Viernes, 19 de abril de 2024

La vida, la palabra y los traslados en un libro necesario para este 2020

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

8 Nov 2020 - 0:05

En “Anotaciones en la otra esquina del mundo”, Freddy Ayala Plazarte conjuga el viaje con la idea de contemplación y el análisis en un grupo de textos que mezcla ensayo con poesía.

Freddy Ayala Plazarte

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

8 Nov 2020 - 0:05

El poeta y ensayista Freddy Ayala Plazarte hace un viaje tanto por lugares como por ideas, en su nuevo libro. - Foto: PRIMICIAS

En “Anotaciones en la otra esquina del mundo”, Freddy Ayala Plazarte conjuga el viaje con la idea de contemplación y el análisis en un grupo de textos que mezcla ensayo con poesía.

El éxito del pensamiento está en su carácter irrefrenable. En sus saltos, en sus idas y vueltas, en ese tipo de estructura que el hipervínculo intenta replicar. Una cosa, una imagen, un clima, un olor, sonido y ciudad pueden dar pie a ideas, recuerdos, riesgos.

Se trata de ordenar eso o de calmar el ímpetu.

De entrada, con Anotaciones en la otra esquina del mundo (Bichito Editores, 2020), Freddy Ayala Plazarte va a salir “perdiendo”.

Algo bueno, en este caso. Porque el ejercicio es dejarse llevar e ir del punto A al punto B. Y de ahí a otro lugar. Casi como una explosión, que va a generar varios fragmentos dentro de los cuales el lector deberá ensimismarse.

Esa es la pérdida del autor, porque hay una magia en el libro y tiene que ver con su capacidad para encantar a quien lo lea, para que se apropie de lo ahí escrito y divague en sus propias reflexiones.

El autor no está del todo. Se pierde y se difumina. ¿Es eso posible? Sí, por el tipo de libro que es este.

Uno que engaña y que hace soportable el engaño por su forma, su estilo, sus ideas.

Porque en tiempos en los que el mundo llora la muerte de Javier Reverte, el gran escritor de viajes, la circunstancia permite que un lector llegue a esta publicación con un prejuicio sobre lo que podría ser un libro sobre lugares como París, Barcelona, Manta, Holguín, Praga, Hamburgo, Cuzco, Copenhague, Oslo, Quito, Roma…

Pero ese prejuicio desaparece con rapidez.

Anotaciones... es un reflejo sobre cómo la geografía determina al ser, a sus ideas, a sus impresiones.  Pero es también un recuento sobre cómo el carácter nómada de una persona -en este caso, del propio autor- es también reflejo de la experiencia nómada en la tierra del pensamiento.

Ayala Plazarte hace un giro de la literatura de viajes. No son los espacios necesariamente, ni sus historias -aunque sí se detiene varias veces en ciertos hitos-. Lo que importan son las reflexiones que se generan ahí.

El viaje es por las ideas. Así, los lugares se vuelven sitios de pasado, de presente, de construcción de futuro.

Todo en un tono que se puede saborear. No es que Ayala deba ser claro. En realidad, en algunos de los 14 escritos que forman el libro lo que resalta es el estilo del autor. A veces se trata solo de esconder el sentido en cómo está escrito: ¿Son varios poemas? ¿Se trata de ensayos? ¿Son ensayos que se mueven formalmente por la poesía?

Más que dar una respuesta, vale la pena disfrutar del resultado.

Temas que saltan de ciudad a ciudad

Ayala escribe sobre la memoria, sobre el sentido de la sombra, sobre lo que la oscuridad dice de los humanos. Contrapone el frío en el sur del planeta frente al frío en el norte.

Por un lado, la compresión de la vida como una consecución de hechos puntuales, interpelados por el viento helado. Por otro, el frío como experiencia de la naturaleza contrapuesta al progreso, de la mano de un análisis sobre el black metal noruego.

Punto de orden: Freddy Ayala Plazarte es autor de Una estridencia en el abismo de la luz / Conexiones entre el arte occidental y el metal extremo, un exquisito ensayo donde su pasión y conocimiento por este género musical regala uno de los mejores análisis sobre esos sonidos.

De regreso: El autor toca ideas como la propia existencia, su fragilidad. Habla sobre las ausencias, sobre las distancias, los espacios, la escritura como sentencia de las angustias -ante ese pasado repleto de situaciones, lugares y personas que ya no están-. Escribe sobre el sonido de las palabras.

Magia pura.

Que se conjura a través de ese estilo particular. Ayala Plazarte escribe:

“Uno empieza a alejarse cada vez del lugar que un día nació; uno cada día se aleja de la fecha que indicaba el nacimiento, mientras un álbum de fotos es el sacerdote que nos relata alguna imagen extraviada en el tiempo”.

Es de particular interés la reflexión quiteña en el libro, ligada a las protestas de octubre de 2019. Pero enfocada en el sentido del cacerolazo, cuando la gente salió balcones, terrazas y aceras a hacer sonar sartenes y ollas. Es ahí donde el autor lanza una pregunta que vale la pena hacerse en este momento, y en todos: ¿cómo puede afectar a la sensibilidad una coyuntura política?

La respuesta quizás está en el libro. O quizás en quien lo lee. Por eso la magia y la imprescindible necesidad de que este libro sea leído. Porque viajar es llegar a una solución. Y si ese viaje es por el territorio de las ideas, mejor aún.

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