Jueves, 16 de mayo de 2024
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La cultura del nudismo y su afán de protesta

Autor:

Fátima Cárdenas

Actualizada:

11 Ago 2023 - 5:56

Según la época, el cuerpo ha encarnado ideas revolucionarias que movieron a colectivos como el del Monte Veritá, una comuna que practicaba el nudismo, en los Alpes suizos.

Nudismo Monte Verita

Autor: Fátima Cárdenas

Actualizada:

11 Ago 2023 - 5:56

La comuna de nudismo del Monte Verità surgió en Suiza en 1900. - Foto: Archivo Mundo Diners

Según la época, el cuerpo ha encarnado ideas revolucionarias que movieron a colectivos como el del Monte Veritá, una comuna que practicaba el nudismo, en los Alpes suizos.

Esta nota está basa en el artículo "Nudismo", publicado en la revista Mundo Diners.

El nudismo fue un movimiento cuyos orígenes datan de comienzos del siglo XX y que cobró gran auge, sobre todo, en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Para entender bien esta cultura hay que contextualizarla en el marco de los progresos del saber médico y del higienismo.

Al nudismo hay que verlo como una manifestación de protesta surgida entre colectivos rebeldes y utópicos que aspiraban a romper con el orden establecido. Por lo tanto, en su faceta de movimiento de protesta social, aglutinó a miles de contestatarios, hombres de izquierda y, sobre todo, anarquistas.

Su gran pretensión era abolir las restricciones morales de la época y ampliar los márgenes de libertad personal. Esto suponía la reapropiación del cuerpo y recobrar el vínculo con la naturaleza.

Así las cosas, la desnudez era una metáfora de autenticidad y de un retorno a los orígenes. Tan es así que despojarse de la ropa era como despojarse de todo ese bagaje de adherencias impuestas por las convenciones sociales. De hecho, detrás del nudismo latía el deseo de recuperar a una humanidad oprimida por la irrefrenable ambición de lucro.

Nudismo Alemán

Fue en Alemania donde el nudismo tuvo más fuerza. Aunque también se practicó en el resto de Europa. En 1898 irrumpió la Freikörperkultur, una organización que agrupó a centenares de clubes que fomentaban esta práctica. Tal fue el éxito que en los años veinte contaba oficialmente con más de 100.000 miembros. En perspectiva, el colectivo bien podría considerarse como un antecedente de los movimientos ecologistas y hasta de los 'hippies'.

Por lo menos en lo que se refiere a Alemania, la edad de oro del naturismo finalizó con la llegada al poder de los nazis. A partir de esta época, la práctica se ocultó y pasó a la clandestinidad. El autoritarismo del régimen lo prohibió por sus claras vinculaciones con movimientos de izquierda.

Sin embargo, si se analizan más las cosas, los nazis no condenaron el nudismo, sino que lo instrumentalizó hábilmente. Allí vieron una magnífica oportunidad para exponer y promover públicamente los "cuerpos bellos y perfectos del hombre ario". Por ejemplo, los documentales de la cineasta Leni Riefenstahl en los que, a través de la desnudez, se exponen los valores de la raza germánica.

A raíz del fin de la Segunda Guerra Mundial, el nudismo volvió a tomar impulso, sobre todo, en la antigua República Democrática Alemana (DDR, por su sigla en alemán). Pero para estas fechas ya había perdido la identidad que lo había caracterizado.

La comuna de Monte Verità

Un capítulo aparte fue la fundación en 1900 de la comuna de Monte Verità, una pequeña elevación situada en Ascona, en el cantón suizo del Tesino. Su consigna fue derribar el orden burgués y crear un mundo nuevo conforme al socialismo primitivo. Este experimento social congregó a una multitud a que quería empezar de cero. Pero también se juntaron artistas, escritores, actores de cine, políticos prominentes y hasta revolucionarios.

Algunas celebridades asiduas a Monte Verità fueron Sigmund Freud, León Trotski, Mijaíl Bakunin, Herman Hesse, Isadora Duncan, Franz Kafka, Paul Klee, Max Weber. Además, la comuna de Monte Verità fue una especie de sanatorio para gente agotada y que había sucumbido a las exigencias de la vida en sociedad.

Finalmente, la utopía del Monte Verità terminó siendo un estruendoso fracaso. Hacia 1920 sus fundadores, probablemente cansados y decepcionados, optaron por vender el recinto a un banquero millonario, el barón Von der Heydt.