“Palm Springs” o cómo hacer un homenaje al Día de la Marmota

Hay una relación directa entre Palm Springs y El día de la marmota, a tal punto que en los primeros minutos de la película -cuando el espectador se da cuenta de lo que está pasando: Nyles (Andy Samberg) está repitiendo una y otra vez el 9 de noviembre- no hay manera de no percatarse de ello.

Como si Palm Springs buscara ser para los centennials lo que El día de la marmota fue para los millenials.

Pero, esa relación -evidente, desde luego- se difumina en los primeros 20 minutos. Porque esta película, dirigida por Max Barbakow, no se enfoca en la génesis del fenómeno cuántico que permite que Nyles repita, bajo cualquier circunstancia, el mismo día, una y otra vez: la boda de Anne, la mejor amiga de Misty, su novia.

El espectador ya está en esa dinámica cuando todo comienza. 

La primera extracción de este espacio es aceptar que un personaje adicional, Sarah -interpretado por la impresionante, necesaria y alma absoluta del filme, Cristin Millioti- se convierte en el punto de contacto con quien ve lo que sucede en la pantalla. 

Ella entra en ese loop temporal sin buscarlo y termina acompañando a Nyles, en una especie de ejercicio de encontrarle sentido y descubrir lo que puede ser la compañía en medio de incontables versiones posibles del mismo día.

Lo que va a generar el humor no es solo el guion de Andy Siara, sino la forma en que Samberg y Millioti son capaces de representar a sus personajes, en medio de esa situación extrema en la que viven.

La gracia son ellos, sus encuentros, el romance, sus conversaciones y las distancias. 

No es precisamente la historia más original, pero ese aire de novedad se produce por ambos en escena, por el intercambio que sucede entre ellos, por el montaje, por el absurdo.

La diversión a lo “Lonely Island”

Hay una gran diferencia entre Palm Springs y los otros trabajos en cine que llevan la firma del troupé de humor que Andy Samberg comparte con sus amigos de infancia Jorma Taccone y Akiva Schaffer.

Los tres, que hacen The Lonely Island, fungen como productores de la película y dejan de lado las labores de guion y de dirección.

Eso permite que el resultado sea, sin dejar de lado la comedia absurda que manejan, refrescante. Y probablemente la mejor película con su sello de producción.

Al dejar que Barbakow dirija, otra sensibilidad humorística se destapa, del tipo que se toma en serio lo que está pasando.

Especialmente en las escenas en las que Sarah empieza a descubrir las condiciones del loop y cuando, de golpe, se produce el giro dramático, que va a permitir a la película salir de la misma puesta en escena.

Palm Springs es una comedia romántica, sí. ¿Es una película que se soluciona con física teórica? También. Pero, sobre todo, es un tipo de filme que actualiza el sentido de las relaciones. Sarah sabe que quiere estar con Nyles, pero también sabe que podría estar sin él.

Y ese giro actual en lo que se refiere a las relaciones, es lo que que salva al filme.

Literalmente hablando. Porque la idea de estar en un loop es salir de ahí. Y Palm Spings rompe con el molde del amor romántico, en este tipo de cintas y eso es también motivo de festejo.

Palm Spings

Dir: Max Barbakow

Guion: Andy Siara

Elenco: Andy Samberg, Cristin Millioti, Peter Gallagher, J.K. Simmons

Lonely Island Classics, Hulu

2020

Otras recomendaciones

"Hot Rod", de Akiva Schaffer

Rod quedó huérfano de padre muy niño y siempre ha buscado ser lo más cercano a él: un tipo que hacía acrobacias en moto, que desafiaban las leyes de la gravedad. La diferencia es que Rod es, digamos, torpe. No hay nada que no sea gracioso en este filme, que lleva por primera vez a los Lonely Island al cine, en pleno furor que habían conseguido en su estadía en Saturday Night Live. Es más, la película está cruzada por ese espíritu del clásico programa de tv de Estados Unidos.

“Popstar: Never Stop Never Stopping”, de Akiva Schaffer y Jorma Taccone

Andy Samberg hace de Conner Friel, una especie de Justin Bieber llevado al ridículo, en un falso documental que muestra la grabación del segundo disco de esta estrella, luego de su paso por una boyband famosa y de un gran primer disco. Todo se mueve dentro de la estupidez y el sinsentido y el resultado se vuelve absolutamente hilarante. Sobre todo por el tono de las canciones, que es otro de los fuertes de The Lonely Island: hacer buena música, cargada de risas.