Jueves, 25 de abril de 2024

Escuchar a los Sexores a través de los sonidos de otros artistas

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

19 Dic 2020 - 0:05

Un disco que permite reconocer la calidad de las canciones del reconocido grupo ecuatoriano. Esto gracias a versiones fabulosas de temas de todo su catálogo.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

19 Dic 2020 - 0:05

Un disco que permite reconocer la calidad de las canciones del reconocido grupo ecuatoriano. Esto gracias a versiones fabulosas de temas de todo su catálogo. - Foto: PRIMICIAS

Por sus 10 años, Sexores deja que artistas de varios países pongan su firma en las canciones creadas en esta década.

No es nada nuevo, pero una idea así nunca pierde novedad.  Sobre todo por lo que entra en juego.

Se trata de recuperar un catálogo de canciones, exponerlas a otra sensibilidad y dejar que aparezca algo nuevo, que mantenga su carácter y, a la vez que dé otras luces. El ejercicio revela muchas cosas. Porque se dice que una canción buena sigue siendo buena aunque se la toque en un silbato.

Y si se trata de Sexores, de una carrera de 10 años, de un tipo de música que ha apostado por el noise, el shoegaze, por las voces enterradas en la mezcla -porque son una pincelada más-, el experimento revela demasiado.

El proyecto de Emilia Bahamonde -bajo el nombre 2046- y David Yépez -606- entra a una nueva década con un disco titulado X. En él, una docena de artistas de Ecuador, Perú, México, Bolivia, España y otros sitios, les hacen un tributo.

Hay intersecciones estéticas, obviamente; pero, en ese homenaje, el rearmar canciones es sacarlas de un espacio y llevarla a otro. Bajo un tipo de decisiones que cambia en algo su sentido inicial.

Es un nuevo ropaje, una nueva fachada y la forma repercute en el resultado.

Si bien todo mantiene ese carácter espacial, con una reverberancia que coloca al oyente en el centro de un salón infinito, como si cada canción se ubicara en la órbita de un planeta distinto.

Y Sexores dobla la apuesta al colocar -en la experiencia a través de Bandcamp, que es la que más justicia le hace a este disco-  links para escuchar las versiones originales. 

No se trata de ver cuál es la mejor versión. En realidad, el objetivo es establecer de qué forma o hacia qué lugar se han trasladado los sonidos. Las canciones originales de Sexores son de una fuerza bárbara, de un deseo de estirar las posibilidades de la música. Estas reinterpretaciones tienen de donde partir y explotan como el Big Bang.

Hacia dónde va la música

X no sale del embrujo y de la tensión que ejerce Sexores en quienes los escuchan. Ese carácter oscuro, esa tensión que todo lo nubla y todo lo consigue. El sentido electrónico, una firmeza post punk y un dark wave que inunda. 

Realmente casi no se puede creer que un grupo como Sexores haya salido de acá. Sobre todo por ese sentido cosmopolita de entender a la música como una paleta de distintas tonalidades.

Esto es algo que queda muy claro en X. El trabajo de otros artistas consigue redimensionar esos tonos. 

Por ejemplo, la banda boliviana Challenger crea una versión de Bluish Lovers -del disco East / West, del 2018- en la que la estética es enteramente electropop. Pero uno más sucio que la original. Eso hace que los sonidos, el ambiente, el sentido detrás de la canción se endurezcan más. Una especie de optimismo que no se contradice en nada con la idea de la canción.

El traslado sigue en otras canciones. Los argentinos de Nax hacen una maravilla con Sasebo. Todas las anteriores reconstruye U.S.S.R. Girls y la vuelve un lienzo electrónico y experimental. El proyecto mexicano Amparo Carmen Teresa Yolanda -¿existe un mejor nombre que ese?- hace que Daywalkers se convierta en una canción más postpunk que antes, abrazando un noise mucho más sugerente.

No hay desechos en X. Es un trabajo de homenaje, de cumpleaños, de cariño y respeto. Que tiene un espacio particular para músicos ecuatorianos que recuperan canciones del inicio de Sexores y de esta última etapa.

Koala Precipicio ensucia y revitaliza un tema como Doppelgänger -original de 2013-, con un giro lo-fi que resulta ser perfecto. Fotogramas toma uno de los temas del último disco de Sexores, Salamanca, y lo despoja de cierta sonoridad pop y oscura y lo lleva a algo más pesado, como si el drum & bass pidiera a gritos ser parte de esto. Volantia suena con firmeza.

Tonicamo, por su lado, toma Nos dijo la serpiente y la lleva hacia un espacio más dance, más pop, electrónicamente distinto a lo demás y eso se vuelve no solo una sorpresa -que revela más elementos dentro de la mística de Sexores-: es también el cierre perfecto.

X es una celebración y es mirar hacia afuera lo que hay adentro. Una razón suficiente para escucharlo varias veces, sin dudarlo.

Escucha el disco completo aquí

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