Guayaquil al caer la noche: pocas luces, sin clientes y con vigilancia en barrios atemorizados
Un recorrido por sitios emblemáticos del Guayaquil nocturno evidencia restaurantes abiertos, pero sin tantos comensales, y con ensayos teatrales que sobreviven a los robos.

Una vista del ingreso del barrio La Peñas el 27 de junio de 2025.
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PRIMICIAS.
Autor:
Gonzalo Herrera
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En algunas esquinas hay luces, música y visitantes. En otras, el silencio gana terreno y los negocios cierran temprano. Desde las 19:00 hasta la medianoche del viernes 27 de junio, PRIMICIAS recorrió varios sectores turísticos de Guayaquil para documentar cómo se vive el anochecer, en tiempos donde la inseguridad es parte de la conversación diaria.
Calle Panamá: teatro y luces encendidas, pero mesas vacías
La calle Panamá en el centro de Guayaquil fue declarada en noviembre de 2024 como el primer Rincón Mágico del Guayas, guarda entre su arquitectura patrimonial y plazas culturales una escena viva, aunque silenciosa.
A las 19:00, el colectivo Teatro de Polisofía ensayaba Habeas Corpus in il tachus, una sátira política, en la zona lúdica del espacio. “Nosotros siempre decimos que es un privilegio estar haciendo esto, porque afuera hay gente que es víctima de robos, secuestros y asesinatos”, reflexiona su director, Jonatan Tacuri.

El grupo cambió su punto de ensayo tras un robo ocurrido hace ocho meses en la plaza de teatro y desde entonces se retiran más temprano o en grupo. A esa hora, el parque infantil lucía vacío, parcialmente a oscuras y con un guardia privado.
Los restaurantes y cafeterías estaban casi todos cerrados; solo unos pocos comensales ocupaban las mesas de los locales aún abiertos.
En la misma zona, tres agentes metropolitanos recorrían el tramo entre las Francisco María Roca e Imbabura, donde también se asientan el Museo del Cacao y varias propuestas culturales que buscan mantener encendida la vida urbana del centro.

La Perla: la rueda que no se trasnocha
La noria más grande de Sudamérica, 'La Perla', instalada en 2016, ofrecía una imagen apagada pasadas las 20:00 del viernes 27 de junio.
“No hay mucho volumen de personas por ser fin de mes. La gente no tiene dinero para salir de sus casas”, justificó un trabajador del lugar que indicó que por la noche el público cambia: ya no son familias con niños, sino parejas.

El parque Safari Xtreme, contiguo a la noria, también estaba cerrado pese a que su horario oficial indica atención hasta las 23:00 los viernes y fines de semana. “Justo hace unos minutos cerraron los juegos”, dijo un operador de la zona.
Barrio Las Peñas: música, historia y vigilancia reforzada
Subir las escalinatas del barrio Las Peñas cerca de las 21:00 es encontrarse con la mezcla de arte, arquitectura colonial y movimiento nocturno. Bares y discotecas operaban con normalidad.
“Sí está lleno. A partir de las 19:00 se enciende la zona”, contó una vendedora de caramelos sentada al inicio de las escalinatas de uno de los sitios más conocidos de Guayaquil.
El trabajador de un local explicó que la zona principal es segura, pero advirtió que adentrarse en calles desconocidas puede ser riesgoso.
También, aseguró que el Municipio de Guayaquil había contratado seguridad privada, lo que complementa el trabajo de los agentes municipales y de la Policía de Turismo.
Al consultar esta afirmación, Segura EP, empresa municipal encargada de la seguridad ciudadana, precisó a PRIMICIAS que el Municipio impulsa un modelo que contempla la incorporación de más de 2.300 guardias de seguridad privada.
La ejecución del plan no se concreta debido a que ha enfrentado suspensiones, reprogramaciones y nuevos requerimientos por parte del Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop), generando un retraso significativo, según indica la entidad.
Mientras tanto, la vigilancia en zonas como Las Peñas y Puerto Santa Ana se mantiene con al menos 15 agentes metropolitanos, Policía Turística y el despliegue operativo de las Estaciones de Acción Segura (EAS), que trabajan con turnos rotativos y cobertura las 24 horas del día.
Puerto Santa Ana: iluminado, pero con memoria reciente

