Miércoles, 08 de mayo de 2024

Cinco canciones para entender el genio de Daniel Johnston

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

12 Sep 2019 - 13:24

Daniel Johnston falleció a los 58 años.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

12 Sep 2019 - 13:24

Daniel Johnston falleció a los 58 años. - Foto: Billboard

El considerado rey del lo-fi —música grabada no precisamente con calidad— falleció el 11 de septiembre, a los 58 años, a consecuencia de un infarto. Toda su vida batalló contra enfermedades mentales y aquí hay cinco canciones que sirven como punto de entrada a su extensa obra.

Nunca fue precisamente un gran intérprete, pese a que tocaba bien piano y se dedicaba a la guitarra con cierta disciplina. En su forma de cantar se derramaba cierto siseo y melodías maravillosas.

Daniel Johnston debió tomar medicación para tener bajo control la esquizofrenia y el desorden bipolar que sufría y, con los años, el remedio le produjo movimientos involuntarios en el cuerpo. 

Lo verdaderamente providencial en Johnston es que, detrás de las dificultades en su cabeza, de las enfermizas fijaciones religiosas, de las referencias a la cultura pop y a la búsqueda del amor correspondido, sus canciones son hermosos testimonios de un gran compositor norteamericano, capaz de enternecer y doler a su público, de remover y afectar.

Aquí, una lista de las cinco canciones que se deben escuchar para entender el genio de Daniel Johnston.

  • True love will find you in the end (del disco 1990)

    El tinte religioso presente -en una elegía sobre el juicio final- en clave amatoria, Johnston toca la guitarra con algo de imprecisión y canta sobre el amor que llegará al final, si lo buscas, si pasas a la luz, porque el amor también te está buscando. En menos de dos minutos, Daniel Johnston conmueve y muchísimo.

  • Story of an artist (del disco Don’t be scared, de 1982)

    Una preciosa canción donde Daniel Johnston es capaz de mirarse desde afuera y reconocer su estado mental y su inevitable destino como artista. Tanto lo que canta y lo que hace con el piano atraviesa al oyente.

     

  • Sorry Entertainer (del disco Yip Jump Music, de 1983)

    Guitarra acústica desafinada y riff hipnótico. Eso es suficiente. Johnston reconoce la capacidad de la música para expulsar los demonios de su cabeza y convertirlos en canción. Sabe que se dedica a entretener a otros, pero se considera un tipo triste y lamentable. El resultado es impresionante porque, a pesar de la grabación y lo errática que puede ser, este es un buen tema de rock.

  • Casper The Friendly Ghost (del disco Yip Jump Music, de 1983)

    Johnston empieza la canción con el verso:He was smiling through his own personal hell” y listo. El tono alegre del órgano que usa, el que toca rítmicamente para conseguir una onda particular en el tema, permite reconocer la paradoja de cómo, a pesar de esos infiernos personales —y hasta de la muerte absurda— se puede seguir siendo amigable. El personaje favorito de Daniel Johnston le permite hablar de él mismo.

  • Don’t let the sun go down on your grievances (de Yip Jump Music, de 1983)

    El halo religioso nuevamente, en una canción en la que implora que las quejas no ganen todo. La mitad es quizás el momento más mágico del tema, cuando Johnston vuelva toda la esperanza y el brillo musical y pide no flaquear a pesar de las circunstancias, porque se va a encontrar eso que hace falta. No todo está perdido cuando “el loco del pueblo” nos dice que las cosas van a estar mejor.


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