazar baja
Por ahora, la mayor demanda de energía se ha cubierto con 2.400 megavatios de energía hidroeléctrica, 1.200 a 1.300 megavatios de energía termoeléctrica y 300 megavatios de importación de energía de Colombia.
Pero eso ha implicado una reducción del embalse de Mazar, que ha bajado 12 metros en lo que va de diciembre, una señal de alerta, considerando que el estiaje suele extenderse entre octubre y marzo y el país está recién en la mitad del período crítico.
Los caudales muestran una caída marcada:
En diciembre de 2024 se registraban 40 metros cúbicos por segundo.
En lo que va de diciembre de 2025, los caudales bajaron a un promedio de 28 metros cúbicos por segundo, pero este 29 de diciembre ya estuvieron en 16 metros cúbicos por segundo, niveles comparables a los mínimos de octubre del año pasado, cuando hubo cortes de luz.
Esto refleja un estiaje corto, pero de alta intensidad, dice Buitrón. Y eso ya se traduce en menor generación hidroeléctrica. En semanas recientes, la participación de la hidroelectricidad pasó de 82% a 61%, una caída cercana a 20 puntos porcentuales.
Gobierno descarta cortes de luz
Por ahora, el Gobierno ha descartado cortes de luz. De hecho, las lluvias de octubre y noviembre permitieron llenar el embalse de Mazar, por lo que no es la misma situación que en 2024.
Sin embargo, preocupa que, si se repite el patrón histórico, las lluvias más consistentes en la región oriental —donde están las principales hidroeléctricas— llegarían recién en marzo de 2026. "Estamos todavía a mitad del estiaje", añade Buitrón.
En la cuenca del río Coca, donde está la hidroeléctrica más grande de Ecuador, que es Coca Codo Sinclair, el caudal actual es de 134 metros cúbicos por segundo, frente a un promedio histórico de 290, lo que evidencia estiaje, aunque no tan severo como el de Paute.
El mayor riesgo está en la cuenca del Paute, donde el estiaje también se retrasó, pero ahora muestra señales agresivas.
Un sistema frágil
Para Buitrón, el sistema eléctrico ecuatoriano es muy frágil porque no tiene suficiente capacidad de reemplazo para la generación hidroeléctrica y depende en gran medida del clima y de la energía importada desde Colombia.
El país no cuenta con respaldo térmico propio suficiente. Cerca de 300 megavatios térmicos provienen de equipos alquilados, como barcazas, lo que limita la seguridad del sistema. A esto se suma que proyectos por 241 megavatios contratados en agosto de 2024 con las empresas Progen y Austral, no han entrado en operación por fallas y retrasos, y no tienen una fecha clara de arranque.
Si la generación hidroeléctrica cae a niveles similares a los de octubre de 2024, es decir, alrededor de 1.800 megavatios, y se suman 1.300 megavatios termoeléctricos, más 450 megavatios importados de Colombia, la oferta total llegaría a unos 3.550 megavatios.
Con una demanda cercana a 4.000 megavatios, el déficit sería de 450 megavatios.
El embalse de Mazar permitiría amortiguar parcialmente ese faltante. Actualmente, cuenta con unos 200 millones de metros cúbicos de agua; ya se ha utilizado cerca del 33% de su capacidad. Usándolo, el déficit podría reducirse a unos 200 megavatios, pero a costa de consumir reservas clave para los meses más críticos.
¿Habrá cortes de luz?
Todo dependerá de qué tan intenso sea el estiaje y de cuándo lleguen las lluvias. Un escenario optimista plantea que entre enero y marzo podrían darse lluvias esporádicas que incrementen el caudal de Mazar, pero eso no está garantizado.
“Estamos dependiendo en gran medida de que llueva”, resume Buitrón.
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