Militares resguardan el hospital Monte Sinaí, en Nueva Prosperina, el distrito de Guayaquil más violento de Ecuador
PRIMICIAS recorrió Nueva Prosperina, el distrito más violento de Ecuador, con 434 muertes registradas hasta julio de 2025. Allí se levanta el hospital Monte Sinaí, epicentro de la presión sanitaria y también de la violencia y la corrupción que marcan a la zona. Esto pasa en Guayaquil.
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Redacción primicias
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El Hospital Monte Sinaí, en el noroeste de Guayaquil, recibe cada día a cerca de 1.000 pacientes, lo que lo convierte en uno de los centros de salud pública más demandados de Ecuador. Su carga asistencial se ha triplicado en los últimos años: en 2020 atendió a 109.135 personas, mientras que en 2024 la cifra ascendió a 290.646.
Entre los pacientes que llegan a diario no solo están los habitantes de los barrios vecinos, sino también heridos de bala, privados de libertad de la Penitenciaria del Litoral y presuntos miembros de bandas criminales que operan en la zona.
Su ubicación —en el corazón de Nueva Prosperina, un distrito que acumula 434 muertes violentas en lo que va del año, es decir, el 8 % del total nacional y más de una quinta parte de las 2.004 registradas en la Zona 8— lo ha convertido en un punto rojo tanto para la salud como para la seguridad.
PRIMICIAS acompañó el 2 de septiembre a una patrulla militar durante un operativo de control de armas, municiones y explosivos (CAMEX) en los alrededores del hospital. En el lugar se pudo constatar que diez efectivos permanecen de forma permanente en los accesos principales, ante la ausencia del servicio de seguridad privada.

A la par, alrededor de 20 militares ejecutaron el operativo CAMEX y, una vez concluido, recorrieron circuitos aledaños como el Fortín y Flor de Bastión en dos camionetas de doble cabina y dos vehículos tácticos blindados 4x4, conocidos como David.
Un hospital bajo mando naval
Desde el 14 de agosto, el hospital está administrado por la Armada del Ecuador, como parte de la intervención del Ministerio de Salud en centros hospitalarios de su propiedad: Monte Sinaí, Guasmo Sur y Universitario. Según el ministro de Salud, Jimmy Martin, la medida busca combatir la corrupción y devolver seguridad a pacientes y médicos.
La reestructuración se da en medio de las denuncias de la Comisión Nacional Anticorrupción, que detectó 21 contratos con presuntas irregularidades por más de USD 10,5 millones en esta casa de salud. También coincide con la investigación de la muerte de 12 neonatos en el Hospital Universitario de Guayaquil, el pasado 9 de agosto de 2025.
Crimen, corrupción y carencias
Monte Sinaí no solo atiende víctimas de la violencia, sino que también ha sido escenario de irregularidades. A finales de agosto, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), con apoyo de militares, decomisó más de 1.300 fármacos —entre ellos ampollas de fentanilo— que se vendían en carpas improvisadas afuera del hospital.
Días después, el Ministerio de Salud denunció el robo de insumos médicos dentro de la casa de salud: un enfermero fue detenido con medicamentos que no pudo justificar, por lo cual se encuentra con prisión preventiva.
Los problemas no se limitan a la corrupción, pues pacientes han denunciado que guardias privados cobraban USD 1 para ingresar sin ser requisados; que faltan medicinas, alimentos e insumos básicos; y que la deuda con contratistas de limpieza y servicios supera varios meses. La rotación de directores y gerentes —tres solo en este año— ha profundizado la inestabilidad.
Nueva Prosperina, un territorio hostil
El contraste es visible desde la entrada del distrito. En la avenida Casuarina, que conecta a Monte Sinaí, abundan comerciantes informales, tiendas improvisadas y un tráfico denso de buses, autos y motos. Pero al internarse en las cooperativas, el movimiento se apaga: calles de tierra irregulares, maleza crecida, basura acumulada y aguas servidas marcan el paisaje.
En medio de estas condiciones opera el hospital, donde cada mes se activan en promedio 27 "códigos plata” —protocolos de emergencia que se activan cuando ocurre un hecho de violencia dentro del hospital—. La presencia militar intenta contener un escenario donde la crisis sanitaria y la inseguridad se entrelazan.
“Estamos aquí para que la ciudadanía sienta tranquilidad y seguridad”, repitió el oficial al frente del operativo. Pero en Monte Sinaí, el desafío va más allá de controlar armas: pasa por recuperar un hospital que se volvió el reflejo de la violencia, la precariedad y la corrupción que golpean a Guayaquil.
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