Viernes, 26 de abril de 2024

‘Duro de Matar’ y otras dos extrañas películas de Navidad

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

25 Dic 2020 - 0:05

John McClane -Bruce Willis- es un héroe navideño. Y ya basta de dudas.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

25 Dic 2020 - 0:05

John McClane -Bruce Willis- es un héroe navideño. Y ya basta de dudas. - Foto: PRIMICIAS

La eterna discusión sobre si ‘Duro de Matar’ es una película navideña o no se acabó gracias a las palabras de su director, John McTiernan.

Todo sucede el 24 de diciembre. Y solo por eso se podría decir que Duro de Matar (20th Century Fox, 1988) es una película navideña. Pero, hay algo más.

La Navidad mueve toda la historia, es el motor de lo que sucede alrededor del personaje de John McClaine -que interpreta Bruce Willis-. Está separado de la esposa, vive en Nueva York y se acerca a ella, que vive en Los Ángeles con los dos hijos de la pareja.

Llega, lo recogen en una limusina, lo llevan a la fiesta de Navidad en Nakatomi Plaza, el edificio de los jefes de su esposa Holly.

Sí, Holly. Que se puede leer como “Holy” o “sagrado”, en español.

Ingresa, se está arreglando en una habitación cuando escucha los disparos del grupo de terroristas que comanda Hans Gruber. Alan Rickman siempre fue y será un villano genial, y dirige a quienes buscan algo de valor en el edificio.

Entonces, McClaine, como un clásico héroe, decide hacer lo que tiene que hacer para, primero salvar a su esposa, y luego al resto. Lo de McClaine es un acto de sacrificio personal, expone su vida por otros. No puede existir nada más navideño que eso. 

Duro de matar es una película navideña y no hay duda de eso.

John McTiernan sale a definir las cosas como son

Durante años se ha discutido la naturaleza navideña de este clásico de acción de los 80. Una película que elevó a Bruce Willis a la categoría de superestrella.

Y ha sido Internet el lugar donde esta discusión se ha desarrollado. Ahora, no hay cómo negar que con las redes sociales, esta batalla también ha escalado y, cada año, resurge.

Pero, esta ya se acaba. El pasado 18 de diciembre, en un video publicado en la cuenta de YouTube del American Film Institute en que John McTiernan -el director de la película- desentraña y da las razones por las que Duro de matar sí es una película navideña.

McTiernan no la ha tenido fácil. En lo que se refiere al cine de acción, es realmente un genio -la primera Depredador y El Último Héroe de Acción lo avalan-.

Sin embargo, la última película que rodó fue en 2003 y estuvo en prisión entre abril de 2013 y febrero de 2014, declarado culpable luego de espiar ilegalmente las conversaciones telefónicas del productor de una de sus películas.

Pero en este video de 12 minutos revela con detalles el argumento central por el que este filme es navideño: la alegría de salirse con la suya.

McTiernan explica cómo en un guion sobre un ataque terrorista en un centro importante del capital consiguió meter una idea que para él cambió todo: que su héroe sea de clase media. De esta forma, entre dos polos opuestos de poder económico -la empresa atacada y los villanos- está un tipo que lucha por las personas y se enfoca en salvar el día.

Este sentido fue creciendo en todo el equipo técnico y en el elenco y esto permitió que muchos de los planos tuvieran la claridad de asumir a la Navidad como un espacio de encuentro con lo humano, más allá de lo material o del dinero.

Y así, suenan canciones navideñas, hay adornos en todo lado, las referencias a la Navidad en lo que dicen los personajes suceden a cada momento y, por sobre todo, el bien le gana al mal.

No se diga más.

Así como Home Alone y Gremlins son películas navideñas, Duro de matar lo es. Eso se cierra con el vaticinio que hizo en su momento Joel Silver, el productor del filme: Duro de matar será una película que se verá en navidades, de aquí en adelante.

Y tuvo razón.

Pero bueno, si se habla de Duro de matar y de Navidad, es su secuela, Duro de matar 2 (1990) la que funciona absolutamente como una delicia navideña.

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“Gremlins”, de Joe Dante

Monstruos en Navidad

“Gremlins”, de Joe Dante

Warner Bros., 1984

Un buen regalo puede ser una pesadilla.

El pueblo KIingston Falls se va al demonio en Nochebuena porque alguien rompe las reglas de cuidado de un mogwai y listo. Los Gremlins aparecen y asesinan, atacan y destrozan.

Es Navidad, es aventura y horror. Es también trauma y memoria.

A veces no solo se trata de las buenas intenciones, sino de que se entienda que todo se puede caer en pedazos, incluso cuando se quiere agradar.

“Rocky IV”, de Sylvester Stallone

Fiesta de golpes

“Rocky IV”, de Sylvester Stallone

MGM, 1985

Solo por el hecho de que la pelea final entre Rocky Balboa e Iván Drago suceda en Navidad vale la pena considerar a esta película como una experiencia navideña.

Porque los buenos ganan y hay una venganza necesaria -porque Drago no solo venció a Apollo Creed, lo mató en el ring-, como toda buena historia debe tener.

Al final, Rocky saluda a su hijo que está viendo la pelea por televisión y le dice “Feliz Navidad”. Y vivieron felices para siempre… hasta Rocky V.