A las 21:00, familias y grupos de amigos caminaban por el malecón de Puerto Santa Ana. Los restaurantes estaban llenos y el ambiente parecía relajado.
Este sitio turístico también ha sido escenario de hechos violentos recientes. El 22 de febrero, una persona fue secuestrada por seis sujetos y hallada una hora después en Pascuales.
El 18 de mayo pasado, un hombre con antecedentes penales fue asesinado dentro de su carro en el sector.
La zona cuenta desde mayo de 2025 con un punto de vigilancia permanente de la Policía Nacional y, desde el 18 de junio, con una EAS, con un contingente de 20 agentes municipales y 66 cámaras de videovigilancia.
Puerto Santa Ana, con sus edificios modernos y vista al río Guayas, sigue siendo uno de los ejes del desarrollo urbano de la ciudad.
Urdesa: patrullajes y controles por consumo de alcohol
En Urdesa, con 70 años de historia y con una fisonomía de zona residencial y comercial mixta, convive con bares, tiendas e iglesias, se observó tránsito fluido de camionetas de Segura EP y de la Policía Nacional.
La trabajadora de una pizzería confirmó que “cada cinco minutos pasa algún patrullero”. A las 23:00, agentes municipales intervinieron en la vía pública para dispersar a personas que consumían alcohol.
“Esto no solo perjudica a los infractores, sino también a los locales, porque pueden ser clausurados. Pero para qué mentir, la gente sí entiende y colabora”, dijo uno de los uniformados.
Esta zona también fue noticia el 31 de mayo, cuando un agente de la ATM fue asesinado dentro de una discoteca. Actualmente, Urdesa cuenta con su propia EAS y un contingente asignado de más de 100 agentes municipales.

Sauces 8 y 6: cangrejales sin público
En Sauces 8, norte de Guayaquil, el carril de servicio al pie de la avenida Francisco de Orellana —donde se agrupan licorerías y bares— fue cerrado con una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) móvil.
“Se nos dispuso cerrar el carril para evitar que los compradores se queden consumiendo en la vía o generen bulla. Aquí venían, parqueaban, compraban, se quedaban bebiendo y luego se formaban peleas”, explicó uno de los policías apostados en el lugar.

“La gente puede pensar que hay un muerto, pero los negocios son los muertos”, lamenta la dueña de un expendio de bebidas, con tono de resignación y mirada atenta a cada auto que se acerca sin detenerse.
Mientras tanto, en Sauces 6, los locales de cangrejos comenzaban a cerrar pasada la medianoche. Esta zona, conocida como la ruta del cangrejo del norte, fue renovada en 2024 con una inversión de más de USD 1,8 millones.
También ha vivido episodios de violencia: el 11 de enero de este año se registró una balacera cuando un grupo de encapuchados intentó intentó secuestrar a un comerciante de la zona.
Alborada: comida al paso y violencia reciente
En la calle José María Egas, cerca de la iglesia Nuestra Señora de la Alborada, una fila de carretas de comida ofrece desde hamburguesas hasta shawarmas, ya cerca de las 23:30.
Los clientes compran desde sus vehículos o se sientan en bancos improvisados. El olor a carne a la parrilla y encebollado caliente impregna el ambiente de la noche.
Sin embargo, esa misma madrugada, un enfrentamiento armado entre delincuentes y la Policía interrumpió la aparente calma que se sentía horas antes. A inicios del año, el 14 de enero, un empresario fue asesinado por sicarios en su vehículo en esta misma zona.
La noche guayaquileña sigue latiendo, aunque a un ritmo diferente. La presencia de cultura, gastronomía y patrullajes da cuenta de una ciudad que intenta no ceder ante la violencia.
Cada zona visitada cuenta su historia: unas más llenas, otras más vacías, todas marcadas por la dualidad de ser espacios de encuentro y, al mismo tiempo, espacios que demandan protección.

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